Convertirnos a la Buena Noticia para comenzar a vivir una vida nueva
1Sam. 1, 1-8; Sal. 115; Mc. 1, 14-20
Terminadas las celebraciones de Navidad y Epifanía iniciamos
el tiempo ordinario. Es el tiempo que media ahora hasta que comencemos la
Cuaresma que nos prepare para la Pascua. No hay celebraciones especiales del
misterio de Cristo en estos domingos que siguen, pero nosotros siempre estamos
celebrando a Cristo, porque estamos celebrando su salvación y su amor. Siempre
tenemos muchos motivos para dar gracias y para alabar al Señor y la Palabra de
Dios que se nos va proclamando va alimentando nuestra fe, nuestra vida
cristiana y tiene siempre para nosotros la novedad del Evangelio, la Buena
Noticia de nuestra Salvación.
Como sabemos a lo largo del tiempo ordinario, en las
eucaristías en medio de la semana, se va haciendo una lectura continuada de la
Palabra de Dios ya sea en el Evangelio como en la primera lectura. Quienes
seguimos con interés y escuchamos con fe la Palabra que se nos va proclamando vamos enriqueciendo
nuestra vida y vamos adquiriendo un conocimiento cada vez más profundo del
mensaje del evangelio, del mensaje de nuestra salvación. Es una riqueza grande
para nuestra vida y nos va haciendo saborear la sabiduría de Dios.
En el evangelio comenzamos por el evangelio de Marcos,
mientras en la primera lectura ahora en el año par iremos escuchando en
principio el libro de Samuel del Antiguo Testamento. Se comienza con la
historia de Samuel, presentándonos hoy su familia, por así decirlo, y las circunstancias
de su nacimiento, que iremos escuchando en los próximos días.
En el mensaje bíblico es normal que la presentación de
quienes fueron especialmente llamados por Dios para una función especial dentro
de la vida del pueblo de Dios, su nacimiento vaya rodeado de las maravillas de
Dios. Así descubrimos no obras humanas, sino con fe hemos de saber descubrir la
acción y la fuerza de la gracia del Señor. Es todo lo que rodea el nacimiento y
la infancia de Samuel que iba a ocupar un lugar muy importante en la historia
del pueblo de Dios.
Por su parte en el evangelio - son casi los primeros
versículos del primer capítulo tras la presentación del Bautista y el relato
del Bautismo de Jesús -, se nos presenta a Jesús haciendo el primer anuncio del
Evangelio y su invitación a la conversión para creer en la Buena Noticia que
nos proclama Jesús, la Buena Noticia que es Jesús mismo. Precisamente ese es el
sentido del primer versículo del evangelio: ‘Comienzo
de la Buena Noticia de Jesucristo, Hijo de Dios’. La Buena Noticia, el
Evangelio es Jesús; Jesús que es el Cristo, el Mesías, el Ungido del Señor y
que es el Hijo de Dios. Aunque hoy no hemos escuchado esas palabras, porque
comenzamos unos versículos posteriores, tendría que darnos para mucho meditar y
reflexionar.
‘Se ha cumplido el
plazo, está cerca el Reino de Dios’, es
el primer anuncio de Jesús. E invita a la conversión y a creer en El. Y como
una señal de quienes escuchan ese anuncio, se dejan cautivar por ese evangelio,
por esa Buena Noticia, a continuación nos narra la vocación de los primeros
discípulos. Ahí estamos contemplando quienes escuchan ese anuncio; quienes
escuchan y se ponen en camino.
Convertirse es darle la vuelta a la vida para comenzar
a vivir de una forma nueva. Es lo que contemplamos en aquellos primeros
discípulos. Comenzarán a vivir algo nuevo. Son invitados a seguir a Jesús y de
pescadores en aquellos lagos son invitados a ser pescadores de una pesca nueva. ‘Venid conmigo y os haré pescadores de
hombres’ Y creyeron, y cambiaron de vida, y lo dejaron todo, y se fueron
con Jesús.
¿Es así nuestra fe? ¿Es así nuestra disponibilidad para
seguir al Señor, cuando tantas reservas nos estamos haciendo tantas veces?
¿Estaremos dispuestos a abrir de verdad los oídos de nuestro corazón para escuchar la invitación y
la llamada del Señor?
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