Vistas de página en total

miércoles, 5 de noviembre de 2025

Ama y serás feliz, pero seamos conscientes de lo que en verdad nos exige el amor para que sea auténtico y con todas sus consecuencias

 


Ama y serás feliz, pero seamos conscientes de lo que en verdad nos exige el amor para que sea auténtico y con todas sus consecuencias

Romanos 13, 8-10; Salmo 111; Lucas 14, 25-33

Ya está todo hecho, ama y serás feliz. ¿Será verdad? ¿Será algo tan fácil? Bueno, son unas conclusiones que muchos sacamos de las palabras que escuchamos hoy en el evangelio, pero mira por donde no todos entendemos lo mismo ni todos hacemos lo mismo. Es el lema de muchos que viven a su aire, aunque tendríamos que preguntarnos qué es lo que realmente entienden por amor. ¿Se quedará solamente en una sensualidad o en la búsqueda de unas satisfacciones que a la larga se pudieran convertir en egoísta porque solo lo pienso para mí, para mis satisfacciones particulares?

Seguimos sin negar esa primera cosa que hemos dicho casi como una sentencia, pero no siempre vemos pronto esa felicidad por amar, porque hemos de entender todo su sentido desde lo más hondo que es amar. Porque tenemos que pensar en amor como una donación de nosotros mismos, podemos pensar en lo que eso significa de entrega de mi mismo, porque ya no solo puedo pensar en mi mismo sino en aquel que amo para quien quiero lo mejor, quiero siempre el bien; y no siempre será fácil, porque podemos encontrarnos de frente algo que no nos agrade demasiado, porque tenemos que pensar en un vaciarnos de nosotros mismos porque queremos dar desde nosotros mismos al otro. Y eso no siempre es fácil, cuesta realmente ese olvidarme de mi mismo para solo pensar en el bien de aquel a quien amo.

¿Seré en verdad feliz por amar? Creo que va a entenderse desde el sentido que le estoy dando a mi vida, y entonces aun en el sacrificio que tengo que hacer de mi mismo para amar me voy a sentir hondamente satisfecho. Estaremos entrando en esa órbita de felicidad que no son solo placeres sensuales, sino algo que llega, nace y se desarrolla en lo más profundo de mí ser.

Se suele decir que el amor no es exigente y es cierto porque a quien amamos no le exigimos, a quien amamos trataremos con la mayor delicadeza y atención, a quien amamos le estamos regalando de nuestra vida y nuestro ser. Pero el amor será exigente conmigo mismo. Nos pueden salir como retoños brotes de insolidaridad o de cansancio, desánimo porque no encontramos respuesta para aquello que estamos dando, lo cual estaría señalándonos una falta de generosidad por parte de nosotros mismos, nos puede rebrotar el orgullo o el amor propio que pueden hacerle perder el brillo y la belleza a ese amor. Y es ahí cuando tenemos que ser exigentes con nosotros mismos, para podar esos malos brotes, para arrancar esas viejas raíces que pueden quedar dentro de nosotros. Y eso cuesta y es doloroso. Pero no dejaremos de ser felices con aquella felicidad honda que estábamos buscando.

Es lo que nos está diciendo hoy Jesús en el evangelio. Que no nos valen unos entusiasmos pasajeros. Cuántas veces en unos buenos momentos prometemos muchas cosas y que nos vamos a querer siempre y que no nos vamos a olvidar los unos de los otros y no sé cuantas cosas más. Pero pronto nos puede entrar la rutina de la vida y aquellos amores y entusiasmos se enfrían, decaen y terminan por morir. Cuántas amistades han comenzado con un entusiasmo rayano en la locura, pero con el tiempo se han difuminado y si acaso no se nos han vuelto en contra.

Seguía mucha gente a Jesús nos dice hoy el evangelista. Pero Jesús quiere dejar las cosas claras. Y habla de que seguirle no es cualquier cosa, nos habla de negación de nosotros mismos y de cruz, nos habla de hacer opciones serias y fundamentales en la vida de las que no nos podemos volver atrás; y nos dice Jesús que las cosas hay que pensarlas bien, como el que va a construir una torre que tiene que ver si será capaz de terminarla, o el rey que va a emprender una batalla y tiene que examinar con cuantas fuerzas cuenta para culminarla bien.

¿Seremos en verdad discípulos de Jesús? ¿Estamos al tanto de todo lo que nos exige el amor? ¿Llegaremos en verdad a ser felices? Yo creo que sí, que encontraremos la felicidad más honda.

No hay comentarios:

Publicar un comentario