No todo es negro en la vida de nuestro mundo sino seamos capaces de ver que hay muchos corazones buenos que van creando una nueva humanidad
Sabiduría 7, 22 – 8,1; Sal 118; Lucas 17, 20-25
Pero ¿es que esto no va nunca a cambiar? ¿Tenemos que seguir siempre así
con la vida tan llena de sombras? Parece que nunca va a prevalecer lo bueno,
que nunca vamos a lograr que nuestro mundo sea mejor. Ansiamos y deseamos desde
lo más hondo de nosotros mismos que las cosas sean distintas, que las
relaciones entre las personas sean más humanas, que no tengamos que estar
sufriendo tantas violencias, que desaparezcan todas esas corruptelas y maldades
que observamos a nuestro alrededor y que algunas veces nos manchan a nosotros también,
que no sigan siendo los ambiciosos del poder los que se adueñen de todo y
manipulen a su antojo los hilos y resortes de nuestra sociedad.
Hay gente inquieta tenemos que reconocer, surgen por acá y por allá
grupos insatisfechos que querrían cambiar todo de un plumazo, pero se ven
muchas veces impotentes y hasta tienen el peligro de verse salpicados por esa
maldad que ronda a nuestro alrededor. Se quieren poner normas y leyes; se
quiere cambiar el rumbo de la sociedad porque nos parece que nada de lo que teníamos
nos vale, porque por sus frutos los conoceréis. Y se siente cierta frustración
porque las esperanzas que tenemos puestas en querer hacer que las cosas sean
mejor no se ven cumplidas.
Son los descontentos que se aprecian en la sociedad y de lo que también
hemos de reconocer algunos tratan de aprovecharse. Y no es meternos en política
en el sentido de partidismos sino en querer buscar el bien de la sociedad, lo
mejor para nuestra sociedad. ¿Qué hacer? ¿Sucede todo esto solo en nuestro
tiempo o es historia repetida a través de los tiempos?
En el momento histórico de Jesús también se vivían en la sociedad
situaciones así. El pueblo judío estaba descontento porque se veían oprimidos y
sin libertad bajo el dominio de los romanos y ellos siempre habían tenido la
esperanza de un Mesías liberador que dada la situación que vivían lo convertían
demasiado en un caudillo guerrero que hiciera una liberación en un sentido político
también.
Vivían la esperanza de un Mesías anunciado por los profetas y que
vislumbraban que llegaba el tiempo de su venida. Ahora se preguntan si no es
Jesús ese Mesías esperado cuando El tanto les habla del Reino de Dios y de una
nueva forma de vivir donde habría de prevalecer el amor y la paz. Por eso se
preguntan si ya es el tiempo de ese Reino de Dios que Jesús anuncia. Son los
fariseos los que vienen ahora a preguntarle cuando iba a llegar el Reino de
Dios.
La respuesta de Jesús es contundente. El Reino de Dios no va a llegar
de forma espectacular ni de la manera que ellos se están imaginando. ‘Mirad,
el Reino de Dios está dentro de vosotros’. ¿Qué significará lo que Jesús
les está diciendo? El Reino de Dios no llega desde meras imposiciones externas,
porque hagamos unas guerras o impongamos unas leyes. El Reino de Dios hemos de
comenzar a vivirlo dentro de nosotros. Si en nuestro corazón no aparecen esas características
de las que Jesús nos ha venido hablando a lo largo de todo el evangelio,
significa que el Reino de Dios no ha llegado a nuestra vida.
Hemos de comenzar por decir que son nuestros corazones los que tienen
que cambiar, nuestras posturas y actitudes tienen que transformarse; hemos de
comenzar a pensar y a vivir de una forma nueva; nuestra manera de relacionarnos
con los demás, de tratar con todas las personas tiene que ser diferente; la paz
no será algo externo e impuesto sino que hemos de sentirla dentro de nuestro corazón
porque desterremos resentimientos y rencillas, porque hagamos desaparecer el
odio y la malquerencia de nuestro corazón,
porque comenzamos a ser más solidarios los unos con los otros, porque nos
amamos más, porque nos respetamos y valoramos mutuamente y las envidias y los
celos ya no nos reconcomen por dentro.
Comenzaremos a vivir el sentido del Reino de Dios e iremos contagiando
a cuantos están a nuestro lado de todos esos valores. Descubriremos las cosas
buenas que hay en los demás y veremos que también hay muchos que viven con esa
inquietud en el corazón; nos daremos cuenta de que hay muchas personas buenas y
no es el mal el que prevalece, sino que hay muchos que van sembrando en sus
familias, en sus ambientes, en su trabajo, en la sociedad en que viven buenas
semillas que un día darán fruto.
A pesar de las sombras veremos también que hay mucha luz y que también
van cambiando muchas cosas, aunque cueste y sea una lucha de amor continua la
que tenemos que ir realizando. Tengamos esperanza, vivamos en esperanza,
llenemos de la luz de la esperanza a nuestro mundo para que no caigamos en el
desaliento. Seamos positivos en la vida.
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