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jueves, 11 de abril de 2024

Cuando pensamos en la vida eterna es querer en Dios vivir para siempre, pero es en el aquí y ahora cuando también tenemos que vivir esa vida de Dios

 


Cuando pensamos en la vida eterna es querer en Dios vivir para siempre, pero es en el aquí y ahora cuando también tenemos que vivir esa vida de Dios

Hechos de los apóstoles 5, 27-33; Salmo 33; Juan 3, 31-36

Leemos un libro porque alguien nos lo ha recomendado, porque conocemos su autor y lo consideramos bueno, porque nos gusta su literatura que es amena y agradable y trata de decirnos o enseñarnos cosas, buscamos un pensamiento que nos ayude en la vida, o nos sirve de entretenimiento con las cosas que nos cuenta, porque queremos aprender de lo que otro nos trasmite o queremos conocer nuestra historia, muchos y variados pueden ser los motivo por los que cojamos un libro en nuestras manos y dediquemos nuestro tiempo a su lectura. Cada uno tenemos nuestros gustos, tenemos nuestros sueños, buscamos algo para nuestra vida de una forma o de otra.

Cuando nosotros nos acercamos a la Biblia, ¿qué es lo que realmente vamos buscando? Es cierto que podemos encontrar muchas de todas esas cosas que hemos expresado previamente porque encontramos historias bellas, porque encontramos una bonita narración de sucesos y también bella literatura, porque podemos encontrar orientaciones que nos puedan valer para nuestra vida, pero la Biblia no se queda ahí.

Muchos buscan historia y tratan de compaginar o comparar conocimientos sobre hechos históricos con otros datos que pueden llegarnos por otros medios, pero la Biblia no se queda simplemente en un libro histórico; podemos buscar bonitos pensamientos que nos pueden hacer pensar sobre muchos aspectos de la vida, y es cierto que encierra una gran sabiduría en sus páginas, pero la Biblia no es simplemente un libro de consejos; podemos hacer comparación con movimientos filosóficos aparecidos en la historia y habrá cosas que se nos reflejen en sus páginas, pero la Biblia no es un simple libro de filosofía aunque mucho nos enseña sobre el sentido de la vida.

Muchos incluso tratarán de decirnos que en las cosas que se nos narran la Biblia tenía razón (y recuerdo un libro que incluso llevaba ese nombre), pero no nos podemos quedar ahí, porque sería muy parcial nuestro encuentro con la Biblia. Nosotros los cristianos decimos que la Biblia es la Palabra de Dios, porque eso es lo que realmente tenemos que ir a buscar en ella, ¿qué nos dice Dios? ¿Cómo se nos revela Dios? Y cuando decimos que es la palabra de Dios no podemos entrar en radicalismos de tomarnos al pie de la letra cada una de sus paginas, sino descubrir que es lo que hoy quiere seguir diciéndonos Dios a través de aquellos hechos, de aquellos acontecimientos, de aquellas palabras o incluso leyes con las que se relacionaba con un pueblo concreto en unas circunstancias concretas.

La Palabra de Dios tiene que ser algo vivo, algo que en verdad nos llegue a la vida, que nos pueda interrogar, o que nos pueda abrir caminos, que nos haga plantearnos las cosas desde lo más hondo de nosotros mismos y podamos en verdad sentirnos transformados por esa Palabra de vida que llega a nosotros. Es necesario un espíritu de discernimiento y de reflexión interior, pero es necesario dejarnos conducir por el espíritu de Dios que hoy a través de la Biblia sigue hablándonos al corazón.

Fijémonos en lo que hoy nos ha dicho el evangelio. Es toda una reflexión que el evangelista nos va ofreciendo a partir de aquel encuentro de Nicodemo con Jesús. ‘El que Dios envió habla las palabras de Dios, porque no da el Espíritu con medida. El Padre ama al Hijo y todo lo ha puesto en su mano. El que cree en el Hijo posee la vida eterna; el que no crea al Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios pesa sobre él’.

Nos habla palabras de vida para que creyendo en Jesús tengamos vida eterna. Ahí está lo importante. Lo que va a transformar nuestro corazón, porque nos da vida eterna. Ha venido Jesús para que tengamos vida y tengamos vida en abundancia, como se nos dirá en otro lugar. Y eso es lo que tenemos que buscar cuando vamos a Jesús, cuando escuchamos a Jesús, cuando creemos en El para llenarnos de vida eterna.

Como hemos venido reflexionando es la manifestación del amor que Dios nos tiene, y por eso nos entrega a su Hijo, y Jesús viene para que tengamos vida para siempre.  Y pensamos en la vida más allá de la muerte, porque en Dios queremos vivir para siempre, pero esa vida eterna es la que ahora y aquí también tenemos que vivir cuando nos llenamos de Dios. No es simplemente que seamos buenos e intentemos hacer cosas buenas, sino que vivamos a Dios en lo que somos y en lo que hacemos, en todo nuestro ser porque así será como participamos de su amor, pero con el mismo amor con que lo amamos, con todo nuestro ser, con toda nuestra vida. Es lo que buscamos y nos trasmite la Palabra de Dios.

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