Es necesario tener criterios claros de lo que son los auténticos valores del evangelio para convertirlos en la riqueza de nuestra vida
Jeremías 18,1-6; Sal 145; Mateo
13,47-53
‘El reino de los cielos se parece también a la red que echan en el
mar y recoge toda clase de peces: cuando está llena, la arrastran a la orilla…’
Sigue Jesús hablándonos en parábolas. Nos compara el Reino de Dios, nos da las
señales del Reino de los cielos que nosotros hemos de vivir, nos habla con
sencillez de lenguaje para que todos entendamos, queremos ser los pobres y los
sencillos que acojamos en nuestra vida, que escuchemos allá en lo hondo del
corazón esta Palabra de Jesús.
Nos habla hoy de la red que echan en el mar y que recoge toda clase de
peces. Es la imagen del anuncio del Reino que a todos se hace, que todos pueden
escuchar; es la llamada y la invitación para que todos escuchemos ese anuncio,
seamos buenos o nos lo creamos o no seamos tan buenos porque somos pecadores;
el anuncio es para todos, porque para todos es la salvación.
Es la primera lectura que hacemos de esta parábola; ojalá no seamos
excluidos porque no seamos capaces de cambiar nuestra vida, porque nos
encerremos en nosotros mismos, porque queramos permanecer en nuestro pecado. La
llamada es una gracia porque es un regalo del Señor pero al que damos respuesta
para vivir en gracia, para vivir en santidad.
Pero con la parábola podemos pensar en algo más. Vivimos en un mundo
muy amplio y muy diverso; en ese mar de la vida hay toda clase de peces, nos
encontramos con muchas cosas, una buenas otras no tan buenas, unas que nos
ayudan a progresar en los verdaderos valores, otras que nos arrastran como rémoras
y nos quieren hundir en la ciénaga del mal.
Tenemos que aprender a discernir, a distinguir lo bueno de lo malo, a
tener las ideas claras y la voluntad firme para no dejarnos arrastrar por el
mal; la tentación nos acecha continuamente; el mundo que nos rodea quiere
confundirnos, nos dicen tantas cosas, eso no tiene importancia, eso es poca
cosa y total no vamos a ser perfectos siempre, mira lo que hacen todos a tu
alrededor ¿tú vas a ser distinto, vas a nadar contracorriente? Y así tantas
maneras de hacernos ver como bueno lo que no es tan bueno.
Es necesario tener criterios claros; tenemos que dejarnos iluminar por
la luz del evangelio, hemos de saber trabajar siempre por los verdaderos
valores, tenemos que cultivar la virtud en nuestra vida, hemos de sabernos
dejar impregnar por el sentido de Cristo. Ese ha de ser nuestro camino, nuestro
esfuerzo, nuestra lucha por superarnos día a día aunque nos cueste. El Espíritu
del Señor Jesús está con nosotros y es nuestro verdadero guía y nuestra
verdadera fortaleza.
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