Jesús está recordándonos el ahora de nuestra historia que entre todos con nuestra laboriosidad y responsabilidad tenemos que realizar y con nuestra creatividad embellecemos también la vida de los demás
1Tesalonicenses 3, 7-13; Sal 89; Mateo
24, 42-51
Hace unos días una persona me hacia un comentario en referencia a otra
persona que decía que no le preocupaba el trabajo porque con las prestaciones
sociales que recibía ya tenia lo suficiente para vivir bien; más allá de la
critica, no sé si con intenciones corrosivas, que hacia esta persona pues se
notaba que entre ellos no se llevaban muy bien, me vale este hecho para esta reflexión
que me quiero hacer sobre la responsabilidad con que tenemos que enfrentarnos a
la vida, la responsabilidad de nuestro trabajo.
Ya sé que en el fondo podemos tener esas apetencias de vivir sin hacer
nada si tenemos los medios suficientes para poderlo hacer, pero esa ociosidad
de la vida creo que puede ser síntoma, o si no al menos lo crea, de un vació
interior en el que no le hemos sabido dar un sentido a la vida. Yo diría que
tenemos una responsabilidad con la vida misma que hemos recibido. Y aquello que
somos, aquellos valores y posibilidades que podamos tener en la vida tenemos
que desarrollarlos. Porque nos hace crecer a nosotros mismos, y no solo en el
hecho de tener unas ganancias con las que lograr un bienestar.
El bienestar no es solo la posesión de una serie de cosas que nos
puedan hacer la vida fácil, el bienestar es algo que tenemos que sentir en lo
más hondo de nosotros mismos. Y lo logramos desde esa responsabilidad con que
asumimos la vida, lo logramos cuando vemos que nuestra vida es útil y no ya
para nosotros mismos sino también para los demás, para la sociedad en la que
vivimos.
La satisfacción de la creatividad de nuestra vida en aquello que
hacemos y que vivimos es lo que mas hondamente nos puede hacer disfrutar. Es la
satisfacción del artista que ve su obra terminada, contemplada y admirada por
todos. Pero tendríamos que decir que todos somos ese artista en aquello que
sabemos hacer, en aquello que realizamos con nuestro trabajo, en aquello con
concluimos con nuestra responsabilidad. No nos sentiremos vacíos, sentiremos
dentro de nosotros el más hondo bienestar, aparte de esos otros frutos
materiales que obtenemos con la realización de nuestro trabajo.
Hoy Jesús en el evangelio nos habla de estar preparados, atentos y
vigilantes viviendo la responsabilidad de nuestra vida. Nos habla de la
trascendencia de nuestra vida y de ese punto final de nuestra historia. ‘Estad en vela…, Estad. también vosotros
preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre…’
Pero está queriéndonos recordar también el ahora de nuestra historia
que entre todos con nuestras laboriosidad, con nuestra responsabilidad tenemos
que realizar. Es la vigilancia de nuestra responsabilidad, de nuestra
laboriosidad, de la creatividad de nuestra vida con que podemos embellecer
también la existencia de los demás.
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