El testimonio del seguimiento generoso y con prontitud de Jesús provocó que otros muchos se acercaran también a Jesús.
Muchas veces habremos escuchado este texto de la vocación de Leví y habremos reflexionado sobre él. ‘Jesús vio a un recaudador al mostrador de los impuestos y le dijo sígueme…’ Ya sabemos cómo los judíos despreciaban a los de esta profesión a los que llamaban publicanos y eran considerados como pecadores. Conocemos su situación también por otros textos del evangelio.
‘Leví, dejándolo todo, se levantó y lo siguió’. Admirable su prontitud. Su encuentro con Jesús fue para él un motivo de alegría y de fiesta. ‘Ofreció en su honor (de Jesús) un gran banquete en su casa, y estaban a la mesa con ellos un gran número de recaudadores y otros’. También aquellos otros, considerados como pecadores, tuvieron la ocasión de estar a la mesa con Jesús.
El seguimiento de uno dio ocasión para que otros muchos se acercaran a Jesús. Ya sabemos la reacción de los fariseos y los escribas. ‘¿Cómo es que coméis y bebéis con publicanos y pecadores?’ Ya Jesús les dará la respuesta. ‘No necesitan médico los sanos sino los enfermos…’ y los que siendo enfermos no reconocen que lo están añadiríamos. Porque enfermos eran también los fariseos y los escribas pero no eran capaces de reconocerlo. Ellos también podían aprovechar la ocasión para acercarse a Jesús, sentarse a su mesa, alcanzar su salud y su salvación.
Porque Jesús se acerca a todos. Jesús es el Buen Pastor que va a buscar la oveja perdida allá donde esté, en el fondo del barranco o entre la maraña de los zarzales. Jesús llegará hasta nosotros y no le importará que sus pies se embarren con el fango del camino o sus vestidos queden hechos jirones porque tenga que meterse entre los zarzales para buscarnos y llevarnos con El. Ahora los fariseos y los escribas quieren ensuciar su nombre porque come con publicanos y pecadores. Pero ya sabemos la respuesta de Jesús. ‘No he venido a llamar a los justos sino a los pecadores, a que se conviertan’. Así nos busca siempre el Buen Pastor.
Podemos sacar muchas lecciones. Pero pensemos cómo nuestro testimonio puede ayudar a los demás, cómo nosotros sin con sinceridad nos acercamos a Jesús y también nos ponemos en camino de ir y estar con él, esa actitud nuestra, esas decisiones nuestras pueden ser voz que llame a los demás a que sigan también a Jesús. Podemos ser puente, mediación para los demás para ese encuentro con Jesús. Que nunca seamos obstáculo para que otros encuentren a Jesús.
Pensemos también que no podemos ser como aquellos fariseos que nos creamos buenos y ya salvados. No puede haber nunca ni cerrazón de nuestro corazón para la gracia de Dios que llega a nosotros, ni desprecio a los demás porque nosotros nos creamos mejores. Ese momento con el que comenzamos cada día la Eucaristía donde decimos que nos reconocemos pecadores, tiene que ser una actitud auténtica de nuestra vida. Siempre hemos de acudir a Jesús en búsqueda de su salvación. Y pensemos que con nuestro testimonio podremos hacer que otros muchos también hagan ese camino de búsqueda de salvación.
Un hermoso ejemplo y lección que nos ofrece hoy la vocación de Leví.
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