Salgamos
y pongámonos en camino que hay una Buena Noticia que comunicar, un servicio que
prestar, una nueva música de la que contagiar como hizo María
Romanos 12, 9-16b; Sal.: Is. 12, 2-3.
4bcd. 5-6; Lucas 1, 39-56
‘María se
levantó y se puso en camino…’ nos dice el comienzo del evangelio hoy. ¿Para qué
salimos y nos ponemos en camino cuando quizás estábamos cómodamente en casa y
solo nos preocupábamos de atender nuestras necesidades o incluso nuestro
descanso?
Normalmente
es porque queremos comunicar algo, encontrarnos con al nuevo o encontrarnos con
alguien, o también salimos y nos ponemos en camino si nos llega la noticia de
una necesidad que podemos atender, un sufrimiento que podemos sanar o una
lágrima que podamos consolar; tenemos una noticia que comunicar y pronto
salimos al encuentro con el vecino, con el pariente, con la persona que
encontremos para comunicarla; si es algo gozoso y de alegría con mayor
prontitud lo queremos hacer, corremos a dar la noticia, y el gozo que llevamos
en nuestro interior parece que pone alas en nuestros pies, como se suele decir,
para ir volando.
Son las
prisas de María. Es la noticia, la Buena Nueva que ha recibido ella, que Dios
la ha elegido para ser madre, para ser su Madre, para ocupar un lugar muy
importante en la historia de nuestra salvación. Las sorpresas del primer
momento, las dudas ante lo que parece incomprensible por lo desconocido, la
obediencia de fe que pone desde su disponibilidad, su amor y su entrega se
transforman en canta agradecido a su Creador porque reconoce que en ella Dios
se ha fijado, en ella Dios está haciendo cosas grandes, por medio de ella se va
a derramar la misericordia de Dios sobre toda la humanidad.
Y eso María
tiene que comunicarlo, compartirlo ¿con quien mejor y que mejor lo pueda entender
que quien está sintiendo también en su corazón que Dios ha sido grande con ella
y sobre ella también se ha derramado la misericordia del Señor? Por eso corre
María a las montañas de Judá, no importa que esté lejos lo cual nos quiere
decir también a nosotros cosas importantes. ¿A quienes somos enviados nosotros también
para que salgamos y nos pongamos en camino?
Pero es que
María ha recibido también otra buena noticia, su prima Isabel, a pesar de su
vejez, también va a ser madre, porque Dios volvió también su rostro sobre ella concediéndole
la gracia de la maternidad. María se pone en camino porque sabe donde necesitan
su servicio. Es la actitud de María, es la disponibilidad siempre de María, es
el camino en que María va siempre delante de nosotros señalándonos rumbos y
caminos que hemos nosotros de recorrer.
Merece María
la alabanza por su fe, porque cuanto de ella se ha dicho se cumplirá, pero es
la alabanza implícita de lo que es el fruto de esa fe que le impide quedarse
quieta, que la impulsa al camino del servicio porque es el amor el que mueve
siempre su vida.
Es el gozo y
la alegría que se desborda del corazón de María y va llenando de música los
caminos y senderos de Palestina y que con su voz y su presencia inundará con su
cántico de amor aquel hogar de la montaña de manera que el sonido de las
palabras de saludo de María hará saltar de alegría el niño que Isabel lleva en
sus entrañas. Es el primer encuentro entre el Precursor y Aquel para quien se
preparaban los caminos y es como el estreno de nuevos encuentros, de nuevos
sentidos de vida que con el Reino de Dios que llega irá transformando todos los
corazones.
Es lo que hoy
estamos contemplando en la finalización de este mes de Mayo, mes de María, y en
esta fiesta de la Visitación de María a su prima Isabel. Y estamos contemplando ese ponerse en camino
de María. Y es una invitación a que no cerremos los ojos ni nuestros oídos y
también seamos capaces de ponernos en camino. ¿No tenemos una Buena Noticia que
comunicar y compartir con los demás desde esa fe que envuelve nuestra vida? ¿No
será necesaria nuestra actitud y postura de servicio a los pies de la puerta de
alguien? ¿No necesitaremos llevar una música nueva a ese mundo que nos rodea?
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