Vistas de página en total

jueves, 24 de julio de 2025

Necesitamos entrar en una sintonía nueva para escuchar todo lo que Jesús se hace Palabra de Dios para nosotros desde sus gestos y sus signos

 


Necesitamos entrar en una sintonía nueva para escuchar todo lo que Jesús se hace Palabra de Dios para nosotros desde sus gestos y sus signos

Éxodo 19,1-2.9-11.16-20b; Dn 3,52.53.54.55.56; Mateo 13,10-17

Es muy variada y rica en sus diversas expresiones la cantidad de lenguajes que utilizamos en la vida para entrar en comunicación y hasta en comunión los unos con los otros; y no me estoy refiriendo a la diversos idiomas con todas sus variantes que utilizamos los diferentes pueblos del mundo; estoy hablando de un lenguaje que muchas veces va más allá de las palabras pues nos manifestamos por signos y por gestos, nos expresamos con nuestra presencia corporal, pero también hemos de saber descifrar el lenguaje de los acontecimientos que también nos hablan y hasta en cierto modo pueden ser portavoces de otra voz superior, que nos llega de la naturaleza pero más aún nos trasciende y sentimos que nos viene también de Dios.

Claro que es necesario saber entrar en sintonía, captar la onda, escuchar con el corazón, leer más allá de unos sonidos o de unos signos, saber captar esa voz misteriosa que nos llega pero para lo que hemos de tener el corazón preparado. Obtusos muchas veces nos quedamos en la materialidad de lo que vemos o de lo que nos llega por los sentidos, pero tiene que haber otra afinación, para lo que ciertamente hemos de hacer también un aprendizaje, para saber interpretar, para no quedarnos por las ramas, para no sostenernos en la literalidad de unas palabras o unos hechos que para nosotros han de ser signos de algo más, de algo nuevo para nuestra vidas.

Ahí está el camino de sabiduría que tenemos que emprender, aprendiendo a saborear que es algo más que tragar. Y muchas veces nos tragamos las cosas pero no saboreamos la vida, no entramos en ese camino de nueva sabiduría. Cuando lo encontremos nos sentiremos dichosos porque es entrar en un camino de plenitud para nuestra vida.

Hoy escuchamos en el evangelio que los discípulos más cercanos a Jesús le preguntan por qué cuando le habla a la gente lo hace con parábolas. Jesús en sí mismo, podríamos decir, es la Parábola viva de Dios, porque es a través de quien Dios nos habla; así se manifestado Jesús con la gente a la que enseña, pero a la que está hablando también a través de los signos que realiza; a los milagros los evangelistas los llaman signos, porque hay que ir más allá del milagro en sí mismo que ya también es voz de Dios en lo que Jesús quiere significar para nosotros con lo que realiza; pero es la cercanía de Jesús, son sus gestos y sus detalles, es el detenerse junto al camino, o dejarse acariciar por los niños, es la mano que pone sobre el enfermo o el que se siente caído, o es el gesto de dejar que abran un boquete en el techo para que quien está impedido por otras cosas pueda llegar hasta Él y en encontrar salud y encontrar salvación.

Las palabras algunas veces nos son difícil de interpretar, porque cada uno podemos darle un sentido a lo que oímos según lo que tengamos en el corazón por eso Jesús se hace entender con un lenguaje sencillo como un buen pedagogo pero también irá directamente al corazón de quien le escucha señalándole incluso con crudeza lo que es su vida, como a la mujer que se acercó a buscar agua al pozo de Jacob en Samaría. Habla Jesús del agua y aquella mujer en principio querrá de esa agua que calma la sed para no tener que ir cada día a aquel pozo a buscarla, pero Jesús está queriendo ofrecer esa agua cuando con la fe le aceptamos y abrimos no solo los oídos sino sobre todo el corazón.

Son los lenguajes de Jesús que así en sus palabras pero sobre todo en su vida es Palabra de Dios para nosotros. Pero hemos de querer escucharle, quitarnos las vendas de los ojos o alejar de nosotros los prejuicios o las ideas preconcebidas; por eso nos hablará igual del samaritano que es de otra zona y de quien se tiene unos conceptos preconcebidos, como se mezclará con los pecadores y con los publicanos que todos desprecian, escogiendo a alguno de ellos, Leví, para formar parte incluso del grupo de los doce; se dejará lavar los pies por la mujer pecadora aunque todos la rechacen igual que por el corazón agradecido de María de Betania que previamente se había sentado a los pies de Jesús para escucharle.

¿Seremos capaces de entrar en esa sintonía nueva que Jesús nos ofrece con su Palabra para escucharle?


No hay comentarios:

Publicar un comentario