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jueves, 31 de agosto de 2017

Jesús está recordándonos el ahora de nuestra historia que entre todos con nuestra laboriosidad y responsabilidad tenemos que realizar y con nuestra creatividad embellecemos también la vida de los demás

Jesús está recordándonos el ahora de nuestra historia que entre todos con nuestra laboriosidad y responsabilidad tenemos que realizar y con nuestra creatividad embellecemos también la vida de los demás

1Tesalonicenses 3, 7-13; Sal 89; Mateo 24, 42-51
Hace unos días una persona me hacia un comentario en referencia a otra persona que decía que no le preocupaba el trabajo porque con las prestaciones sociales que recibía ya tenia lo suficiente para vivir bien; más allá de la critica, no sé si con intenciones corrosivas, que hacia esta persona pues se notaba que entre ellos no se llevaban muy bien, me vale este hecho para esta reflexión que me quiero hacer sobre la responsabilidad con que tenemos que enfrentarnos a la vida, la responsabilidad de nuestro trabajo.
Ya sé que en el fondo podemos tener esas apetencias de vivir sin hacer nada si tenemos los medios suficientes para poderlo hacer, pero esa ociosidad de la vida creo que puede ser síntoma, o si no al menos lo crea, de un vació interior en el que no le hemos sabido dar un sentido a la vida. Yo diría que tenemos una responsabilidad con la vida misma que hemos recibido. Y aquello que somos, aquellos valores y posibilidades que podamos tener en la vida tenemos que desarrollarlos. Porque nos hace crecer a nosotros mismos, y no solo en el hecho de tener unas ganancias con las que lograr un bienestar.
El bienestar no es solo la posesión de una serie de cosas que nos puedan hacer la vida fácil, el bienestar es algo que tenemos que sentir en lo más hondo de nosotros mismos. Y lo logramos desde esa responsabilidad con que asumimos la vida, lo logramos cuando vemos que nuestra vida es útil y no ya para nosotros mismos sino también para los demás, para la sociedad en la que vivimos.
La satisfacción de la creatividad de nuestra vida en aquello que hacemos y que vivimos es lo que mas hondamente nos puede hacer disfrutar. Es la satisfacción del artista que ve su obra terminada, contemplada y admirada por todos. Pero tendríamos que decir que todos somos ese artista en aquello que sabemos hacer, en aquello que realizamos con nuestro trabajo, en aquello con concluimos con nuestra responsabilidad. No nos sentiremos vacíos, sentiremos dentro de nosotros el más hondo bienestar, aparte de esos otros frutos materiales que obtenemos con la realización de nuestro trabajo.
Hoy Jesús en el evangelio nos habla de estar preparados, atentos y vigilantes viviendo la responsabilidad de nuestra vida. Nos habla de la trascendencia de nuestra vida y de ese punto final de nuestra historia. Estad en vela…, Estad. también vosotros preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre…’  
Pero está queriéndonos recordar también el ahora de nuestra historia que entre todos con nuestras laboriosidad, con nuestra responsabilidad tenemos que realizar. Es la vigilancia de nuestra responsabilidad, de nuestra laboriosidad, de la creatividad de nuestra vida con que podemos embellecer también la existencia de los demás.

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