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jueves, 6 de octubre de 2016

Busquemos el encuentro profundo con Dios en la sintonía de la oración que será siempre un gozarnos de Dios y de su amor

Busquemos el encuentro profundo con Dios en la sintonía de la oración que será siempre un gozarnos de Dios y de su amor

Gálatas 3,1-5; Sal: Lc 1,69-70.71-72.73-75; Lucas 11,5-13

Los amigos cuando se aprecian de verdad casi no necesitan pedirse el uno al otro cuando tienen alguna necesidad, porque ese mismo aprecio y amistad hará que siempre estemos atentos a lo que puede necesitar el amigo y se lo ofreceremos sin que él nos lo pida. Pero no se manifestará la amistad solamente en atender necesidades sino que habrá una hermosa sintonía en la que se sentirán a gusto el uno con el otro, se harán compañía y habrá una hermosa cercanía entre ambos en cualquier circunstancia que pudieran vivir.
De alguna manera Jesús cuando nos está hablando de la oración está partiendo en cierto modo de esta experiencia de la amistad, aunque llegará a algo aun más hondo porque nos hablará de la relación entre padres e hijos. En uno o en otro caso siempre estaremos atentos el uno al otro y es lo más hermoso simplemente disfrutarán de esa cercanía, de esa confianza, de ese amor.
Así tendría que ser nuestra oración, que no es solo acudir a Dios porque nos sentimos necesitados; es ese sentirnos a gusto con Dios porque nos sentimos amados y nosotros queremos corresponder a ese amor; es ese vivir esa presencia amorosa de quien nos ama y a quien amamos; es sentir la confianza de que nunca nos sentiremos solos ni abandonados, es la seguridad que encontramos en nuestra vida porque sabemos que nunca nos fallará.
Es cierto en la vida buscamos seguridades, queremos tener un apoyo en ese camino que muchas veces pudiera ser turbulento; lo tenemos, es cierto, en la amistad y en la convivencia con los seres que apreciamos y que nos hacen soñar en cosas hermosas; buscamos ese sentirnos fuertes, útiles, con un sentido para el caminar, nos proponemos objetivos, nos trazamos planes, buscamos entrenamientos, tenemos nuestros hobbys que son como estímulos para romper rutinas y vacíos.
Humanamente nos vienen bien todas esas cosas pero muchas de ellas pueden ser efímeras que un día se desvanecerán; por eso queremos algo más que nos trascienda, nos abra a horizontes de plenitud, ponga valores trascendentes en nuestra vida, nos haga soñar con ideales nobles y altos, queremos darle una espiritualidad que sea la raíz y el cimiento de lo que hacemos y de lo que vivimos. Eso lo podemos encontrar en Dios, tenemos la certeza de que lo vamos a encontrar en Dios.
Busquemos a Dios, busquemos un encuentro profundo con Dios. Es la sintonía de la oración, que es encuentro, que es presencia, que es escucha, que será también petición, que será siempre gozarnos en el amor, que será también acción de gracias, que nos hará crecer en nuestra espiritualidad, que nos llenará del conocimiento de Dios y de Dios mismo, que nos hará unos verdaderos amantes de Dios.

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