En la fiesta de los santos Arcángeles nos unimos a los coros celestiales para cantar la gloria y la santidad del Señor
Daniel
7,9-10.13-14; Sal 137; Juan 1,47-51
‘Delante de los
ángeles tañeré para ti, Señor’,
es el responsorio o antífona que nos ofrece la liturgia con el salmo para
alabar y bendecir al Señor en esta fiesta de los santos Arcángeles que hoy
celebramos. Comúnmente por tradición decimos que hoy es el día de san Miguel,
puesto que los otros arcángeles tenían otro día para su fiesta, pero la reforma
litúrgica unió su celebración en un único día. Por eso hoy celebramos a san
Miguel, san Rafael y san Gabriel.
Los ángeles y los arcángeles cantan la gloria del
Señor. Así lo expresamos en la liturgia y al comenzar la celebración de la Eucaristía,
en el prefacio de la plegaria eucarística, nos unimos a los coros de los
ángeles y arcángeles para cantar la gloria y la santidad del Señor. Dentro de
unos días la liturgia nos ofrecerá la memoria de los santos Ángeles Custodios,
esos Ángeles que están a nuestro lado para traernos la inspiración del Señor en
ese camino de santidad que habríamos de recorrer.
Hoy son los santos arcángeles recordando de manera
especial aquellos que en la aparecen con una misión muy especial y concreta en
el desarrollo de la historia de la salvación. Mensajeros de Dios nos ayudan a
descubrir el misterio de Dios y nos manifiestan lo que es la gloria del Señor.
Es el ángel del Señor que anuncia el momento culminante de la salvación con la
aparición del Arcángel Gabriel primero a Zacarías para el nacimiento del
Bautista que había de preparar los caminos del Señor y luego a María que
manifestaba así la efusión del Espíritu Santo para que de ella naciera el Hijo
del Altísimo, nuestro Salvador.
Será el arcángel también que como mensajero divino
viene a acompañar el camino de Tobías que será camino de salud y de vida para
aquel hogar de hombres piadosos del Señor; es la misión del Arcángel Rafael. O
será la manifestación del poder del Señor frente al mal que nos recuerda
siempre la fortaleza del Señor en medio de nuestras adversidades y peligros
para sentir así la gracia que nos haga mantenernos en fidelidad a Dios; el
arcángel Miguel es el signo que nos manifiesta la presencia del Señor que nos
llena de fortaleza.
El camino del creyente, el camino del cristiano ha de
ser siempre un camino de fidelidad; muchas veces los caminos de la vida se nos
oscurecen pero Dios nos hace sentir su luz y su presencia; es el Señor el que
mueve nuestros corazones y nos fortalece con su gracia. Los ángeles del Señor
nos hacen sentir esa presencia de Dios, inspiran nuestro corazón, nos hacen
llegar ese mensaje divino que nos está manifestando siempre lo que es el amor
eterno de Dios.
Que así vivamos y sintamos su presencia junto a
nosotros; no como unos talismanes milagrosos que misteriosamente nos lo
resuelvan todo, sino que nos ayuden a descubrir y sentir esa presencia de Dios,
ese amor eterno que Dios nos tiene. Son espíritus puros que están junto a Dios
y nos acompañan en el camino de la vida; muchas personas tienen una confusión
grande con el misterio de los ángeles como si fueran espíritus que actúan por
si mismos y que no nos manifestaran esa presencia y gracia del Señor. Hemos de
verlos en todo su sentido. y pensemos que son siempre esos mensajeros de Dios
que nos alcanzan esa gracia y fortaleza del Señor que es quien nos cura y nos
salva, quien nos perdona y nos llena de la gracia divina que nos hace a
nosotros también hijos de Dios.
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