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martes, 31 de marzo de 2009

Si no creéis que ‘yo soy’ moriréis por vuestros pecados

Núm. 21, 4-9
Sal. 101
Jn. 8, 21-30

Ellos decían ¿Quién eres tú?’ No terminan de entender las palabras de Jesús y hacen sus interpretaciones. Cuánto les costaba entender y conocer a Jesús. Se habían hecho a una idea y cuando Jesús se les presentaba de otra manera era ya difícil entenderlo y conocerlo. No podemos acercarnos a Jesús con ideas preconcebidas.
‘Con razón os he dicho que moriréis por vuestros pecados: pues si no creéis que yo soy, moriréis por vuestros pecados…’ Jesús les habla claramente. Es necesario creer en Jesús y creer en Jesús es aceptar que viene del Padre, que es el enviado del Padre, que es el Hijo de Dios.
De alguna manera Jesús está hablando de su divinidad. Dándose a conocer en toda su profundidad. ‘Yo soy’ es la expresión hebrea del nombre innombrable de Dios. Cuando se manifiesta en el Horeb en medio de la zarza ardiendo a Moisés y éste le pide que le diga un nombre para poder decirle a los israelitas de parte de quién es enviado, Dios le dice: ‘Yo soy, esto dirás a los israelitas: Yo soy me envía a vosotros’. Y esa es la expresión que Jesús está utilizando.
Al menos podían comprender que era el Mesías Salvador. Por no creer en El, morirían por sus pecados. ‘Con razón os he dicho que moriréis por vuestros pecados; pues si no creéis que yo soy, moriréis por vuestros pecados’. Luego es el que viene a perdonar los pecados, como lo señala el Bautista, ‘Este es el Cordero de Dios que quita los pecados del mundo.’
Cuando sea levantado el Hijo del Hombre sabréis que yo soy’, termina diciéndoles Jesús- Clara referencia a la serpiente de bronce levantada en el desierto por Moisés de la que nos habla la primera lectura. esa referencia directa la hace Jesús en otro momento del evangelio de Juan, cuando la visita de Nicodemo en la noche a Jesús. ‘Lo mismo que Moisés levantó la serpiente en el desierto, así será levantado el Hijo del Hombre para que todo el que cree en El no muera, sino que tenga vida eterna’. También en otro momento Jesús nos hablará de que será levantado en lo alto y todos nos sentiremos atraídos hacia El. Habla de su muerte en la Cruz y de su resurrección. Y ya hemos reflexionado diciendo que en la muerte y la resurrección de Jesús es la mayor manifestación de la gloria de Dios.
Se siente Jesús seguro en lo que hace porque no se siente solo el Padre está con El. ‘El que me envió está conmigo, no me ha dejado solo, porque yo hago siempre lo que le agrada’. Es el enviado del Padre y el Padre está con El. Sin embargo en la cruz pasará por la prueba de la soledad: ‘Dios mío, Dios mío, por qué me has abandonado’, gritará Jesús repitiendo las palabras del Salmo.
Una invitación clara y contundente a creer en Jesús para que creyendo en su nombre alcancemos la salvación, el perdón de los pecados. Todo nos va conduciendo en estos días, en la cercanía de la celebración de la pasión, muerte y resurrección del Señor a que nos reafirmemos fuertemente en nuestra fe en Jesús. Es desde esa luz de la fe y desde el sentido del amor donde contemplaremos y podremos comprender el Misterio que celebramos, el Misterio de nuestra Redención que es Misterio de fe y de amor.

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