Con
Jesús encontraremos la verdadera paz, es el descanso de nuestra alma y con El
nuestro espíritu se siente siempre revivificado
Eclesiástico 15,1-6; Sal 88;
Mateo 11,25-30
Estamos cansados y necesitamos descansar, encontrar ese lugar y ese
momento de relax, de tranquilidad, de silencio, donde quizás en el sueño, o
simplemente sin hacer nada recuperar fuerzas, ponernos de nuevo a tono para
recuperar el ritmo de la vida y de nuestros trabajos.
Pero hay cansancios y cansancios; no siempre es el cansancio físico
tras una tarea agotadora, un trabajo muy intenso, sino que lo que necesitamos
es recuperarnos por dentro, poner en orden quizá muchas cosas de la vida,
sentir cómo nuestro espíritu se tonifica, porque en ese cansancio no es que no
tengamos fuerzas físicas para el trabajo; nos falta el ánimo, nos sentimos en
turbulencias interiores, el cansancio quizá es de la vida, de los problemas, de
los agobios y es más bien lo que necesitamos es recuperarnos espiritualmente.
Ya no siempre no es un lugar de reposo lo que necesitamos sino saber
encontrar una nueva actitud interior, quizá alguien que nos escuche o alguien
que simplemente esté a nuestro lado, o nos diga una palabra de animo que
levante de nuevo nuestro espíritu. Necesitamos encontrar paz para nuestro espíritu,
y el abrazo de un amigo o de quien nos escuche nos puede hacer mucho bien.
Son muchos los agobios de la vida que algunas veces nos hacen perder
el norte y nos entra el desaliento,
porque nos sentimos incapaces, porque nos damos cuenta de nuestra debilidad e
impotencia, porque los errores o los tropiezos que hayamos tenido en la vida
ahora quizá nos atormentan. Muchos secretos quizá se guardan en nuestro corazón
que necesitaríamos desprendernos y liberarnos de ellos, pero no sabemos siempre
en quien podamos confiar. Quien llegue a nosotros y nos haga sentir de nuevo la
paz es como un ángel de Dios que llega a nuestro espíritu.
Hoy nos dice Jesús en el evangelio: ‘Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os
aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de
corazón, y encontraréis vuestro descanso’. Hermosas y consoladoras palabras de Jesús.
Jesús nos abre su corazón y en él sí podremos encontrar verdadera paz. A El
podemos acudir porque sabemos que siempre seremos escuchados. Jesús no tiene
relojes que midan el tiempo, no hay horarios de consulta y nunca tiene prisa
porque siempre tiene su corazón abiertos para escucharnos.
En El encontraremos siempre
un corazón compasivo y misericordioso porque siempre va a acogernos y
recibirnos con amor y en su amor nos sentiremos en verdad renovados. En El
vamos a encontrarnos con la verdad de nuestra propia vida porque florecerá la
sinceridad en nosotros mismos, pero al mismo tiempo vamos a tener una luz nueva
que nos haga ver las cosas de manera distinta. Con Jesús ya no va a haber
secretos en nuestra vida ni nada querremos ocultar porque sabemos que El es
compasivo y misericordioso y hasta para las más horribles miserias tendremos
siempre su amor y su perdón.
Con Jesús encontraremos la
verdadera paz. Es el descanso de nuestra alma y con El nuestro espíritu se
siente siempre revivificado. Pongamos nuestra vida en sus manos, depositémosla
en su corazón, su gracia nos cura y nos salva.
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