Como
María hemos de sentirnos agraciados de que Dios quiere contar con nosotros para
seguir haciéndose presente en nuestro mundo
Isaías 7, 10-14; Salmo 23; Lucas 1, 26-38;
Ya me las arreglo yo. Lo habremos dicho
en más de una ocasión en que alguien se ha ofrecido a ayudarnos a realizar
aquel trabajo, a sacar adelante aquel proyecto en el que hemos puesto mucha ilusión,
pero queremos hacerlo por nosotros mismos, mostrar que somos capaces y podemos,
¿quizás no queremos estar agradecidos porque otros nos echaron una mano y
pudimos sacarlo adelante? Tengo un amigo que siempre anda agobiado por todo el
trabajo que tiene; es cierto que es un trabajo fruto de sus ideas y su ingenio,
pero sería un trabajo en que echar mano de otras personas que realicen su parte
y entre todos, en equipo, podrían incluso sacarlo mejor adelante. Pero quiere
hacerlo él porque piensa que al fin todo luego tiene que pasar por su
supervisión. Y no hay manera. Pero sucede en muchas cosas y aspectos de la vida
y a muchas personas.
Por lo que hoy escuchamos en el
evangelio parece que Dios no quiere trabajar de esa manera en solitario. Quiere
contar con nosotros, quiere contar con esa humanidad que ha creado y por la que
lo está haciendo todo cuando nos ofrece un camino de salvación.
¿No es eso lo que realmente estamos
escuchando en el evangelio hoy? Dios, que desde siempre había prometido un
salvador, promesa repetida a través de los profetas – colaboradores de Dios, también
tendríamos que decir - a lo largo de todos los tiempos cuando llega el momento
de la plenitud de los tiempos quiere contar con María. Lo hemos escuchado hoy
en el evangelio, el ángel del Señor viene de parte de Dios, podíamos decir, que
a pedir el consentimiento de María.
Nos conocemos más que bien el diálogo
pues es un pasaje del evangelio escuchado un millón de veces. Viene el Ángel
del Señor a ofrecerle a María el plan de Dios. Dios se ha fijado en ella,
quiere contar con ella para encarnarse en sus entrañas. Aun con las ansias de
todo buen judío de la pronta venida del Mesías – esa era su súplica constante –
pareciera que a María se le trastocan todos sus planes. María medita,
considera, duda y pregunta, pero María se siente en las manos de Dios. Se
siente superada en todos los sentidos por el Misterio que siente que la inunda.
Luego cantará en su acción de gracias que el ‘poderoso se ha fijado en la
pequeñez de su esclava y ha realizado obras grandes’, pero María dirá sí al
plan de Dios. ‘Aquí está la esclava del Señor, hágase en mi según tu
palabra’, responderá finalmente al ángel.
Estamos escuchando y meditando este
evangelio ya en la cercanía de la Navidad. Poder celebrar la Navidad del Señor
es una gracia de Dios, es un regalo del Señor. Tenemos que sentirnos
agraciados, como María se sentía agraciada porque Dios había puesto sus ojos en
ella. ‘Has hallado gracia ante Dios’, le dice el ángel. Igualmente
nosotros tenemos que decir, porque Navidad significa que Dios sigue pensando en
nosotros que en nosotros quiere hacerse presente. Ya nos dirá el evangelio en
otro lugar que ‘tanto amó Dios al mundo que nos entregó a su Hijo Unigénito’.
Es el amor que Dios nos sigue teniendo y al que hemos de corresponder, es la
gracia que Dios quiere tener con nosotros por la que en verdad tendríamos que
sentirnos más agradecidos.
Pensar en todo esto nos tiene que hacer
reflexionar sobre nuestra manera de celebrar la Navidad. Porque cuidado que
celebremos navidad pero sin Navidad; celebremos navidad porque nos metamos en
ese ambiente de fiesta, de luces, de adornos, de fiestas pero realmente no
estemos dejando a Dios hacerse presente en nuestra vida. ¿Cuántas veces
celebramos una fiesta de navidad muy familiar y de mucha alegría pero en ningún
momento hemos tenido un tiempo para considerar el misterio que estamos
celebrando? Nos hace mucha más gracias la llegada del papá Noel con sus
regalos, que el Dios que viene a morar en nosotros y con nosotros dándonos el
mejor regalo de su amor.
¿En verdad nos sentiremos agraciados de
Dios al celebrar Navidad, más llenos de la gracia de Dios para hacerlo más
presente en nuestra vida y nuestro mundo? Habría que ponerse a pensar. De
muchas maneras querrá hacerse presente en nuestra vida, dejémonos sorprender
porque nos podrá llegar de la forma que menos pensemos. Y no olvidemos que Dios
quiere contar con nosotros y en nosotros realizará cosas grandes.
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