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lunes, 10 de noviembre de 2025

No es cuestión de arrancar moreras para plantarlas en el mar, sino de ese cambio profundo de nuestras actitudes interiores para saber escuchar y aceptar la palabra de Jesús

 



No es cuestión de arrancar moreras para plantarlas en el mal, sino de ese cambio profundo de nuestras actitudes interiores para saber escuchar y aceptar la palabra de Jesús

Sabiduría 1,1-7; Salmo 138; Lucas 17,1-6

Todos podemos ser pequeños en la vida, o todos tendríamos que tener en muchas ocasiones las actitudes o comportamiento de los pequeños; que no se trata solo de números o de cuestiones de edad, sino que, como decíamos, tendrían que ser nuestras actitudes, la simplicidad y sencillez con que vemos o con la que actuamos en la vida, la malicia que quitamos de nuestra visión de la vida y de las cosas, la apertura y confianza con que nos mostramos en nuestras relaciones.

Pero, ya sabemos, hay tantas cosas que nos quitan esa inocencia, que meten la desconfianza en el corazón, que nos hacen poner una pizca de malicia en lo que hacemos, o nos enturbian los ojos para verlo todo negro y con desconfianza; cuantas cosas que nos hacen daño, y que no son cuestiones solamente de índole sexual, sino que lo encontramos en la falta de rectitud en la administración de aquello que tenemos entre manos, la poca responsabilidad con que se asume las tareas de la vida, las influencias que se hacen sobre unos y otros para mover los hilos de los intereses particulares, la falta de transparencia con que se vive la vida y cómo se ocultan aquellas cosas que nos pueden perjudicar, las posturas exigentes sobre los que creemos más débiles mientras le pasamos todo a los que son de los nuestros, la poca sinceridad con que se viven las mutuas relaciones y la falta de comprensión con los débiles o los que van tropezando en la vida.

Son tantos los escándalos que vamos contemplando a diario en nuestra sociedad, son tantas las manipulaciones, es tanto el daño que nos hacemos mutuamente, porque quizás los que podrían influir en la mejora de nuestra sociedad son los van comportándose con esa falta de rectitud y de alguna manera están incidiendo para que los demás hagan lo mismo, caigan también por esa pendiente resbaladiza.

Como se suele decir, hoy en el evangelio Jesús pone el grito en el cielo. Lamenta Jesús esas actitudes y posturas, ese daño que nos hacemos los unos a los otros y del que no siempre somos ajenos o están lejos de nosotros. Jesús nos está señalando las buenas actitudes que tendríamos que tener los que queremos optar por el Reino de Dios. Curar esos daños pero también prevenirlos, hacer examen meticuloso de la vida y tratar de enderezar esos caminos que tantas veces se nos tuercen, mostrar lo que es la verdadera compasión nacida de la misericordia y ayudar a los que vemos que pueden tropezar en la vida para que encuentren esa fortaleza que necesitan.

Y nos habla Jesús del perdón y de la corrección; nos habla Jesús de que mantengamos esa sencillez y pureza de corazón porque de lo contrario estaríamos destruyéndonos los unos a los otros. Es lo que nos va enseñando Jesús, pero que tantas veces nos damos cuenta que nos cuesta. ¿Tendremos fe y fortaleza interior suficiente para caminar esos caminos de rectitud y no dejar que se enraicé el mal dentro de nosotros?

Los discípulos cercanos a Jesús se dan cuenta de lo que les cuesta y les parece que no tienen suficiente fe para actuar conforme a las palabras de Jesús. Por eso le piden, como un día le pidiera aquel padre que se veía impotente ante lo que tenía que hacer con su hijo, que les aumentara la fe. Ha de ser también nuestra oración, para que nuestros ojos se llenen de claridad y nuestro corazón camine con humildad, reconociendo también nuestra debilidad.

‘Si tuvierais fe como un granito de mostaza, diríais a esa morera: “Arráncate de raíz y plántate en el mar”, y os obedecerá’, les dice Jesús. No es cuestión de arrancar moreras para plantarlas en el mar, sino de ese cambio profundo de nuestras actitudes interiores para saber escuchar y aceptar la palabra de Jesús. ¿Seremos capaces?


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