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martes, 24 de marzo de 2015

Reconozcamos que Jesús es el Señor pasando por la pascua de su pasión que nos lleva a la vida y salvación

Reconozcamos que Jesús es el Señor pasando por la pascua de su pasión que nos lleva a la vida y salvación

Números 21,4-9; Sal 101; Juan 8,21-30
‘Ellos le decían: ¿Quién eres tú?’ No terminaban de conocer a Jesús, de descubrir quién era realmente Jesús. Andaban confusos. El misterio de Dios que se manifestaba en Jesús no terminaban de desentrañarlo. Jesús les decía: ‘Yo me voy y me buscaréis, y moriréis por vuestro pecado. Donde yo voy no podéis venir vosotros’, lo que les hacia entrar en mayores confusiones. Por eso se preguntaban ‘¿Quién eres tú?’ ¿Andaremos nosotros confusos también haciéndonos la misma pregunta? Nos puede suceder.
‘Con razón os he dicho que moriréis por vuestros pecados: pues, si no creéis que yo soy, moriréis por vuestros pecados’, les decía Jesús. Si nos falta esa fe en Jesús no encontraremos la salvación. Habían visto sus obras; habían sido testigos de sus signos y milagros; habían escuchado sus parábolas y todo lo que les decía del Reino de Dios; les había invitado una y otra vez a la conversión. Pero no reconocían a Jesús como su Salvador, como el Hijo de Dios. Aún seguían pidiendo signos y cosas maravillosas.
‘Cuando levantéis al Hijo del hombre, sabréis que yo soy, y que no hago nada por mi cuenta, sino que hablo como el Padre me ha enseñado. El que me envió está conmigo, no me ha dejado solo; porque yo hago siempre lo que le agrada…’ Sería la gran señal, el gran signo que tendría que llevarnos a reconocer a Jesús. Lo mismo que Moisés había levantado la señal allá en medio del desierto, aquella serpiente de bronce. Pero ahora quien había de ser levantado en alto sería Jesús. Allí desde lo alto de la cruz nos atraería hacia El, porque entonces sí descubriremos donde está nuestra salvación.
Ya la Pascua es inmediata; el camino de la cuaresma que hemos venido haciendo casi toca a su fin y vamos a celebrar a quien ha sido levantado en lo alto, pero  no solo porque lo contemplemos en la cruz - se rebajó hasta someterse a una muerte de cruz, que dirá el apóstol más tarde - sino porque vamos a ver su nombre levantado sobre todo nombre, y todos vamos a proclamar que Jesús es el Señor.
‘¿Quién eres tú?’ Es el Señor; es nuestra Salvación; es el Hijo del Hombre del que había hablado el profeta pero es verdaderamente el Hijo de Dios. Cuando lo reconozcamos encontraremos la salvación; cuando lo reconozcamos nos encontremos con la luz y con la vida.
Algunas veces nos cuesta porque para llegar a ese reconocimiento hay que pasar por la cruz; es pascua, ese paso de Dios a través del sufrimiento, del dolor, de la pasión, de la cruz algunas veces nos cuesta verlo. Ese sufrimiento, ese dolor, esa pasión y cruz que vamos a encontrar tantas veces en nuestra vida y que se nos hace doloroso el reconocerlo. Pero ‘el que me envió está conmigo’, decía Jesús. Es lo que nosotros también hemos de saber reconocer, que Dios está con nosotros esa parte de la pascua que puede ser dolorosa en el sufrimiento, en la pasión, en la muerte. Pensemos en nuestros problemas, en nuestros sufrimientos, en los contratiempos con que nos vamos encontrando en la vida, en las cosas a las que tenemos que renunciar.
Pero sabemos que estando con nosotros el Señor tendremos vida, todo es gracia, no nos sentiremos abandonados, llega a nuestra vida la salvación. Seamos capaces de reconocerlo y vivirlo.

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