Vistas de página en total

martes, 18 de noviembre de 2025

Atentos a los gestos y detalles que nos pueden llegar de la manera más insospechada y que son evangelio, buena noticia de Jesús para nuestra vida

 


Atentos a los gestos y detalles que nos pueden llegar de la manera más insospechada y que son evangelio, buena noticia de Jesús para nuestra vida

2Macabeos 6,18-31; Salmo 3; Lucas 19, 1-10

Habremos escuchado a alguien que nos ha contado su experiencia. Se considera a si mismo una persona sencilla, por así decirlo, de esas personas que pasan desapercibidas porque no les gusta estar en primeras filas, pero en aquella ocasión se sintió sorprendida, porque alguien que llegaba a su pueblo y además con cierta expectación por parte de muchos que les hubiera gustado estar con ese personaje, por así decirlo, hacerse una foto con él, sin embargo a su paso por la calle, y donde se encontraba quien nos lo cuenta, y, como decíamos tratando de pasar desapercibido, sin embargo esta persona se detuvo con él para interesarse por sus cosas e invitarle a tomar un café juntos.

Esta persona llena de sorpresa se seguía preguntando por qué precisamente con él se detuvo a hablar y tratar de pasar un rato de manera amigable. Detalles y gestos que no se olvidan, que se valoran, a los que se les da mucha importancia porque quizá levantaron nuestra autoestima al ser tenidos en cuenta, e incluso pueda suceder que muchas cosas puedan cambiar.

¿Sería lo que se estaría luego preguntando Zaqueo cuando Jesús se detiene ante la higuera tras cuyas hojas él está queriendo simplemente ver pasar a aquel profeta de Nazaret que tanto revuelo armaba entre las gentes? Era simplemente lo que había buscado, conocer a Jesús, verlo al menos pasar, que por la aglomeración de la gente por una parte, su corta estatura por otro lado, pero también por el vacío que encontraba entre los que le rodeaban porque era un publicano, había terminado por subirse a la higuera para verlo tranquilamente pasar escondido tras sus ramas y hojas. Pero Jesús se había detenido y se había puesto a hablar con él.

La cortesía y la hospitalidad tan propia de aquellos lugares le hicieron bajarse rápidamente del árbol para recibir en su casa a Jesús, que se había auto invitado a hospedarse en su casa. Sorpresa, admiración, un despertarse su autoestima al sentirse valorado con esos detalles, un torbellino de cosas tenía que estar pasando por su cabeza. Además él no era bien considerado por sus convencinos a causa de su oficio que por una parte lo había colaboracionista con los que los dominaban, y además la mala fama que se habían ganado con sus manipulaciones dinerarias que los había prestamista aprovechados y usureros. Tenía ciertamente conciencia de su situación y de lo que era su vida pero aquel gesto sorpresivo de Jesús de querer ir precisamente a su casa, que era la menos considerada y valorada por las gentes del lugar quizás le había hecho comenzar a plantearse muchas cosas.

Pero en su corazón se estaba produciendo un terremoto que no le podría dejar tranquilo, una revolución que le haría cambiar muchas cosas. Terminará diciendo Jesús al final del episodio que hoy había llegado la salvación a aquella casa. Ya escuchamos en el relato del evangelio las decisiones que tomaba Zaqueo, no solo de restituir lo que con malas artes había robado y ganado, sino además compartir su inmensa fortuna con los demás, especialmente con los pobres. Un evangelio se estaba produciendo en el corazón de Zaqueo, porque a partir de entonces este episodio iba a ser evangelio para todos, buena noticia de salvación para todos  como una invitación también a dejarnos invitar por Jesús.

Por una parte cuando escuchamos nosotros este evangelio aprendamos a dejarnos sorprender por Jesús. En nuestro camino nos podemos encontrar muchas veces el paso de Jesús, pero un paso que no quiere ser pasar de largo sino que también estará auto invitándose a hospedarse en nuestro corazón. No nos vale refugiarnos detrás de unas cortinas o de unos ramajes para que nadie se fije en nosotros  y podamos sin ninguna contraindicación de compromiso ser simplemente espectadores. Apaguemos esas músicas que nos aturden cuando andamos preocupados por nuestros prestigios o nuestros bien aparentar delante de los demás, y dejémonos interpelar por Jesús. Cuidado nos pasen desapercibidos esos gestos y detalles que va a tener con nosotros y que nos llegarán en el momento que menos esperamos, en el lugar donde no pensamos encontrarlo, o desde aquellas personas que están a nuestro lado y quizás tampoco nosotros tenemos en buena consideración. Aprendamos a valorar esos detalles y esas llamadas y tratemos de dar respuesta.

También nos queda preguntarnos qué gestos y detalles tenemos con los demás, con los que quizás son menos apreciados, que puedan ser signos de algo nuevo para sus vidas. ¿Llegaremos a ser evangelio, buena noticia con nuestras vidas para los demás?

No hay comentarios:

Publicar un comentario