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lunes, 18 de marzo de 2013


Si creemos veremos la gloria del Señor y crecerá más y más nuestra fe

2Reyes, 4, 18-21.32-37; Sal. 16; Jn. 11, 1-45
‘¿No te he dicho que si crees verás la gloria de Dios?’ replicó Jesús a Marta cuando pide que quitan la loza y ella dice que ya huele mal porque hace cuatro días que fue enterrado. Si nos fijamos en el texto de todo el relato del milagro de la resurrección de Lázaro esa es como la música de fondo, que se manifieste la gloria del Señor.
Cuando le anuncian, más allá del Jordán donde se encuentra, que Lázaro está enfermo dirá: ‘Esta enfermedad no acabará en la muerte, sino que servirá para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado en ella’.
Cuando les dice finalmente a los discípulos de venir hasta Betania en el diálogo que se establece entre Jesús y sus discípulos, donde les dice: ‘Lázaro, nuestro amigo, está dormido, voy a despertarlo’ y a la réplica de los discípulos diciendo que si está dormido ya despertará, les dirá claramente ‘Lázaro ha muerto, y me alegro por vosotros de que no hayamos estado allí, para que creáis’.
Luego se establecerá el diálogo con Marta que le sale al encuentro con la queja ‘si hubieras estado aquí no habría muerto mi hermano’ - será literalmente también la queja también de María - y Jesús lo que querrá es despertar la fe en aquellas hermanas, y no una fe cualquiera, sino la fe en la resurrección y la vida, la fe en El para poder resucitar y tener vida para siempre. ‘Yo soy la resurrección y la vida, le dice, el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá, y el que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre. ¿crees esto?’
Es por eso la réplica que hace Jesús finalmente con la que hemos comenzado este repaso al evangelio. ‘¿No te he dicho que si crees verás la gloria de Dios?’ Es por eso por lo que da gracias al Padre. ‘Te doy gracias porque me has escuchado; yo sé que tú me escuchas siempre; pero lo digo por la gente que me rodea, para que crean que tú me has enviado’.
Se manifestará la gloria de Dios para que los discípulos crean; se manifestará la gloria de Dios y crecerá la fe de aquella familia desde su dolor y desde la confianza total que ponen en Jesús. ‘Yo creo, Señor, que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo’.
Y se va a manifestar la gloria de Dios cuando Lázaro salga del sepulcro para que todos crean, para que todos aquellos que les rodean, todos aquellos que han venido al hogar de Betania para darles el pésame por la muerte de Lázaro, ahora cuando salga del sepulcro, todos crean. ‘Muchos de los que habían venido a casa de María, al ver lo que había hecho Jesús, creyeron en El’.
Todo un proceso y un camino de la fe. Los signos que Jesús realiza vienen a despertar la fe aquellos que los contemplan. Nosotros ahora cuando leemos estos textos, meditamos en todo cuando hizo el Señor nos convertimos también en testigos de la acción del Señor y también nuestra fe ha de crecer. Todo esto se realiza para que se manifieste la gloria de Dios, todo esto nos va a ayudar a nosotros a crecer en nuestra fe para que también seamos capaces de dar gloria a Dios. Todo esto nos ayuda a leer con unos ojos distintos cuando nos sucede o cuanto sucede a nuestro alrededor para descubrir la mano del Señor, para descubrir la gloria del Señor que se manifiesta, para que así vaya creciendo más y más nuestra fe.
Y es que la maravilla es descubrir cómo el Señor quiere a nosotros también resucitarnos, sacarnos del sepulcro de nuestras muertes, de nuestras dudas e inseguridades, de nuestros temores y cobardías, de nuestro desamor y nuestro pecado, de la indiferencia con que miramos muchas veces las maravillas del Señor. Quiere también resucitarnos a nosotros, para que tengamos nueva vida, para que demos en verdad siempre y en todo la gloria del Señor.

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