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lunes, 3 de julio de 2023

Necesitamos revivir cuantos momentos de luz hemos tenido en nuestro encuentro con Jesús a lo largo de la vida para reavivar nuestra fe con toda intensidad y no quede ni rastro de sombra

 


Necesitamos revivir cuantos momentos de luz hemos tenido en nuestro encuentro con Jesús a lo largo de la vida para reavivar nuestra fe con toda intensidad y no quede ni rastro de sombra

Efesios 2, 19-22; Sal 116; Juan 20, 24-29

No es necesario que nos machaquemos mucho la cabeza para  encontrar en nosotros situaciones que sean eco de lo escuchado en el evangelio o en él tengan eco. Eso de no creernos las cosas por mucho que nos digan que es verdad suele ser bastante habitual. Nos pueden decir que ellos lo vieron, fueron testigos, nosotros queremos palpar, tocar con nuestras manos, hacerlo pasar por nuestra experiencia.

Estamos hoy celebrando la fiesta de Santo Tomás, apóstol. No nos ha de extrañar la situación de Tomás. El como el resto de los discípulos se había quedado impactado por lo sucedido aquellos días; algo que no esperaban y que deja descolocado a cualquiera. Mientras unos se encierran en el cenáculo, por miedo a que a ellos les pudiera pasar algo semejante, pues eran los amigos de Jesús, los que siempre estaban con El, a Tomás se le ocurrió dar una vuelta, como hacemos nosotros tantas veces, para despejar la cabeza, decimos.

Por eso cuando la primera manifestación de Cristo resucitado a los discípulos allí en el Cenáculo, él no estaba con ellos. Nada más entrar por la puerta, como se suele decir, ya estaban contándole lo que había sucedido aquella tarde. ‘Hemos visto al Señor’. Ya no lo podían callar, pero se encontraron con el muro de incredulidad de Tomás. ‘Si no meto mis dedos en las llagas de los clavos, si no meto mi mano en su costado, en la herida de última hora del soldado, no lo creo’. Quería palpar por sí mismo.

Queremos tener nuestras razones, queremos experimentarlo por nosotros mismos. Y no podemos decir que eso sea malo. Está por medio la fe, la confianza, es cierto, pero hemos de hacer vivencia nuestra todo eso. Recogemos el testimonio de quienes han sido testigos, de quienes lo han vivido por sí mismos, pero necesitamos nosotros vivirlo y experimentarlo también. Muchas veces decimos que tenemos fe porque eso es lo que nos enseñaron nuestros padres, porque eso siempre ha sido así, pero quizá en nuestro interior no se ha producido esa experiencia de fe, sentir cómo el Señor a nosotros también se nos manifiesta, sentir esa presencia maravillosa de Dios en nuestra vida, reavivar esas experiencias de fe que hemos tenido a lo largo de la vida, recoger todos esos momentos de luz que muchas veces tan pronto olvidamos, hacer nuestra esa vivencia.

¿No has tenido momentos luminosos, más de uno, en tu vida? Hemos de tenerlo siempre presentes, revivirlos una y otra vez, para volver a sentir lo que en aquel momento sentimos. Habremos tenido momentos en que hemos expresado nuestra fe, aunque no hayan aflorado muchos sentimientos, pero fue algo vivo en nosotros en ese momento, aunque quizás muchas veces se nos queden como en una nebulosa. Hay que reavivarlos de nuevo, para sacarles ahora el jugo que entonces no supimos aprovechar mucho, para que no se queden en un recuerdo lejano, para que formen de verdad parte de la historia de mi vida, a la que de nuevo queremos dar mucha intensidad.

Cuando a los ocho días se presentó Jesús en medio de los discípulos, ahora está ya Tomás entre ellos; al acercarse Jesús a Tomás para mostrarle las manos y el costado con sus llagas y sus heridas para que allí metiera sus dedos, para que allí introdujera su mano, seguro que por la mente de Tomás pasó como una película de su vida reviviendo todas aquellas conversaciones, todos aquellos encuentros, todos aquellos momentos en que había sido testigo de las maravillas del Señor y que ahora parecía querer olvidar. De nuevo se intensificó su fe, surgió el grito de su corazón del que ahora arrancaba todas sus angustias y llenaba de la más inmensa alegría, ‘¡Señor mío y Dios mío!’. No fue necesario más.

¿Será lo que nosotros estamos necesitando?

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