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viernes, 14 de octubre de 2022

Es complejo el mundo en que vivimos y son muchas las influencias que recibimos, pongámonos en las manos de Dios para no perder el norte de la vida

 


Es complejo el mundo en que vivimos y son muchas las influencias que recibimos, pongámonos en las manos de Dios para no perder el norte de la vida

Efesios 1, 11-14; Sal 32; Lucas 12, 1-7

Ya sea porque es una forma literaria que utiliza el evangelista para narrarnos los hechos y los dichos de Jesús en el evangelio, o ya sea porque realmente la predicación de Jesús en aquel momento fuera de una forma más distendida y menos solemne, donde se van como desgranando temas y dejándonos sentencias un poco algo así como un mosaico que nos presenta los diferentes temas o matices. Es lo que hoy estamos escuchando en el evangelio del día.

Comienza como de una forma distendida previniendo a los discípulos más cercanos, a los apóstoles de algo en lo que podemos caer con facilidad; y es el dejarnos contagiar por lo que palpamos en el ambiente, por el estilo de aquellas personas que nos rodean. Grande era la influencia que los grupos de los fariseos ejercían sobre el pueblo; como en su mano estaba también el que muchos de ellos fueran maestros de la ley eran sus enseñanzas muy particulares las que trasmitían al pueblo sencillo y donde podrían entrar en fáciles confusiones.

Por eso les dice Jesús que anden con cuidado con la levadura de los fariseos, que es la hipocresía. Hemos de estar alertas porque son muchas las influencias que podemos recibir de todos lados. Ya nos hablará Jesús en sus parábolas de cómo la semilla sembrada encontrará dificultad para germinar, porque la tierra sobre la que cae está endurecida, porque está llena de matorrales y abrojos, o serán tantas las piedras que no podrá enraizar de verdad; por otra parte podemos recordar que la buena semilla va a nacer y crecer en medio de la cizaña. Ahí tendrá que fortalecerse la planta, porque la cizaña no va a ser arrancada, pero en la hora de la cosecha no podremos confundir las buenas con las malas semillas, que será cuando se haga la criba. Refleja bien lo que nos sucede cada día.

¿Sabremos hundir bien nuestras raíces para encontrar lo que la nutra de verdad para que pueda dar buenos frutos al final? ¿Nos dejaremos confundir con las influencias que podamos recibir? Nos quiere prevenir, para que estemos bien atentos.

Pero al mismo tiempo nos invita a la confianza. Sabemos que la tarea es dura en muchas ocasiones, son muchas las luchas que hemos de mantener desde dentro de nosotros mismos. ¿Podría perderse nuestra vida en esa lucha o podemos salir con heridas que nos dañan? Y ya sabemos, la historia está ahí y Jesús además nos lo ha anunciado, que muchas veces esa lucha será demasiado cruenta porque se puede convertir en persecución.

Aquí nos invita Jesús a no tener miedo, nos invita a la confianza. Nos invita a que no tengamos tanto miedo a lo que físicamente puedan hacernos, que incluso nos pueda hacer perder la vida del cuerpo, sino que pudiera ser algo más hondo lo que podamos perder. Como nos dice, A vosotros os digo, amigos míos: no tengáis miedo a los que matan el cuerpo, y después de esto no pueden hacer más. Os voy a enseñar a quién tenéis que temer: temed al que, después de la muerte, tiene poder para arrojar a la “gehenna”. A ese tenéis que temer, os lo digo yo’.

¿Podrían hacernos perder la fe? ¿Podrían embarcarnos por caminos de maldad y de pecado? ¿Podrían arrancarnos lo más valioso que llevamos en el alma que es la gracia de Dios? Eso sí que sería un gran peligro, una gran catástrofe para la vida. A cuántos les sucede. Cuántos hemos visto que poco a poco se han ido alejando de la práctica religiosa, han ido abandonando la Iglesia, quizás por malos testimonios que hayan encontrado y han perdido la fe. Y nosotros podríamos estar también en esa pendiente resbaladiza que nos hará precipitarnos en esa vida de vacío cuando perdamos la fe. ‘A eso tenéis que temer’, nos dice el Señor.

Hemos de saber ponernos en las manos de Dios. ¿No se venden cinco pájaros por dos céntimos? Pues ni de uno solo de ellos se olvida Dios. Dios no se olvida de nosotros, está a nuestro lado. No nos olvidemos nosotros de Dios.

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