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jueves, 29 de octubre de 2009

¿Quién podrá apartarnos del amor de Cristo?

Rom. 8, 31-39
Sal. 108
Lc. 13, 31-35


‘Si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros?... ¿Quién podrá apartarnos del amor de Cristo?...’ Dos preguntas que se hace un enamorado de Cristo y que ha experimentado de manera muy profunda el amor de Dios en su vida.
‘El que no perdonó a su propio Hijo sino que lo entregó a la muerte por nosotros, ¿cómo no nos dará todo con El?’ Y a continuación manifiesta la certeza grande que tiene de lo que es el amor de Dios que no lo condena sino que lo justifica y lo salva. Cristo Jesús murió por nosotros, resucitó y está a la derecha de Dios intercediendo por nosotros.
Esto es algo que Pablo ha experimentado en su vida. Como reconocerá en otros momentos de sus cartas era él un pecador y Cristo vino a su encuentro y en su búsqueda. Se sabe perdonado y amado por Dios. Por eso dirá a continuación que nada podrá apartarlo de ese amor de Dios, de ese amor de Cristo.
Tiene que hacernos pensar. ¿Actuaremos siempre nosotros así y en todo? ¿podríamos decir nosotros lo mismo que san Pablo? Reconocemos que somos débiles y pecadores. ‘El espíritu está pronto pero la carne es débil’, que nos dice Jesús para insistirnos en que oremos y estemos vigilantes. Pero, ya sabemos, qué pronto nos viene la tentación y caemos.
La tentación es el pecado, pero tentación para nosotros son también muchas situaciones donde manifestamos nuestra debilidad, nuestra inseguridad, nuestra poca vigilancia. En los momentos fáciles más o menos marchamos, por decirlo de alguna manera, pero hay momentos de dolor y sufrimiento, de pruebas o dificultades, momentos en que las cosas no marchan sobre ruedas, sino que surgen los problemas, momentos de incomprensiones o de críticas que no nos gustan o nos molestan, ¿cómo reaccionamos? ¿nos mantendremos firmes en nuestra fe, en el camino emprendido, en la lucha por nuestros ideales, o flaqueamos, nos llenamos de dudas y hasta nos rebelamos?
Es ahí donde hay que sacar a flote y hacer brillar nuestra fe, lo que tiene que ser la autenticidad de nuestra vida cristiana. Lo que nos dice san Pablo hoy. ‘Nada podrá apartarnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús, Señor nuestro’.
Pidámosle a Dios que nos dé esa certeza y esa seguridad en su amor. Para ello tendríamos que recordar esas hermosas experiencias que tenemos de sentirnos amados por Dios. No las podemos echar en el olvido. Nos ayudará mucho en nuestra lucha contra la tentación y el pecado.
Pidámosle a Dios que nos dé la fortaleza de su Espíritu. Como don y regalo lo hemos recibido de manera especial en el sacramento de la Confirmación y su gracia está ahí para hacernos fuertes, para hacernos testigos valerosos. Reavivemos el don del Espíritu en nosotros.
Pidámosle que nos dé clarividencia y sabiduría para discernir lo bueno y lo malo y para seguir siempre por el camino recto aunque nos cueste.
Que se manifieste la salvación de Dios en mi vida.

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