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viernes, 8 de septiembre de 2023

Nos alegramos, pues, en esta fiesta del cumpleaños de María, con ella nos gozamos en el Señor haciendo que nuestro corazón, como fue el de María, desborde de gozo en el Señor

 


Nos alegramos, pues, en esta fiesta del cumpleaños de María, con ella nos gozamos en el Señor haciendo que nuestro corazón, como fue el de María, desborde de gozo en el Señor

Miqueas 5, 1-4a; Sal 12; Romanos 8, 28-30; Mateo 1, 1-16.18-23

Hay fechas en la vida de toda persona que siempre se recuerdan, le podremos dar mayor o menor relevancia quizás según las costumbres o las posibilidades, pero que son un acontecimiento en la vida de cada persona; no se trata ya de cosas que nos van sucediendo a lo largo de la vida, que vayan siendo hitos de nuestra vida, que nos van marcando con determinadas circunstancias de lo que nos va acaeciendo en cada momento y que por eso las recordamos, sino de un momento que vivimos sin tener conciencia en ese momento de lo que nos sucedía, pero que fue tan importante como lo es el principio de la vida, nuestro nacimiento. Podremos celebrarlo o no, pero siempre lo recordamos, como siempre tendremos muy presente esa fecha del nacimiento de aquellas personas a las que amamos, como pueda ser nuestra madre. Es un día en que todo buen hijo quiere celebrar y felicitar a su madre, y siempre buscará la forma de poder entregarle la mejor rosa de su amor.

Hoy celebramos una fiesta así, la fiesta de la madre. Es la fiesta del nacimiento de aquella a la que todos amamos como madre, pero que sabemos también que es la Madre de Dios. Hoy celebramos el nacimiento, la natividad de la Virgen María, la madre del Señor y nuestra madre porque Él quiso así regalárnosla desde el momento supremo de la cruz. Hoy es un día muy tierno en la devoción y el amor que le tenemos a María, aunque en este día en los diferentes pueblos la invoquemos con una advocación especial.

En nuestra tierra en este día la invocamos como la Virgen de los Remedios o la Virgen de la Luz, la Virgen del Pino o la Virgen del Socorro, por solo mencionar algunas de las más populares en los pueblos cercanos a nosotros. Muchos y diferentes son los nombres que le damos a María, pero siempre es la madre, por lo que desde nuestro amor el nombre con que la invocamos es como un piropo con el que la regalamos. Pero es la fiesta del Nacimiento de María, es el cumpleaños de María aunque no podamos especificar de manera muy concreta el número de sus años, pero para los hijos las madres no tienen años, las madres son siempre jóvenes, porque siempre joven y renovado es su amor maternal.

Queremos considerar aquí cómo silenciosamente y sin hacer aspavientos María entró en la historia de la salvación. Pero es de la misma manera cómo Dios introduciéndose en el corazón de María comenzó a hacerse presente de manera especial en la historia y en la vida de los hombres. Quiso Dios que María ocupara también un lugar importante en la historia de la salvación y en nuestra historia, de manera que aquella a la que había escogido para ser la madre que le prestara sus entrañas para encarnarse y al hacer hombre ser el Dios entre nosotros, se convirtiera también en la madre de la Iglesia, en la madre de todos los que aman y siguen a Jesús, en nuestra madre.

La liturgia en este día nos habla del despuntar de la aurora de la salvación con el nacimiento de María, porque luego ella con su sí ante la embajada del ángel hiciera posible que ya para siempre nos iluminara el sol que viene de lo alto. Su nacimiento, pues, es el comienzo de ese nuevo brillo y resplandor, como una aurora, que nos anuncia la luz del día. Por eso la podemos invocar como madre y reina de la luz porque nos da a su Hijo, nos señala siempre a Jesús a quien tenemos que acudir para hacer lo que Él nos diga, porque sólo en Él está la Palabra de vida y solo Él es nuestra salvación. en los brazos de María siempre contemplaremos a Jesús. Y en ese amor que sentimos por María, que es nuestra madre, Dios se va introduciendo en nuestro corazón y nos va llenando de esa nueva luz y de esa nueva vida.

Nos alegramos, pues, en esta fiesta de María, en esta fiesta del cumpleaños de la Madre; a ella le ofrecemos lo mejor de nosotros, con ella sentimos la alegría de la vida, con ella nos gozamos en el Señor haciendo que nuestro corazón, como fue el de María, desborde de gozo en el Señor con cuanto el Señor nos ha regalado. 'Desbordo de gozo con el Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador... porque ha mirado nuestra pequeñez, porque en nosotros como en María, ha hecho cosas grandes'.

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