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miércoles, 9 de noviembre de 2011

Vas edificando este templo que somos nosotros

1Cor. 3, 0-11.16-17;

Sal. 45;

Jn. 2, 13-22

Celebramos hoy una fiesta litúrgica que tiene especial significado y relevancia para toda la Iglesia, aunque nos pareciera que fuera, por así decirlo, sólo algo local referido a la Iglesia de Roma. Hoy es la Dedicación de la Iglesia de san Juan de Letrán. Asi la conocemos habitualmente como la catedral del Papa, porque es la sede del Obispo de Roma, de ahí su significación y relevancia. Su verdadero título es Archibasílica del Santísimo Redentor y de los santos Juan Bautista y Juan Evangelista, madre y cabeza de todas las Iglesias.

Esta celebración que nos ayuda a vivir en comunión con el Papa, como así tiene que ser para todos los cristianos, nos puede dar ocasión para hacernos hermosas reflexiones que nos ayuden a profundizar en el misterio de Cristo que se hace presente en nuestra Iglesia y en nuestra vida, como verdaderos templos del Espíritu que somos.

Quería fijarme de manera especial en el prefacio de la Misa de la Dedicación de la Iglesia. Así se nos dice, o decimos, como motivación de nuestra acción de gracias al Señor. ‘Porque en esta casa visible que hemos construido donde reúnes y proteges si cesar que hacia ti peregrina, manifiestas y realizas de manera admirable el misterio de tu comunión con nosotros’. Nos reunimos en el templo santo, congregado e invitados por el Señor, y en ese allí reuninos y congregarnos se está manifestando ese misterio de comunión con Dios.

Qué importante esta vivencia de la comunión, entre nosotros y con Dios. No tendría sentido hacerlo de otra manera, que no hubiera esa comunión entre nosotros. Cuántas consencuencias tendríamos que sacar para nuestra vida, para nuestra relación con los hermanos. No vivimos ni celebramos nuestra fe de forma aislada, separados unos de otros. Cómo tenemos en consencuencia que amarnos, sentirnos en unión y comunión, porque así manifestamos nuestra verdadera comunión con Dios.

Pero se dice algo más en el prefacio y también muy importante. ‘En este lugar, Señor, tú vas edificando aquel templo que somos nosotros, y así tu Iglesia, extendida por toda la tierra, crece unida como Cuerpo de Cristo, hasta llegar a ser la nueva Jerusalén, verdadera visión de paz’.

Nos reunimos en este templo material, esta casa visible que llamamos también iglesia, pero somos nosotros ese verdadero templo de Dios. Recordemos cómo hemos sido consagrados en nuestro bautismo. Y así constituimos todos la Iglesia, verdadero Cuerpo de Cristo, que camina hacia la Jerusalen del cielo, donde un día gozaremos de la visión de Dios. Lo que aquí ahora celebramos en la liturgia en este templo visible que es la Iglesia, es un anticipo y preparación para lo que vamos a vivir en la gloria de Dios en el cielo.

Esto tiene también sus exigencias para nosotros. Y la primera exigencia es la santidad de nuestra vida. Cómo tenemos que resplandecer de santidad. Cómo tienen que brillar en nosotros esas perlas preciosas que son nuestras buenas obras. Si nos gusta cuidar nuestros templos, tenerlos limpios, bellamamente adornados e intentamos buscar lo mejor para su ornamentación porque decimos que son templo santo que nos ayudan a sentir y vivir la presencia de Dios, ¿por qué no pensamos en cómo tenemos que brillar nosotros por la santidad de nuestra vida, que somos también ese templo santo de Dios? Adornemos nuestro espiritu y nuestro corazón con las mas bellas virtudes porque en nosotros mora el Espíritu Santo de Dios.

‘¿No sabéis que sois templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en vosotros?’ , nos decía el apóstol san Pablo en la carta a los Corintios. Y Jesús nos ha hablado en el evangelio del templo que es su cuerpo. ‘Destruid este templo y en tres días lo reedificaré’, les dice cuando ellos pensaban que se estaba refiriendo a aquel templo de Jerusalén. Como dice el Evangelista ‘El hablaba del templo de su Cuerpo. Y cuando resucitó de entre los muertos se acordaron de que lo había dicho’.

Cuidemos, pues, la santidad de nuestra vida porque somos ese templo de Dios.

http://www.vatican.va/various/basiliche/san_giovanni/vr_tour/index-it.html para visitar de forma virtual la basilica de san Juan de Letrán

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