Caminos de Dios que viene hasta nosotros
Hechos, 9, 1-20; Sal. 116; Jn. 6; 53-60
Los caminos de Dios son caminos que vienen de Dios
hasta nosotros. Me explico. Aunque pensamos que somos nosotros los que hacemos
caminos buscando a Dios en el fondo es más bien Dios el que viene hasta
nosotros, se nos hace el encontradizo con nuestra vida, viene a nuestro
encuentro.
Es cierto que puede haber inquietud en nuestro corazón
y buenos deseos, que pueden haber ansias de plenitud y deseos de algo grande,
como también nos puede suceder que andemos caminos de rebeldía y de rechazo así
porque sí sin saber algunas veces realmente porque tenemos esa rebeldía y
rechazo de Dios en nuestro interior. Muchos vemos a nuestro alrededor muchas
veces con actitudes así o nos habrá podido pasar a nosotros en determinados
momentos. Se nos oscurece la vida por los problemas o porque no alcanzamos
aquello que deseamos y nos ofuscamos en nuestra rebeldía y muchas veces sin
razón.
Pero hemos de reconocer que la gracia de Dios es más
poderosa que todo eso y, sin violentarnos ni hacernos perder nuestra libertad,
sin embargo mueve nuestro corazón para que tengamos un momento de luz cuando
llega a nuestra vida y podamos dar una buena respuesta.
Hemos escuchado cómo Jesús resucitado le sale al encuentro
a Saulo en el camino de Damasco. Era un hombre bueno, hemos de reconocer, que
quería actuar con rectitud desde lo que él sabía o creía saber. Le vemos
rebelde dando coses contra el aguijón, y por eso va a Damasco buscando a los
que seguían el camino de Jesús porque era algo que no podía soportar.
¿Qué sabía de Jesús? ¿Qué conocimiento tenía de El?
Ahora se va a encontrar con Jesús, porque Jesús viene a su encuentro, le sale
al paso en el camino a la entrada de la ciudad, y todo va a ser distinto. Fue
tan grande la luz que lo iluminó que sus ojos de la carne se le cegaron, pero
la gracia de Jesús le iba a abrir bien los ojos para que pudiera disfrutar de
esa Luz.
‘Saulo, Saulo, ¿por
qué me persigues?... ¿Quién eres, Señor?... Soy Jesús a quien tú persigues.
Entra en la ciudad y allí te dirán lo que tienes que hacer’. Es el encuentro con el Señor. La
gracia del Señor que le tumbó de su orgullo y su prepotencia. Siempre se dice
que fue derribado del caballo, aunque en el texto sagrado nunca aparece ningún
caballo, pero sí tenemos que pensar en ese caballo que llevaba en su interior
en su prepotencia y en su orgullo. Ahora tendrá que aprender a dejarse hacer
por el Señor.
Mientras van sucediendo estas cosas a las puertas de la
ciudad, el Señor se le manifiesta a Ananías para darle instrucciones de lo que
ha de hacer. ‘Señor, he oído hablar de
ese individuo y del daño que ha hecho a tus fieles en Jerusalén. Además trae
autorización de los sumos sacerdotes para llevarse presos a todos los que
invocan tu nombre’.
Conocida era la rebeldía interior de Saulo, pero el
Señor lo ha escogido para algo grande. ‘Anda,
ve; que ese hombre es un instrumento elegido para dar a conocer mi nombre a
pueblos y reyes. Ya le enseñaré yo lo que tiene que sufrir por mi nombre’.
Era un elegido del Señor. ‘Instrumento
elegido’, dice el Señor. grande sería la obra de Saulo que luego ya se
llamará Pablo en sus recorridos por el mundo anunciando el nombre de Jesús y
con sus cartas apostólicas que siguen siendo alimento para nuestra fe y nuestra
vida cristiana, porque las reconocemos como Palabra de Dios.
Y todo esto ¿qué nos dice a nosotros? El Señor también
viene a nuestro encuentro con la riqueza de su gracia que nos llama a una vida
nueva. Nos cuesta abajarnos muchas veces de ese caballo en el que nos hemos
subido y nos cuesta dejarnos conducir por el Señor. Pero cuánto estará
esperando el Señor de nosotros. También somos unos elegidos del Señor y el
Señor tiene sus planes sobre nosotros y nuestra vida.
Dejémonos conducir por la gracia del Señor, dejémonos
encontrar con El. Espera mucho de nosotros. Nos invita hoy a que le comamos
para tener vida en El para siempre, como hemos escuchado en el Evangelio. ‘El que me come vivirá por mí… el que coma
de este pan vivirá para siempre…’ nos dice.
No hay comentarios:
Publicar un comentario