El tiempo de nuestro descanso podría ser el momento para a ir a
encontrarnos con esa persona que vive en soledad, quizás por sus años, quizá
por sus enfermedades u otras circunstancias de la vida
Colosenses, 1,24-2,3; Sal 61; Lucas
6,6-11
‘¿Qué está permitido en
sábado, hacer el bien o el mal, salvar a uno o dejarlo morir?’ Es la pregunta que les hace Jesús ante la
resistencia y los recelos que tenían algunos porque era sábado y Jesús se había
atrevido a curar a un enfermo. La ley del descanso sabático pesaba como una
loza sobre la conciencia de aquellos tan fieles cumplidores de la ley. Por eso
están al acecho de lo que haga Jesús. Curar era considerado como un trabajo y
el sábado no se podía hacer ningún trabajo porque en el descanso todo tenía que
estar reservado para el Señor. Pero ¿podian llegar las exigencias de la ley del
descanso sabático hasta impedir que un hombre que sufría fuera curado? Las
incongruencias de los legalismos cuando no hay verdadero espíritu en el
corazón.
Pero puede ser una pregunta que
nos haga también Jesús a nosotros. Ya sé que eso del descanso del día del Señor
nos lo tomamos a nuestra manera. Por supuesto que el descanso es un bien para
la persona y todos lo necesitamos. Ese detenernos de lo que son nuestros
trabajos habituales sobre todo en referencia a las jornadas laborales donde
vamos a recibir un salario para nuestro sustento, son algo importante que
valoramos mucho en nuestra sociedad actual.
Necesitamos ese encuentro con
los demás, ese convivir más intensamente con aquellos que amamos como son
nuestra familia o también nuestros amigos; hemos de saber dedicar un tiempo a
los nuestros, como necesitamos un tiempo también para nosotros mismos. Está
bien y hasta es necesario sicológicamente ese desconectar de lo que son nuestras
tareas habituales, pero quizá también habríamos de buscar un modo de darle el
mejor sentido y valor a esa tiempo de nuestra actividad.
Como creyentes y cristianos es también
el tiempo que aprovechamos mejor para nuestro culto al Señor; si cada día el cristiano
ha de vivir la presencia de Dios en su vida sabiendo invocarle y darle gracias,
pidiendo su gracia y su fuerza para las tareas y para la lucha de cada día y también
para saber sentir su luz en nosotros que nos ayude, nos ilumine para esos pasos
de nuestro diario caminar, en el tiempo del descanso podemos tener la
oportunidad de un tiempo mas intenso de encuentro con el Señor, para
escucharle, para sentir como camina junto a nosotros alimentando nuestra vida.
Es lo que hacemos los cristianos
con la participación en la Eucaristía dominical, pero también cuando sabemos
encontrar esos momentos de interioridad para saborear más pausadamente la
palabra del Señor. No es solo un rito o una imposición de una norma, sino
necesidad espiritual de nuestra vida. Solo así podremos levantar mejor nuestro espíritu
sabiendo mirar a lo alto y teniendo fuerza para trazarnos también metas altas
en nuestra vida.
Pero creo que podría ser también
el tiempo para el vivir con más intensidad el compromiso de nuestro amor. Recojamos
la pregunta de Jesús que recordábamos al principio. ‘¿Qué está permitido en
sábado, hacer el bien o el mal, salvar a uno o dejarlo morir?’ puede ser y
tiene que ser el tiempo de dar vida, de compartir nuestro tiempo y nuestra
persona en al amor a los demás. Son tantas las tareas que podemos hacer en este
sentido. ¿No podría ser el momento para a ir a encontrarnos con esa persona que
vive en soledad, quizás por sus años, quizá por sus enfermedades u otras
circunstancias de la vida? Ahí queda el planteamiento y miremos qué hacemos o
qué podemos hacer en este sentido que seguro que tenemos muchas posibilidades.
No hay comentarios:
Publicar un comentario