2Reyes, 17, 5-8.13-15.18;
Sal. 59;
Mt. 7, 1-5
¡Cuánto nos cuesta hacer lo que Jesús nos dice hoy en el evangelio! ‘No juzguéis y no os juzgarán…’ Porque somos muy fáciles para el juicio y la condena, para manifestar lo que a nosotros nos parece sin saber realmente lo que pasa por el interior de la otra persona. Sólo de Dios es el juicio, porque sólo Dios conoce el corazón del hombre.
Pero nosotros queremos darnos fácilmente de que todo lo sabemos y de que todo lo hacemos bien. Nos es más fácil ver lo que pueda haber en el otro, por muy insignificante que sea sin darnos cuenta de la joroba que llevamos en nosotros. ‘¿Por qué te fijas en la mota que tiene el ojo de tu hermano y no reparas en la viga que llevas en el tuyo?’ La imagen y la comparación que nos pone Jesús es bien clara y significativa.
Me he encontrado con el siguiente relato de un antiguo filósofo griego que bien podría ayudarnos en este aspecto que estamos comentando.
‘Se cuenta que alguien le dijo una vez a Sócrates, ese gran filósofo de la antigua Grecia:
-"Escucha Sócrates, lo que tengo para contarte...
-Espera un momento..., le dice Sócrates. ¿Hiciste pasar lo que me quieres decir por los tres coladores?.
-¿Tres coladores?
-Si, amigo. ¡Tres coladores! Déjame ver si lo que quieres contar pasa por los tres coladores. El primer colador es la Verdad. ¿Comprobaste si todo lo que me quieres contar es verdad?
-No lo comprobé, pero la gente lo dice y...
-¡Ajá!. Pero seguro que lo comprobaste con el segundo colador, que es la Bondad. Lo que me quieres contar, ya que no está comprobado como verdad, por lo menos ¿es bueno?
-¿Bueno?. No, eso no, al contrario...
-Entonces, vamos a emplear todavía el tercer colador. Ya que lo que me quieres contar no sabes si es verdad y además no es bueno, dime: ¿es absolutamente necesario que me cuentes eso que te pone tan alterado?.
-No, no es justamente necesario.
-Entonces, le dice Sócrates: si lo que me quieres contar no cumple las tres condiciones de ser Verdad, ser Bueno y de ser Necesario ¡Entiérralo y no lo conviertas en un peso ni para vos ni para mí!’
asegurémonos entonces antes de hacer un comentario o un juicio sobre las otras personas de pasar por los tres coladores como dice Sócrates. Eso quiere decir que busquemos siempre lo bueno, la verdad, lo que sea verdaderamente importante. Siempre hay algo bueno en lo que fijarnos; siempre hay algo bueno que alabar y valorar; siempre estamos a tiempo para disculpar y para perdonar.
Pero nosotros queremos darnos fácilmente de que todo lo sabemos y de que todo lo hacemos bien. Nos es más fácil ver lo que pueda haber en el otro, por muy insignificante que sea sin darnos cuenta de la joroba que llevamos en nosotros. ‘¿Por qué te fijas en la mota que tiene el ojo de tu hermano y no reparas en la viga que llevas en el tuyo?’ La imagen y la comparación que nos pone Jesús es bien clara y significativa.
Me he encontrado con el siguiente relato de un antiguo filósofo griego que bien podría ayudarnos en este aspecto que estamos comentando.
‘Se cuenta que alguien le dijo una vez a Sócrates, ese gran filósofo de la antigua Grecia:
-"Escucha Sócrates, lo que tengo para contarte...
-Espera un momento..., le dice Sócrates. ¿Hiciste pasar lo que me quieres decir por los tres coladores?.
-¿Tres coladores?
-Si, amigo. ¡Tres coladores! Déjame ver si lo que quieres contar pasa por los tres coladores. El primer colador es la Verdad. ¿Comprobaste si todo lo que me quieres contar es verdad?
-No lo comprobé, pero la gente lo dice y...
-¡Ajá!. Pero seguro que lo comprobaste con el segundo colador, que es la Bondad. Lo que me quieres contar, ya que no está comprobado como verdad, por lo menos ¿es bueno?
-¿Bueno?. No, eso no, al contrario...
-Entonces, vamos a emplear todavía el tercer colador. Ya que lo que me quieres contar no sabes si es verdad y además no es bueno, dime: ¿es absolutamente necesario que me cuentes eso que te pone tan alterado?.
-No, no es justamente necesario.
-Entonces, le dice Sócrates: si lo que me quieres contar no cumple las tres condiciones de ser Verdad, ser Bueno y de ser Necesario ¡Entiérralo y no lo conviertas en un peso ni para vos ni para mí!’
asegurémonos entonces antes de hacer un comentario o un juicio sobre las otras personas de pasar por los tres coladores como dice Sócrates. Eso quiere decir que busquemos siempre lo bueno, la verdad, lo que sea verdaderamente importante. Siempre hay algo bueno en lo que fijarnos; siempre hay algo bueno que alabar y valorar; siempre estamos a tiempo para disculpar y para perdonar.
No enturbiemos nuestro corazón cargando sobre nosotros el peso de lo malo. Como hemos dicho en más de una ocasión llenos nuestros ojos de luz. Que la luz de nuestros ojos no sea nunca oscuridad, como nos ha dicho Jesús no hace mucho. Así seremos capaces de ver siempre lo bueno de los demás que va a brillar sobre cualquier cosa turbia que a nosotros nos pueda parecer vislumbrar. Pero eso dejémoslo al juicio de Dios
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