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lunes, 26 de diciembre de 2022

El camino de Belén no está tan lejos del camino del Calvario, porque ambos son caminos de pascua porque son caminos de fidelidad y amor

 


El camino de Belén no está tan lejos del camino del Calvario, porque ambos son caminos de pascua porque son caminos de fidelidad y amor

Hechos de los apóstoles 6, 8-10; 7, 54-59; Sal 30; Mateo 10, 17-22

Quizás a alguien podría parecer en cierto modo incongruente que cuando ayer todo resplandecía de luz, todo era alegría y fiesta en la celebración del nacimiento del Señor hoy nos aparezca la liturgia con vestiduras rojas, como manchadas de sangre, pues nos están hablando de muerte y de martirio en esta fiesta que hoy celebramos de san Esteban el primer mártir del cristianismo.

¿Qué nos querrá decir la liturgia de la Iglesia con esta celebración? Decir claramente que nos está recordando que el camino de Belén no está lejos del camino del calvario, que ya en el mismo camino de Belén estamos viendo un camino de sacrificio y privaciones, cuando la familia de Nazaret tiene que abandonar su hogar para cumplir con el capricho del poderoso de hacer un censo y se traslada hasta Belén; pero allí no terminan esos momentos duros, porque no habrá sitio para ellos en la posada y tendrán que guarecerse en un establo donde ha de nacer Jesús, pobre entre los pobres; serán unos pobres pastores los que acudan hasta aquel niño envuelto en pobres pañales y recostado entre las pajas de un pesebre para hacer el primer reconocimiento pascual de quien es aquel recién nacido.

Es el camino que escogió Dios para hacerse presente entre nosotros los hombres y no podía ser ajeno al sufrimiento de los humanos cuando Dios se encarnó para hacerse como nosotros y emprender un camino de amor que condujera hasta la vida. Es también nuestro camino, no exento de sufrimiento y de dolor, pero un camino donde aprenderemos de aquel niño nacido en Belén que el amor más grande es el del que da la vida por aquellos a los que ama.

Es un camino de Pascua. ¿No decimos también estos cuando nos felicitamos también ‘felices pascuas’? Es el camino de la felicidad verdadera porque es el único camino que nos conducirá a la plenitud, es el camino de la fidelidad y del amor. Fiel le vemos a Dios mismo que al hacerse hombre no renuncia a todos los condicionamientos que tiene el ser humano que también está lleno de mucho sufrimiento y de mucho dolor. Pero es por la pascua, porque tendremos que aprender a realizar ese paso de la muerte a la vida cuando por el amor le demos sentido a cuanto hacemos, a cuanto vivimos e incluso también a cuanto sufrimos.

Tenemos nosotros también que asumir la frialdad de esas pajas del pesebre que solo encontrarán calor en el vaho de los animales que en su entorno también se refugian. En la vida encontramos espinas incómodas que muchas veces nos hieren y hacen también brotar la sangre entre nuestros dedos pero vamos buscando la flor, vamos buscando la rosa, queremos oler su perfume, queremos maravillarnos de su belleza. Es la vida que tendrá espinas, pero que también tiene el agradable aroma de los perfumes del amor; es la vida que tiene su belleza y nos eleva para que aprendamos a degustar lo que verdaderamente da belleza a nuestra vida.

Hoy contemplamos el rojo de la sangre que tiñen unos vestidos o que empapan la tierra junto al caído bajo aquellas piedras. Pero es rojo de vida y de fecundidad, es semilla que se planta y se entierra para que germine y aunque nos parezca que desaparece sin embargo hace brotar otra planta, hace brotar otra vida. ¿Seremos nosotros por nuestra fe ser capaces de ser engendradores de nueva vida porque somos capaces de mantener la fidelidad hasta el final aunque sea duro?

Esteban murió perdonando e incluso disculpando, como lo hizo Cristo en la cruz, y poniendo también su vida en las manos de Dios, en las manos del Padre. ¿Seríamos capaces de llegar nosotros también hasta ese extremo? El niño que contemplamos en estos días nacido en Belén llegó a ese extremo, fue el grano de trigo enterrado para darnos vida. Por eso no podemos olvidar que el camino de Belén no está lejos del camino de la Pascua. No es tan incongruente celebrar la fiesta del protomártir al día siguiente del nacimiento de Jesús en Belén.

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