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viernes, 6 de agosto de 2010

Quiero subir contigo al Tabor esta tarde

Quiero subir contigo al Tabor esta tarde
oración

Quiero subir contigo, Señor, esta tarde
a la montaña del Tabor de la oración..
Te llevaste contigo
a Pedro, a Santiago y a Juan,
tus discípulos predilectos.
¿Me admitirás con ellos, Señor?
Tú querías que ellos tuvieran
la experiencia luminosa de tu gloria.

Pero sé que quieres seguir
manifestándote a nosotros, Señor.
No somos dignos
ni merecedores de tanta bondad
y muchas veces no somos capaces
de saborearlo debidamente
porque estamos tan llenos
de miseria y de pecado.

Pero el fuego de tu luz nos purifica
y sabemos, estamos seguros,
que quieres tenernos contigo
participando también de tu luz,
llenándonos de tu gloria.

La subida puede ser larga y penosa
Toda ascensión exige desprenderse,
muchas cosas se nos apegan,
muchos fantasmas nos distraen
pero merece la pena llegar a lo alto
para el encuentro contigo
y con tu gloria.

Pedro se atrevió a levantar la voz
para manifestar su dicha
quería quedarse allí para siempre.
Qué bien se está aquí,
hagamos tres tiendas,
pedía y soñaba en su entusiasmo.

Nos sentimos dichosos, sí,
de estar en tu presencia,
de gozar de tu presencia
en el Tabor de nuestra oración.

Que yo, Señor, aprenda a descubrirte;
que aprenda a conocerte
y a llenar mi corazón
de la dicha inefable
de tu amor permanente.

Ayúdame, Señor,
a hacer silencio en el corazón
para escucharte,
para escuchar la voz del Padre
que te señala como su Hijo,
amado y predilecto,
como la Palabra salida de su boca
que tenemos que escuchar.

Tantos son los ruidos que nos distraen,
que no nos permiten oír
claramente tu voz.
Nos distraemos con las apetencias
que se nos apegan a nuestro corazón
y hacen ruido en nuestra vida;
nos distraemos
con tantas voces engañosas
que nos vienen del mundo
para atraernos por sus caminos;
nos distraemos de escuchar tu voz
cuando solamente
nos escuchamos a nosotros mismos
y nos hacemos insensibles
a la verdad única que puede salvarnos.

Nos prometiste tu Espíritu
que será el que nos mueva el corazón
hacia lo verdadero
pero el que nos hará orar de verdad
porque sólo con El
podemos llamar a Dios Padre
y proclamar tu nombre
con toda autenticidad,
proclamar el santo nombre de Jesús,
proclamar que Jesús es el Señor.

Queremos quedarnos en silencio,
contemplándote
y escuchándote,
sintiéndote
en lo más hondo de nosotros mismos.
Aquí estás en la Eucaristía
con la misma gloria del Tabor.

Ilumínanos, Señor, con tu luz.
Llénanos de tu gloria.
Que me sienta inundado de tu presencia.
Que sienta el gozo del Señor en el corazón.

Aquí me quedo en silencio,
háblame en lo más hondo del corazón,
quiero escucharte, Señor.

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