Convertios a mí de todo corazón
Joel, 2, 12-18; Sal. 50; 2Cor. 5, 20-6, 2; Mt. 6, 1-6.16.18
‘Convertios a mí de todo corazón… convertios al Señor Dios vuestro,
porque es compasivo y misericordioso…’ Es el grito, la invitación, la
llamada que escuchamos hoy al iniciar este tiempo de Cuaresma.
Todos somos convocados.
Hermosas las imágenes que nos ofrece la profecía de Joel. La Palabra de Dios en
este día es como una trompeta que nos convoca, nos congrega, nos llama. Es el
Señor compasivo y misericordioso el que nos llama y nos invita. No podemos
sentirnos tan abrumados por nuestros pecados que tengamos miedo, porque sabemos
que nos vamos a encontrar con el amor de Dios siempre misericordioso, siempre
compasivo.
Cuaresma,
camino hacia la Pascua. Cuaresma, camino que empezamos a recorrer hoy queriendo
prepararnos para la celebración pascual. Cuaresma, camino que nos conduce y nos
impulsa a caminos de perfección y de santidad. Cuaresma, un camino de
superación, de crecimiento, de purificación. Cuaresma, camino de gracia que nos
lleva al encuentro con el Señor.
‘Ahora es el tiempo de la gracia; ahora es
el día de la salvación’, nos decía la Palabra de Dios. No podemos hacernos oídos
sordos a la llamada del Señor. Tenemos que dejarnos reconciliar con Dios, como
nos dice el Apóstol. No es solamente que nosotros queramos reconciliarnos, sino
que es el Señor el que nos ofrece la reconciliación y el perdón.
Es un tiempo propicio. Como nos dice el Papa en su mensaje
para la Cuaresma de este año: ‘La Cuaresma nos ofrece una vez más la oportunidad de reflexionar
sobre el corazón de la vida cristiana: la caridad. En efecto, este es un tiempo
propicio para que, con la ayuda de la Palabra de Dios y de los Sacramentos,
renovemos nuestro camino de fe, tanto personal como comunitario. Se trata de un
itinerario marcado por la oración y el compartir, por el silencio y el ayuno,
en espera de vivir la alegría pascual’.
No
podemos detenernos en la brevedad de esta reflexión a entrar en todo detalle en
el mensaje que nos ofrece el Papa. Ocasión podemos tener en otros momentos. Sus
reflexiones las hace ‘a la luz de un
breve texto bíblico tomado de la Carta a los Hebreos:
«Fijémonos los unos en los otros para estímulo de la
caridad y las buenas obras»
(10,24)’. Va a insistirnos mucho en la caridad, en el amor, la solidaridad
que tanto se necesita en nuestro mundo y en el que los cristianos tendíamos que
destacar de manera especial
Como
nos dice al final de su mensaje ‘Ante un
mundo que exige de los cristianos un testimonio renovado de amor y fidelidad al
Señor, todos han de sentir la urgencia de ponerse a competir en la caridad, en
el servicio y en las buenas obras (cf. Hb 6,10). Esta llamada es especialmente
intensa en el tiempo santo de preparación a la Pascua’.
Iniciamos
nuestro camino con el rito de la imposición de la ceniza. Nos sentimos
pecadores, necesitados de conversión. Por eso dejamos caer la ceniza sobre
nuestra frente. Pero que no sea un rito sin mas que realizamos, sino que vaya
expresando en él nuestro deseos de convertirnos en verdad al Señor.
Y
si nos convertimos al Señor lleno de amor y de misericordia, es por los caminos
del amor, de la misericordia, de la solidaridad por donde hemos de caminar
nosotros. En eso tendremos que esforzarnos de manera especial en este camino de
cuaresma para que cuando llegue la pascua en verdad la celebremos con todo
sentido porque nos amemos más y nos sintamos más hermanos los unos de los
otros.
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