Bernabé,
hombre bueno, lleno del Espíritu Santo que se dejó conducir por el Espíritu
para encontrar caminos nuevos de anuncio del evangelio
Hechos 11, 21-26; 13 1-3; Sal 97; Mateo
10,7-13
Hoy celebramos la fiesta de san
Bernabé, que es considerado como un Apóstol, aunque él no formara parte del
grupo de los Doce que fueron los que estuvieron con Jesús y fueron testigos de
la resurrección del Señor. El es fruto de aquellos primeros grupos que se
convirtieron con la predicación de Pedro y los Apóstoles después de
Pentecostés.
‘Bernabé era un hombre bueno, lleno del Espíritu Santo y de
fe’
lo define el libro de los Hechos de los Apóstoles. Natural de Chipre de él se
decía que era un hombre justo y se desprendió de sus posesiones para poner a
los pies de los apóstoles el dinero obtenido para compartirlo con la comunidad
como tan ejemplarmente aparece en aquella primera comunidad de Jerusalén donde
tenían una sola alma y un solo corazón y nadie poseía nada propio sino que todo
lo ponían en común.
Veremos
cómo la misión que le encomienda la comunidad de Jerusalén es bajar a Antioquia
para constatar el progreso del camino de la fe, porque muchos eran los que se
adherían a la comunidad creyendo en el nombre del Señor Jesús. ‘Y así mucha
gente se adhirió al Señor’, que dice el autor sagrado. Será quien vaya a
Tarso a buscar a Saulo, convirtiéndose en un valedor suyo ante las
desconfianzas que tenían por haber sido un perseguidor de los cristianos.
Más tarde
les veremos elegidos los dos, Bernabé y Saulo, por el Espíritu en medio de
aquella comunidad de Antioquia para comenzar lo que seria el primer viaje apostólico
de Pablo primero por Chipre y luego por toda aquella región del Asia Menor. Lo
veremos en otras actuaciones con la Iglesia de Jerusalén participando en aquel
primer concilio y más tarde ya emprendería viaje apostólico por su cuenta
separándose de Pablo.
Es por
ello por lo que es considerado Apóstol, aunque no formara parte del grupo de
los Doce, como ya decíamos. Pero de él destacaríamos esa generosidad de su
vida, desprendiéndose de todo para que nadie en la comunidad pasase necesidad,
pero también la iniciativa y el coraje apostólico para emprender la maravillosa
tarea de la evangelización.
Fue un
hombre que se dejó conducir por el Espíritu en esa generosidad mencionada de
desprenderse de todo pero también en la tarea de la evangelización. Elegido por
la comunidad y guiado por el Espíritu baja a Antioquia, como elegido por el
Espíritu en medio de la comunidad orante va con la misión del anuncio del
evangelio por el mundo. Pablo en sus cartas hace mención a las dificultades y
hasta persecuciones con que se encontraron y tuvieron que sufrir, y en esas
andaba también Bernabé en aquel primer recorrido que hacen por Antioquia de
Pisidia, Iconio, Listra y otros lugares de donde en ocasiones tuvieron que
salir a la carrera y donde sufrieron acoso y persecución por anunciar el nombre
de Jesús.
No era
tarea fácil la evangelización como no lo sigue siendo hoy. No todos eran
momentos idílicos y de paz y armonía, porque igual que Jesús fue rechazado el
que lleva el encargo de anunciar el Evangelio también se ve rechazado en
multitud de ocasiones. Cuando con toda radicalidad queremos anunciar y vivir el
mensaje de Jesús nos vamos a encontrar que las tinieblas rechazan la luz, y
fuerte es la hora de las tinieblas como lo dice Jesús mismo en el evangelio.
Creer en
el evangelio exige conversión como Jesús mismo pedía desde el principio de su
predicación. Y conversión significa aceptar algo nuevo dejando atrás nuestra
vida condición. Y no es fácil porque muchos con los apegos de la vida de los
que nos cuesta arrancarnos. Es necesario una fe profunda que nos siempre se
encuentra con toda claridad y desde lo más hondo de nosotros mismos sentimos
turbación, dudas, incertidumbres, apegos que nos confunden y nos llenan de
desasosiego.
Todos lo
sentimos en nuestro interior y aquel al que se le anuncia por primera vez la
novedad del evangelio no estará siempre dispuesto a aceptar o puede ver un
peligro para sus conveniencias y comodidades. Para muchos eso se convertirá en
un rechazo que será enfrentamiento con aquel que hace el anuncio del Evangelio.
Hoy
contemplamos a este Apóstol, Bernabé, que se convierte para nosotros en ejemplo
y estímulo para nuestra tarea de evangelización. Que tengamos esa generosidad
de corazón para dejarnos conducir por el Espíritu, para descubrir de verdad esa
fuerza e ímpetu del Espíritu para saber encontrar esos caminos nuevos para
responder también a los retos de nuestros tiempos, para ir a donde el Espíritu
quiera conducirnos, para sentir la fortaleza del Espíritu en medio de las
dificultades que podamos encontrar. No es que tengamos que hacer cosas
extraordinarias, sino solamente abrirnos a la acción del Espíritu para que en
esos momentos sencillos quizás de nuestra vida de cada día ser testigos de
nuestra fe.
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