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lunes, 9 de febrero de 2009

¡Cuántas son tus obras, Señor...!

Gén. 1, 1-19

Sal. 103

Mc. 6, 53-56

‘Cuántas son tus obras, Señor, y todas las hiciste con sabiduría. La tierra está llena de tus criaturas. Bendice alma mía, al Señor’. Así queremos bendecir y alabar al Señor cuando contemplamos la obra de su creación. Miramos la naturaleza que nos rodea, nos sumergimos en la inmensidad del universo, y no podemos hacer otra cosa que cantar al Señor, bendecir a Dios sabio y poderoso, creador de todas las cosas.

Hoy en la primera lectura hemos comenzado el libro del Génesis. Primer libro de la Biblia y primero de esos cinco libros que componen el Pentateuco. La Torá para los judíos, la ley del Señor. Fundamentaban su fe en la Ley y los Profetas. Cuando decían la Ley estaban refiriéndose a estos cinco libros del Pentateuco cuyo primero es el Génesis.

Génesis, el origen, el principio. Se nos narra la obra de la creación como hoy y en los próximos días escucharemos. Estaremos leyendo el Génesis en las próximas dos semanas hasta que comencemos la Cuaresma. Hoy hemos escuchado el relato de la creación que se completará con la lectura de mañana, mientras pasado mañana escucharemos un segundo relato de la Creación. No es momento de extendernos en la formación de los libros bíblicos, pero decir brevemente que el autor sagrado recogió dos tradiciones de la creación proponiéndolas en el texto sagrado.

Hay una palabra que decir que leemos estas páginas que nos narran la creación, el pecado del hombre y la promesa salvadora de Dios. ¿Qué es lo que allí vamos buscar? ¿Con qué tipo de libro nos estamos encontrando? ¿Ciencia, historia, mito, leyenda…?

Nada de eso pretende ofrecernos el autor sagrado. Es la lectura creyente de la vida del hombre y del universo creado. Allí sólo vamos a buscar un mensaje de revelación que nos habla del misterio de Dios y que en consecuencia quiere abrirnos a entender el misterio del hombre y de todo el universo. No quiere contarnos una historia, no se queda en un mito o una leyenda, no pretende ofrecernos datos científicos. Desde una cosmovisión del hombre antiguo se acerca al misterio de Dios. Y descubrimos que detrás de toda ese universo inmenso y por encima del hombre que lo habita está el Dios creador que es el que ha dado vida y existencia a todo el universo y en consecuencia al hombre.

La ciencia seguirá su camino para investigar y hablarnos del origen del universo y de la vida. Pero sólo la fe podrá descubrirnos al Dios Creador que está en el origen de todo. Y es lo que viene a decirnos el libro del Génesis. Revelación que nos hablará de la grandeza del ser humano al que Dios ha creado a su imagen y semejanza, como mañana escucharemos, para hablarnos así de la dignidad del hombre creado por Dios y puesto en el centro de la creación. Como rezaremos mañana con el salmo. ‘Qué es el hombre, para que te acuerdes de él, el ser humano para darle poder? Lo hiciste poco inferior a los ángeles, lo coronaste de gloria y dignidad, le diste el mando sobre las obras de tus manos, todo lo sometiste bajo sus pies’.

Nos queda a nosotros reconocer la grandeza y el poder del Señor para adorarle y para alabarle. ‘Tú sólo eres bueno y fuente de vida, hiciste todas las cosas, para colmarlas de tus bendiciones, y alegrar su multitud con la claridad de tu gloria… Te alabamos, Padre santo, porque eres grande, porque hiciste todas las cosas con sabiduría y amor. A imagen tuya creaste al hombre y le encomendaste el universo entero, para que, sirviéndote sólo a ti, su creador, dominara todo lo creado…’

Que así siempre reconozcamos la grandeza del Señor y cantemos su alabanza.

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