La fiesta de san Joaquín y santa Ana los abuelos de Jesús una llamada para valorar cuanto recibimos de nuestros mayores como cimiento de la construcción de una sociedad nueva
Hoy celebramos la fiesta de San Joaquín y Santa Ana, los padres de la
Virgen María. Una antigua tradición que arranca del siglo II atribuye estos
nombres a los padres de la Santísima Virgen María. El culto a Santa Ana ya
aparecía en la Iglesia oriental en el siglo IV, aunque sería mas tarde, en
torno al siglo X cuando en el Occidente se comenzó a celebrar también la fiesta
de san Joaquín que hasta hace pocos años se celebraba en agosto, pero después
de las reformas del calendario litúrgico tras el Concilio Vaticano II se
unificaron las fiestas del santo matrimonio en esta fecha.
La tradición sitúa la casa de los padres de María en los alrededores
del templo de Jerusalén, basándose también en los evangelios apócrifos, muy
cerca de donde estaba la piscina probática. Allí se levanta hoy la Iglesia de
santa Ana, que nos recuerda también el lugar del nacimiento de María. La
iconografía religiosa y cristiana es abundante siguiendo estas tradiciones
antes mencionadas.
Como es normal hablar de los padres de María es hablar de los abuelos
de Jesús. Es por lo que desde hace años se ha aprovechado también esta fiesta
para celebrar a los abuelos, nuestros abuelos, todos los abuelos en lo que entrarían
también todas las personas mayores.
Justo es que la sociedad los reconozca. En fin de cuentas en la vida
vamos hundiendo nuestras raíces en nuestros antepasados de los que nos gusto o
no nos guste somos sus herederos. Muchas veces al pensar en los abuelos de lo
primero que nos acordamos son de sus achaques y debilidades. Pero tenemos que
aprender a reconocer que la riqueza de nuestra vida, y esa riqueza no son solo
los bienes materiales que hayamos heredado de ellos, de ellos lo hemos recibido
en la cultura y en el saber, en los valores que nos trasmitieron y en cuantas
enseñanzas para la vida ellos nos supieron trasmitir.
Ellos fueron los que antes que nosotros con sus medios y con sus
limitaciones también fueron construyendo esta sociedad que hoy nosotros vivimos
y que lo que hacemos es continuarla y seguirla desarrollando. Nos creemos los
jóvenes que solo valen nuestras cosas y nuestras ideas, lo que nosotros hacemos
y a cuantas posibilidades nosotros nos abrimos. Pero ¿sobre qué se está
construyendo todo eso? Sobre lo que nuestros antepasados construyeron. Son
realmente los cimientos de lo que nosotros queremos construir hoy; como
cimientos parece que están enterrados y no los queremos ver, pero son la
fortaleza de lo que nosotros ahora podemos vivir.
No podemos olvidar sus valores, no podemos olvidar su espíritu de
sacrificio y su abnegación, no podemos olvidar su trabajo muchas veces bastante
fatigoso porque quizá no tenían los medios de los que hoy nosotros con nueva técnica
nosotros nos podemos aprovechar.
Pero ahí están esos cimientos con su fortaleza, si ellos no hubieran
hecho lo que hicieron nosotros ahora no podríamos continuar con la construcción
de nuestra sociedad, esa sociedad nueva que entre todos queremos construir. No
le quitemos validez a lo que ellos hicieron, sino sepamos descubrir su
importancia y la validez que sigue teniendo. Y entendemos que no nos referimos
solo a lo material sino a lo que es la vida, toda la vida con todos sus valores,
que aun seguimos observando en ellos, nuestros abuelos.
Hemos de saber reconocer y agradecer; hemos de saber corresponder a
tanto cariño como pusieron en todo lo que hicieron para nosotros estemos hoy
aquí donde estamos; hemos de saber estar cerca de ellos y acompañarlos en estos
momentos que para muchos son ya de debilidad. Desgraciadamente la sociedad
algunas veces los olvida y también las familias, arrinconándolos a un lado de
muchas maneras sin saber reconocer cuanto les debemos. Pero que no sea homenaje
de un día que son homenajes fáciles de hacer y que pueden ser efímeros.
Muchas cosas podríamos reflexionar en este día, vaya estas
consideraciones como homenaje, pero también para que con corazón agradecido
despertemos y sepamos estar a su lado. Ellos se lo merecen.
No hay comentarios:
Publicar un comentario