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jueves, 27 de abril de 2023

Jesús es el pan de la vida, el pan de mi vida, que da valor y sentido a mi vida, verdadera plenitud a mi existencia, de El tenemos que alimentarnos para tener vida para siempre

 


Jesús es el pan de la vida, el pan de mi vida, que da valor y sentido a mi vida, verdadera plenitud a mi existencia, de El tenemos que alimentarnos para tener vida para siempre

Hechos 8, 26-40; Sal 65; Juan 6, 44-51

En la lógica de nuestros razonamientos humanos hay cosas que nos parecen imposibles y aunque en nuestros sueños y deseos aspiremos a otra cosa, lo desechamos como irrealizable y no queremos pensar en ello. Aparte de lo que disfrutemos con la comida, sin embargo quien alguna vez no habrá pensado ojalá comiéramos algo que ya no nos diera hambre nunca más, porque es una lata eso de tener que estar buscando o preparando comida cada día. Pero nos razonamos y nos decimos es imposible ese sueño, porque cada día el organismo necesita alimentarse para poder recuperar sus fuerzas vitales y tener vida y no nos queda más remedio que repetir ese acto de ingerir alimento cada día y a cada determinado tiempo del día.

Pero mira por donde hoy nos habla Jesús de un alimento que El nos ofrece y que nos dará vida para siempre. Les ha hablado del pan bajado del cielo, y los judíos han recordado el maná, pan bajado del cielo también lo llamaban, que les dio Moisés mientras caminaban por el desierto rumbo a la tierra prometida. Pero ya Jesús les dice que comieron el maná, aquel pan bajado del cielo, y sin embargo murieron. ‘Vuestros padres comieron en el desierto el maná y murieron…’

Jesús ahora quiere hablarles del verdadero pan bajado del cielo. ‘Yo soy el pan de la vida… este es el pan que baja del cielo, para que el hombre coma de él y no muera’. Y nos está diciendo que ese pan de la vida es El mismo. A los judíos les costaba entender por la literalidad con la que interpretaban las palabras de Jesús. Pero hemos de reconocer que a nosotros, a pesar de ser algo que hemos escuchado muchas veces y en principio parece que aceptamos con facilidad, en la realidad realmente también nos cuesta entender. Y lo digo desde la experiencia de la importancia que luego le damos a esto en la vida de cada día.

Es un alimento que va más allá de un pan material, pero igual que representamos en esa imagen del pan todo lo que es alimento que nutre nuestro cuerpo, también tenemos que pensar no solo en lo que nutre nuestro cuerpo sino lo que nos alimenta como personas, lo que nos hace encontrar un profundo sentido para nuestro vivir.

Sí, queremos tener un sentido de vida, nos preguntamos por qué y para qué, nos preguntamos por el sentido de nuestra vida, nos preguntamos por el valor de lo que hacemos y también de lo que vivimos, no queremos una vida vacía, una vida sin sentido, queremos una profundidad, una razón profunda para nuestro vivir. Esa es la buena nueva de Jesús, ese es su evangelio, eso es lo que nos ofrece Jesús.

Cuando decimos que creemos en Jesús es mucho más que decir que conocemos sus milagros, conocemos su vida, sus andanzas, lo que fue su pasión y su muerte, que sabemos porque lo hemos escuchado muchas veces lo que nos enseña, y digo mucho más porque no son solo conocimientos que iríamos acumulando en nuestra memoria como quien acumula libros en una biblioteca. De nada nos valdrían todos esos libros acumulados en una biblioteca si no nos han enseñado a vivir. Y eso es lo que viene a significar Jesús en nosotros, en nuestra vida; nos enseña a vivir, nos abre un camino, una senda, nos da un sentido y un valor, nos engrandece dándonos la mayor dignidad a nuestra persona, encontramos nuestro verdadero valor.

Ese es el alimento que Jesús nos da. Por eso nos dice que El es el pan de la vida, el pan de mi vida, que da valor y sentido a mi vida, que da verdadera plenitud a mi existencia. ‘Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre’. Tenemos que alimentarnos de ese pan, tenemos que alimentarnos de Jesús, tenemos que comer a Jesús y tendremos vida para siempre. Podría salirse de todas nuestras lógicas humanas, como decíamos al principio, pero nos lleva a la más honda sabiduría que solo podemos beber en Jesús.

 

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