Vistas de página en total

lunes, 11 de septiembre de 2017

El tiempo de nuestro descanso podría ser el momento para a ir a encontrarnos con esa persona que vive en soledad, quizás por sus años, quizá por sus enfermedades u otras circunstancias de la vida

El tiempo de nuestro descanso podría ser el momento para a ir a encontrarnos con esa persona que vive en soledad, quizás por sus años, quizá por sus enfermedades u otras circunstancias de la vida

Colosenses, 1,24-2,3; Sal 61; Lucas 6,6-11
‘¿Qué está permitido en sábado, hacer el bien o el mal, salvar a uno o dejarlo morir?’ Es la pregunta que les hace Jesús ante la resistencia y los recelos que tenían algunos porque era sábado y Jesús se había atrevido a curar a un enfermo. La ley del descanso sabático pesaba como una loza sobre la conciencia de aquellos tan fieles cumplidores de la ley. Por eso están al acecho de lo que haga Jesús. Curar era considerado como un trabajo y el sábado no se podía hacer ningún trabajo porque en el descanso todo tenía que estar reservado para el Señor. Pero ¿podian llegar las exigencias de la ley del descanso sabático hasta impedir que un hombre que sufría fuera curado? Las incongruencias de los legalismos cuando no hay verdadero espíritu en el corazón.
Pero puede ser una pregunta que nos haga también Jesús a nosotros. Ya sé que eso del descanso del día del Señor nos lo tomamos a nuestra manera. Por supuesto que el descanso es un bien para la persona y todos lo necesitamos. Ese detenernos de lo que son nuestros trabajos habituales sobre todo en referencia a las jornadas laborales donde vamos a recibir un salario para nuestro sustento, son algo importante que valoramos mucho en nuestra sociedad actual.
Necesitamos ese encuentro con los demás, ese convivir más intensamente con aquellos que amamos como son nuestra familia o también nuestros amigos; hemos de saber dedicar un tiempo a los nuestros, como necesitamos un tiempo también para nosotros mismos. Está bien y hasta es necesario sicológicamente ese desconectar de lo que son nuestras tareas habituales, pero quizá también habríamos de buscar un modo de darle el mejor sentido y valor a esa tiempo de nuestra actividad.
Como creyentes y cristianos es también el tiempo que aprovechamos mejor para nuestro culto al Señor; si cada día el cristiano ha de vivir la presencia de Dios en su vida sabiendo invocarle y darle gracias, pidiendo su gracia y su fuerza para las tareas y para la lucha de cada día y también para saber sentir su luz en nosotros que nos ayude, nos ilumine para esos pasos de nuestro diario caminar, en el tiempo del descanso podemos tener la oportunidad de un tiempo mas intenso de encuentro con el Señor, para escucharle, para sentir como camina junto a nosotros alimentando nuestra vida.
Es lo que hacemos los cristianos con la participación en la Eucaristía dominical, pero también cuando sabemos encontrar esos momentos de interioridad para saborear más pausadamente la palabra del Señor. No es solo un rito o una imposición de una norma, sino necesidad espiritual de nuestra vida. Solo así podremos levantar mejor nuestro espíritu sabiendo mirar a lo alto y teniendo fuerza para trazarnos también metas altas en nuestra vida.
Pero creo que podría ser también el tiempo para el vivir con más intensidad el compromiso de nuestro amor. Recojamos la pregunta de Jesús que recordábamos al principio. ‘¿Qué está permitido en sábado, hacer el bien o el mal, salvar a uno o dejarlo morir?’ puede ser y tiene que ser el tiempo de dar vida, de compartir nuestro tiempo y nuestra persona en al amor a los demás. Son tantas las tareas que podemos hacer en este sentido. ¿No podría ser el momento para a ir a encontrarnos con esa persona que vive en soledad, quizás por sus años, quizá por sus enfermedades u otras circunstancias de la vida? Ahí queda el planteamiento y miremos qué hacemos o qué podemos hacer en este sentido que seguro que tenemos muchas posibilidades.

No hay comentarios:

Publicar un comentario