Vistas de página en total

martes, 13 de septiembre de 2022

Despertémonos para saber ponernos al lado del cortejo de los que sufren y nos permita una nueva sensibilidad de amor

 


Despertémonos para saber ponernos al lado del cortejo de los que sufren y nos permita una nueva sensibilidad de amor

1Corintios 12,12-14.27-31ª; Sal 99; Lucas 7,11-17

‘¡Ea, despierta!’, alguna vez alguien nos ha dado una sacudida para sacarnos del sopor en que estábamos, o de ese ensimismamiento en que algunas veces nos vemos sin enterarnos quizá de lo que pasa a nuestro alrededor. Nos vienen bien esas sacudidas; andamos como distraídos, no terminamos de enterarnos de lo que sucede, podemos ir como sonámbulos por la vida. Lo agradecemos, aunque en el momento de despertar nos sintamos quizás un poco incómodos porque alguien nos haya encontrado en esa situación. Son situaciones que nos pasan muchas veces.

No era así exactamente como sucedió, pero lo sucedido nos puede valer para que repensemos muchas cosas. Jesús se acercaba a Naim y se encuentra con algo que es muy normal en nuestros pueblos o en cualquier lugar, un entierro. Son cosas normales de la vida, pero este entierro tenía unas connotaciones especiales; era un muchacho joven, su madre viuda era muy pobre y ahora se quedaba sola en la vida sin el único apoyo y sustento que era su hijo; malos presagios para aquella mujer, su dolor tenía que ser muy grande. Mucha gente además la acompañaba, suele suceder en la muerte de alguien joven pero quizás las circunstancias de la pobreza de aquella mujer aumentaban la presencia solidaria de sus convecinos.

La escena que contempla Jesús y quienes le acompañaban tenía que ser muy emotiva y conmovería sus entrañas, tan llena de misericordia y compasión. Nadie pide nada, solo las lágrimas que se desparramaban por el rostro de aquella mujer, acompañadas quizás también por las lágrimas no solo de las plañideras sino de cuantos acompañaban el cortejo, conmueven a Jesús, que se acerca y detiene el cortejo. No podía dejar pasar por delante tanto dolor sin hacer nada. Cuantas veces desfilan delante de nosotros cortejos de sufrimientos. ¿Qué hacemos?

‘Muchacho, a ti te lo digo, levántate’, fueron las palabras Jesús cuando se acercó hasta las parihuelas en que llevaban el cuerpo difunto de aquel muchacho; ‘los que lo llevaban se pararon’, nos dice el evangelista. ‘El muerto se incorporó y empezó a hablar, y se lo entregó a su madre’. Fue devuelto a la vida, fue devuelto a su madre, no podía seguir en aquel sueño de muerte. Se manifestó la gloria del Señor. La gente admiraba se hacia preguntas ante lo que había hecho Jesús.

Dejemos que Jesús llegue a nuestra vida. El siempre toma la iniciativa y viene a nosotros, aunque en ocasiones estamos tan adormecidos que necesitamos una buena sacudida. Los mismos problemas de la vida tendrían que ser ese toque de atención, aunque andemos ensimismados; las cosas que suceden en nuestro entorno, una palabra oportuna que se pronuncia a nuestro lado, un rayo de luz que llega a nuestro corazón, algo que nos impresiona o nos llama la atención; hemos de saber leer esos signos que Dios pone a nuestro lado con los que quiere hacernos despertar.

También Jesús nos toma de la mano para devolvernos a la vida, para hacernos ver la realidad, para tener una visión nueva de las cosas. Es tanto el sopor en el que a veces vivimos que no somos capaces de ver o sentir esas señales. Como tenemos que saber estar bien despiertos para ser sensibles a esos cortejos de sufrimiento, muchas veces de muerte, que pasan delante de nosotros. No nos acostumbremos al sufrimiento de los demás, seamos sensibles, despertemos.

Pero no nos contentemos solo con verlo, sino acerquémonos a su lado y pongámonos a caminar con ellos, poniéndonos sus mismos zapatos, así seremos más sensibles, así seremos capaces de acercar nuestra mano para tocar ese dolor, para levantar al caído, para dar nueva esperanza, para ayudar a poner en camino a tantos que están como paralizados ante la vida.

Jesús quiere despertarnos para que tengamos una nueva sensibilidad, para que sintonicemos con su amor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario