Comienza la Cuaresma, tiempo favorable que nos ayuda y prepara para vivir
la Pascua del Señor
Joel
2, 12-18 Sal 50 2Corintios 5, 20–6, 2 Mateo 6,1-6.16-18
‘Ahora, oráculo del Señor,
convertíos a mí de todo corazón con ayuno, con llanto, con luto. Rasgad los
corazones y no las vestiduras; convertíos al Señor, Dios vuestro, porque es
compasivo y misericordioso, lento a la cólera, rico en piedad; y se arrepiente
de las amenazas’.
Es el primer grito, la primera
llamada de atención que hoy escuchamos con el profeta. Es el miércoles de
ceniza y comienza la cuaresma. Es ‘tiempo favorable… tiempo de salvación’ que
nos dice san Pablo invitándonos a ‘no echar en saco roto’ la gracia salvadora
del Señor que llega a nosotros.
Como bien sabemos hoy con el
rito penitencial de la ceniza – de ahí el nombre que le damos a este miércoles
– y el espíritu de austeridad que envuelve todo nuestro día en el ayuno y la
abstinencia iniciamos el camino que nos lleva hasta el tiempo pascual, que nos
lleva a celebrar la Pascua.
Es cierto que la Pascua del
Señor esta siempre presente en nuestra vida desde nuestro bautismo que fue la
incorporación al misterio pascual de Cristo; pascua celebramos cada vez que lo
hacemos en cada uno de los sacramentos; pascua tiene que ser ese espíritu de renovación,
de conversión que hemos de vivir cada día de nuestra vida, porque tenemos que
saber ir muriendo a nosotros para renacer en la vida en Cristo.
Pero en el ritmo de nuestra vida
cristiana litúrgicamente vamos a celebrar con especial solemnidad – yo diría
con especial intensidad – el misterio pascual de Cristo en aquellos días en que
conmemoramos su pasión, muerte y resurrección, el llamado triduo pascual. Pero
para que lleguemos a esa intensidad nos preparamos en este camino que se llama
la cuaresma.
Un camino que no hacemos solo
sino en Iglesia, con la iglesia, sintiéndonos hermanos que caminamos juntos con
ese sentido eclesial, con lo que la Iglesia nos ofrece para lograr esa
renovación, conversión de nuestra vida. por eso es un tiempo de especial riqueza
en la Palabra que se nos proclama que es
como una gran catequesis que día a día vamos a ir recibiendo para que renovemos
nuestro bautismo, para que lleguemos a vivir con toda intensidad nuestra condición
de bautizados. Es escucha y es oración, es reflexión, meditación, revisión de
vida, de actitudes, de comportamientos.
Al mismo tiempo se nos ofrecen
otros medios como es la invitación al compartir y es la invitación a la
austeridad, prescindiendo de cosas, de alimentos, que nos ayude a descubrir los
que han de ser los verdaderos valores, las cosas importantes por las que hemos
de esforzarnos para conseguirlas.
No es simplemente que dejemos de
comer carne en unos días determinados o mermemos la cantidad de alimentos que
comamos en alguna ocasión. Es algo más. Si nos quedáramos en eso podría ser un
puro formalismo, y tendría que se algo mas profundo que implicara mas nuestra
vida.
¿De que nos valen nuestros
ayunos y penitencias si lo hacemos en medio de riñas y reyertas? Quizás nos
cueste mas dominar nuestro carácter y aprender a ser más amable con todos que
simplemente dejar de comer un bocadillo de jamón en un día determinado. En esa revisión
de nuestra vida donde nos damos cuenta donde están esas piedras en las que
tropezamos todos los días por nuestro orgullo o por nuestro amor propio, por
nuestra insolidaridad o por nuestras rencillas o rencores, porque nos cuesta
perdonar y aceptar a las personas, seria por ahí por donde tendríamos que
conducir nuestro campo de batalla, nuestras verdaderas abstinencias y ayunos.
Ayuna de tu mal genio, ayuna de
tus desconfianzas, ayuna de esos sentimientos que te envenenan por dentro con
resentimientos y envidias, ayuna de esa palabra con la que haces un juicio de
los demás, ayuna de la murmuración y la critica que tan fácilmente nos aparece
en nuestras apreciaciones de los demás; ayuna de tu vanidad, de la pereza y la dejación
que haces de tus responsabilidades; ayuna de pensar tanto en ti mismo y
comienza a pensar mas en los demás para abrir los ojos y ver el sufrimientos de
tantos a tu alrededor.
Será un autentico camino de
renovación de tu vida, un camino donde aprenderás a vivir de verdad la pascua,
porque estarás muriendo a muchas cosas, muriendo a ti mismo para renacer en una
vida nueva. Que sea el camino que nos lleve a vivir intensamente la Pascua del Señor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario