En
medio de las turbulencias por las que pasamos por la vida hoy se nos anuncia el
nacimiento de quien viene como Salvador y nos trae la paz
Jeremías 23, 5-8; Salmo 71; Mateo 1, 18-24
Algunas veces hay que pasar por
momentos oscuros para llegar a saber bien lo que significa la luz; después de
la tormenta disfrutaremos mejor de lo que es la tranquilidad y la paz. Podrían
parecer afirmaciones contradictorias o difíciles de entender. Pero creo que
tenemos la experiencia de que desde los momentos más dificultosos o
tormentosos, y ya no me refiero a la meteorología, han podido surgir cosas
maravillosas y extraordinarias para la vida.
Me hago de entrada esta reflexión ante
los textos de la Palabra de Dios que hoy nos ofrece la liturgia. Por una parte
eran difíciles los momentos que vivía el pueblo judío en los tiempos de la
cautividad de Babilonia tras los momentos tumultuosos que habían tenido en su
historia que le habían llevado a la destrucción de Jerusalén y a la cautividad,
y es cuando el profeta anuncia unos tiempos nuevos de liberación con la aparición
de un vástago de David que será el monarca que dará la salvación a Judá e
Israel; palabras escuchadas con el sentido profético que mantienen la esperanza
en un Mesías liberador que Dios les concederá. Lo escuchamos nosotros hoy como
referencia a Jesús nuestro Salvador en la próxima celebración de su nacimiento
en la Navidad.
Pero si nos fijamos en el evangelio
veremos una situación semejante; son grandes las turbulencias que pasan por el espíritu
de san José ante el conocimiento del embarazo de María; cosas que le llenan de
dudas, cosas que le cuesta comprender, pero José es un creyente de una fe
profunda y se deja conducir por Dios; aunque no lo entiende algo le está
pidiendo Dios; sabrá discernir en aquellos sueños la voz de Dios que le pide
aceptar aquel misterio que se está obrando ante sus ojos; ha de poner el nombre
de Jesús a aquel niño que va a nacer, lo que significa aceptar una paternidad
aunque él no lo haya engendrado, pero son los caminos de Dios, porque aquel
niño llamado Jesús va a ser la salvación para todos los hombres.
Recuerda el evangelista lo anunciado
por los profetas, porque siempre de todo hemos de saber hacer una lectura de
fe. ‘Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que habla dicho el Señor por
medio del profeta: Mirad: la virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrán
por nombre Emmanuel, que significa Dios-con-nosotros’.
Es el anuncio que a nosotros también
nos llena de esperanza y que dará un sentido luminoso a las próximas celebraciones
de la Navidad. No luminoso porque adornemos nuestras casas y nuestras calles
con muchas luces de colores. Lo de luminoso es como nosotros hemos de sentirlo
en nuestra vida; nuestra vida con sus problemas y sus luchas, son sus
turbulencias y sus preocupaciones porque son muchas las cosas que nos quitan la
paz o nos pueden llenar de dudas en nuestro interior, muchas penitas quizás
llevamos en el alma aunque a veces nos cueste reconocerlas, nuestra vida en la
situación en que vive hoy nuestra sociedad donde ponemos esperanzas en cosas
pero nos olvidamos de una esperanza llena de trascendencia.
Por eso tenemos que darle un verdadero
sentido a nuestra navidad, no quedarnos en lo superficial o las luces de
colores con todas esas connotaciones sociales en que hemos envuelto estas
celebraciones. Para esas preocupaciones, para esas turbulencias de nuestra vida
en Jesús encontramos una esperanza de algo nuevo y distinto, de una paz
profunda que podamos vivir en nuestro interior a pesar de todos los pesares;
para esas dudas e inquietudes que tenemos en nuestro interior encontraremos una
respuesta en quien viene a nosotros como Palabra de Salvación.
Como José tenemos que saber discernir
para entre todas esas voces que nos chillan a nuestro alrededor escuchemos
serenamente esa Palabra de Dios que nos llena de paz, que nos hace sentir
nuevos, que pone una esperanza en nuestra vida y nos abre nuevos caminos.
Algunas veces no sabemos ni como son ni lo que vamos a encontrar, pero Dios nos
tiene reservado algo; tenemos que aprender a entrar en su sintonía.
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