No con reserva sino con profunda reflexión abramos nuestro corazón al mensaje de vida y salvación que llega a nuestra vida
Apocalipsis
21,9b-14; Sal
144; Juan
1,45-51
Alguna vez quizá nos vimos forzados a una situación en
la que en principio no queríamos vernos involucrados, pero por no querer
contradecir a un amigo al final aceptamos; en esos primeros momentos nos
ponemos en una actitud como de reserva a ver por donde van las cosas o cómo se
resuelven, poniéndonos como en distancia ante las personas con las que nos
encontramos o el momento que necesariamente tenemos que vivir. Quizá luego las
cosas cambias, hubo algo que nos llamó la atención e hizo que nuestra actitud y postura fuera otra totalmente
distinta.
Algo así es como yo veo a Natanael en aquel su primer
encuentro con Jesús. Felipe le había forzado a ir a conocerle, pero en él
estaban sus reservas, siendo además como era de Caná, un pueblo vecino a
Nazaret y que en esas rivalidades pueblerinas quizá no se llevaban muy bien. ‘¿De Nazaret puede salir algo bueno?’,
había sido la réplica que había hecho ante su invitación, pero al final
dejándose llevar por la insistencia de Felipe y de su amistad se había ido a
ver a aquel profeta que le anunciaban de Nazaret.
Pronto las cosas cambiaron ante la acogida y la
alabanza de Jesús, diciéndole además que lo conocía desde alguna situación que
solo Natanael conocía y termina haciendo una hermosa confesión de fe en Jesús.
‘Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres
el Rey de Israel’, había exclamado.
La liturgia nos presenta este texto del evangelio
cuando estamos hoy celebrando la fiesta del apóstol san Bartolomé, haciendo coincidir
en una misma persona a Bartolomé y a Natanael. Es la fiesta de uno de los
apóstoles, aquellos que fueron escogidos por Jesús con una muy especial
intención, pues iban a ser como las columnas sobre la que se iba a edificar la
Iglesia que Jesús constituía. Hoy el texto del Apocalipsis que hemos escuchado
nos hablaba de la Iglesia. ‘La muralla
tenía doce basamentos que llevaban doce nombres: los nombres de los apóstoles
del Cordero’.
Aquellos discípulos que por distintos caminos se habían
ido congregando en torno a Jesús - hoy estamos viendo esa manera particular de
llegarle noticia de Jesús a Natanael a través de su amigo Felipe - fueron luego
escogidos y llamados por su hombre por Jesús para constituirlos sus enviados,
sus apóstoles, que con la fuerza del Espíritu habían de llegar a los confines
del mundo anunciando el Evangelio. Las tradiciones nos hablan de cómo Bartolomé
anunciaría el evangelio por todo oriente medio llegando incluso hasta la India.
Nos hablarán también de su martirio, con el que se convirtió en especial
testigo - mártir - de Cristo derramando su sangre por el Evangelio que
predicaba.
En muchos aspectos podríamos concretar el mensaje que
recibimos en esta fiesta. Seamos como Felipe portavoces del conocimiento de
Jesús, llevando su anuncio a quienes estén a nuestro lado, aunque no lo
entiendan o en los que podamos encontrar rechazo. Rechazo y reserva encontró en
Natanael y le vemos luego hacer una hermosa confesión de fe en Jesús tras su
encuentro con El.
Pero también pensemos cómo de tantas maneras puede
llegar el anuncio del evangelio a nuestra vida. Siempre estamos necesitados de
ser evangelizados. Que nuestra actitud no sea la de la reserva o ponernos a la
distancia como si ese anuncio no fuera con nosotros. Tengamos apertura de
corazón para escuchar la voz del Señor que de tantas maneras llega a nuestra
vida. No con reserva, pero sí con profunda reflexión acojamos el mensaje que
nos llena de vida.
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