Ama
de verdad y se desplegarán todas las antenas del alma no solo para lanzar sus
propias emisiones de amor sino para captar con toda fidelidad allí donde falta
el amor
1Juan 4, 7-10; Sal 71; Marcos 6, 34-44
El que ama de verdad no soporta el
sufrimiento de los demás por falta de amor. Y es que el amor nos da una
especial sensibilidad. Ama de verdad y se desplegarán todas las antenas del
alma no solo para lanzar sus propias emisiones de amor sino para captar con
toda fidelidad allí donde falta el amor. Podíamos decir que las antenas del
alma que ama son de doble dirección, para enviar amor sin falta pero para detectar
allí donde hay esa carencia que necesita ser remediada.
¿No será eso lo que Jesús nos está
queriendo decir de si mismo en este evangelio que hoy se nos propone? Estos días
de finalización del tiempo de la navidad se nos van ofreciendo distintos textos
que nos van definiendo a Jesús. ¿Qué es lo que contemplamos hoy en el evangelio
de Marcos? Jesús que se encuentra enfrente de una multitud considerable que han
venido porque han oído hablar de Jesús y de lo que Jesús está comenzando a
enseñar y a realizar, es inmediatamente nos dice el evangelista que Jesús
sintió compasión de aquella gente. Se encendieron y levantaron las antenas del
amor y allí detecto una multitud hambrienta. Y nos dice el evangelista ‘se
puso a enseñarles con calma’.
Hablamos de una multitud hambrienta,
que es lo que detecta Jesús, y se pone a enseñarles. El hambre no estaba en una
carencia de alimentos, aunque eso se resuelva más tarde, sino en el lamento que
brotaba del corazón de quienes habían perdido la esperanza, de quienes andaban
de acá para allá como ovejas que no tienen pastor sin encontrar el verdadero
pasto que saciara sus vidas, el lamento de aquellos corazones rotos y llenos de
oscuridades porque no terminaban de ver, no terminaban de comprender todos
aquellos anuncios de salvación que habían ido recibiendo durante siglos, y
todavía se sentían perdidos como los que habían salido de Egipto por los
desiertos del Sinaí sin encontrar el camino de la tierra prometida.
Cuarenta años habían estado sus padres
en aquellos desiertos unas veces acercándose, otras veces alejándose, pero sin
encontrar el punto por donde entrar en la tierra prometida. Ahora se
encontraban igual entre sombras y oscuridades semejantes porque aun no
terminaban de comprender ni la misma situación que vivían. Ya no escuchaban a
los profetas que parecía que su voz se había apagado, sus dirigentes andaban
cada uno a sus intereses, la fe y la esperanza se iba marchitando, y todo era confusión
en sus vidas.
Por eso la aparición de aquel ‘profeta
de Nazaret’, comenzó de nuevo a despertarlos y acudían ansiosos de todas
partes para escucharle o para hacerse beneficiarios de los signos que realizaba
cuando curaba a sus enfermos o expulsaba a los demonios. Por eso Jesús se puso
a enseñarles con calma. Hacer que recuperaran la paz de sus corazones era una
tarea que llevaría tiempo y veremos a Jesús a través de todo el evangelio cómo
una y otra vez volverá a hablarles del Reino de Dios con diferentes imágenes o
irá realizando ese Reino de Dios a través de los distintos signos que realiza.
Es lo que ahora va a suceder. Llevan
días en búsqueda de Jesús y sus provisiones se habrán acabado. Aquella multitud
también está hambrienta de pan y hay que darles de comer. Y es a lo que invita
a sus discípulos más cercanos que realicen aunque no saben a donde acudir para
comprar panes para tanta gente. ‘Dadle vosotros de comer’, les dice. Ellos
tampoco han terminado de comprender al Maestro y necesitarán también que Jesús
sea quien realice el signo de darles de comer.
Cuando tenemos desplegadas las antenas
del amor aprendemos a encontrar caminos, se podrán abrir horizontes nuevos
delante de nosotros, la solidaridad va desperezándose en nosotros y en los que
nos rodean y vamos a encontrar ese pan o ese pez que anda perdido quizás por
nuestras alforjas para comenzar a ponerlo al servicio de los demás. Para quien
ha sabido desplegar esas antenas no habrán barreras que no pueda saltar ni
caminos que no pueda recorrer cuando se trata de ir al encuentro del amor para
llevarle el bálsamo del amor. Por eso solemos decir que el amor es creativo y
es expansivo porque como una onda que se va abriendo va contagiando de ese
sentido nuevo del vivir que es el amor.
Es lo que sucedió aquel día allá en los
lugares descampados donde estaba la multitud hambrienta y donde todos quedaron
saciados. Es lo que sucede en nosotros y entre nosotros cuando hemos puesto de
verdad en el centro de nuestra vida a Jesús y el Reino de Dios. Todos quedamos
contagiados del amor.
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