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lunes, 13 de enero de 2014

Convertirnos a la Buena Noticia para comenzar a vivir una vida nueva

1Sam. 1, 1-8; Sal. 115; Mc. 1, 14-20
Terminadas las celebraciones de Navidad y Epifanía iniciamos el tiempo ordinario. Es el tiempo que media ahora hasta que comencemos la Cuaresma que nos prepare para la Pascua. No hay celebraciones especiales del misterio de Cristo en estos domingos que siguen, pero nosotros siempre estamos celebrando a Cristo, porque estamos celebrando su salvación y su amor. Siempre tenemos muchos motivos para dar gracias y para alabar al Señor y la Palabra de Dios que se nos va proclamando va alimentando nuestra fe, nuestra vida cristiana y tiene siempre para nosotros la novedad del Evangelio, la Buena Noticia de nuestra Salvación.
Como sabemos a lo largo del tiempo ordinario, en las eucaristías en medio de la semana, se va haciendo una lectura continuada de la Palabra de Dios ya sea en el Evangelio como en la primera lectura. Quienes seguimos con interés y escuchamos con fe la Palabra que se  nos va proclamando vamos enriqueciendo nuestra vida y vamos adquiriendo un conocimiento cada vez más profundo del mensaje del evangelio, del mensaje de nuestra salvación. Es una riqueza grande para nuestra vida y nos va haciendo saborear la sabiduría de Dios.
En el evangelio comenzamos por el evangelio de Marcos, mientras en la primera lectura ahora en el año par iremos escuchando en principio el libro de Samuel del Antiguo Testamento. Se comienza con la historia de Samuel, presentándonos hoy su familia, por así decirlo, y las circunstancias de su nacimiento, que iremos escuchando en los próximos días.
En el mensaje bíblico es normal que la presentación de quienes fueron especialmente llamados por Dios para una función especial dentro de la vida del pueblo de Dios, su nacimiento vaya rodeado de las maravillas de Dios. Así descubrimos no obras humanas, sino con fe hemos de saber descubrir la acción y la fuerza de la gracia del Señor. Es todo lo que rodea el nacimiento y la infancia de Samuel que iba a ocupar un lugar muy importante en la historia del pueblo de Dios.
Por su parte en el evangelio - son casi los primeros versículos del primer capítulo tras la presentación del Bautista y el relato del Bautismo de Jesús -, se nos presenta a Jesús haciendo el primer anuncio del Evangelio y su invitación a la conversión para creer en la Buena Noticia que nos proclama Jesús, la Buena Noticia que es Jesús mismo. Precisamente ese es el sentido del primer versículo del evangelio: ‘Comienzo de la Buena Noticia de Jesucristo, Hijo de Dios’. La Buena Noticia, el Evangelio es Jesús; Jesús que es el Cristo, el Mesías, el Ungido del Señor y que es el Hijo de Dios. Aunque hoy no hemos escuchado esas palabras, porque comenzamos unos versículos posteriores, tendría que darnos para mucho meditar y reflexionar.
‘Se ha cumplido el plazo, está cerca el Reino de Dios’, es el primer anuncio de Jesús. E invita a la conversión y a creer en El. Y como una señal de quienes escuchan ese anuncio, se dejan cautivar por ese evangelio, por esa Buena Noticia, a continuación nos narra la vocación de los primeros discípulos. Ahí estamos contemplando quienes escuchan ese anuncio; quienes escuchan y se ponen en camino.
Convertirse es darle la vuelta a la vida para comenzar a vivir de una forma nueva. Es lo que contemplamos en aquellos primeros discípulos. Comenzarán a vivir algo nuevo. Son invitados a seguir a Jesús y de pescadores en aquellos lagos son invitados a ser pescadores de una pesca nueva. ‘Venid conmigo y os haré pescadores de hombres’ Y creyeron, y cambiaron de vida, y lo dejaron todo, y se fueron con Jesús.

¿Es así nuestra fe? ¿Es así nuestra disponibilidad para seguir al Señor, cuando tantas reservas nos estamos haciendo tantas veces? ¿Estaremos dispuestos a abrir de verdad los oídos de  nuestro corazón para escuchar la invitación y la llamada del Señor?

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