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jueves, 29 de septiembre de 2022

Al celebrar a los santos arcángeles que Dios nos alcance ver a esos ángeles que a nuestro lado nos elevan y nos estimulan y nos llenan de nueva espiritualidad

 


Al celebrar a los santos arcángeles que Dios nos alcance ver a esos ángeles que a nuestro lado nos elevan y nos estimulan y nos llenan de nueva espiritualidad

Daniel 7,9-10.13-14; Sal 137; Juan 1,47-51

Algunas veces nos encontramos con personas que nos parecen extraordinarias por sus valores reflejados en posturas o en actuaciones valientes en la vida que aunque parezcan ir a contracorriente de lo que habitualmente vivimos sin embargo nos llaman la atención, pero es que además descubrimos que en esas personas hay como una hondura espiritual que crean en ellas un algo muy especial y con quien ciertamente aunque sus posturas o su actuar sean un interrogante en nuestra vida, sin embargo parece que trasmiten una paz que nos hace sentirnos bien. En algunos sitios y en expresiones muy coloquiales se suele decir que estas personas tienen un ángel. Solemos decir algunas veces que nos encontramos Ángeles en nuestra vida caminando a nuestro lado.

¿Creemos en los ángeles? Quizá cuando nos encontramos personas así, tan espirituales, parece que nos inducen de verdad a creer en los ángeles. Es lo que hoy y el próximo 2 de octubre con la liturgia de la Iglesia celebramos. Hoy de manera especial hacemos memoria de los arcángeles san Miguel, san Gabriel y san Rafael.  Hay una referencia especial a ellos en la Biblia y en especial en el Evangelio para san Miguel y san Gabriel, y san Rafael en el Antiguo Testamento en el Libro de Tobías.

Hoy mismo hemos escuchado en el texto del evangelio que se nos ofrece – el encuentro de Natanael con Jesús a pesar de sus reticencias cuando Felipe le habla de Jesús – que ‘veremos el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre’. Ya en muchos momentos del evangelio aparece la figura de los ángeles; no solo es el ángel Gabriel el que primero anuncia a Zacarías el Nacimiento del Precursor del Mesías sino también a María que de ella va a nacer el Hijo de Dios.

Serán los ángeles los que cantan la gloria de Dios en su nacimiento anunciando a los pastores que en la ciudad de David les ha nacido un salvador. Serán los ángeles que sirven a Jesús después que el ángel tentador lo haya abandonado en el monte de la cuarentena.  En el momento del inicio de la pasión en Getsemaní será el ángel del Señor el que acompañe a Jesús como consuelo. Más tarde serán los ángeles los encargados de anunciar a las mujeres que no busquen entre los muertos al que ha resucitado. Y como anuncia Jesús serán enviados los Ángeles a los cuatro vientos para reunir a los elegidos y acompañarán al Hijo del Hombre en su venida definitiva con gran poder y gloria, como los ángeles de los niños inocentes estarán contemplando en el cielo el rostro de Dios.

Son los ángeles de Dios que también están junto a nosotros en el camino de la vida inspirándonos lo bueno y haciéndonos sentir la presencia de Dios. Eso lo celebraremos con más intensidad el dos de octubre cuando celebremos los santos ángeles custodios. Pero eso no impide que hoy nos unamos a la liturgia celestial para cantar con los ángeles y con los arcángeles y con todos los coros celestiales la gloria del Señor como lo hacemos en nuestra liturgia de cada día en la celebración de la Eucaristía. Del cánticos de los ángeles en el nacimiento de Jesús tomamos prestadas sus palabras – ‘gloria a Dios en el cielo y en la tierra paz a los hombres que Dios ama’ - para entonar también el cántico de gloria y de alabanza cuando iniciamos la Eucaristía. Y deseamos que por mano de su ángel sea presentada nuestra ofrenda en el cielo para que así sea siempre todo para honor y gloria del Señor.

Pero como decíamos al principio debemos tener ojos de fe, ojos limpios de malicia, para descubrir a esos ángeles que Dios pone a nuestro lado en el camino de la vida en esas personas buenas, que con sus valores y también con la profundidad de sus vidas quieren elevarnos a nosotros a que descubramos metas más altas, caminos más grandiosos. Tenemos que dar gracias a Dios porque pone tantas personas buenas a nuestro lado que nos estimulan y nos impulsan a que vivamos una vida distinta, a que arranquemos de nosotros toda malicia, a que llenemos nuestra existencia de una verdadera espiritualidad.

Ojalá seamos capaces de ver ese cielo abierto con esos Ángeles significados en tantas personas buenas que a nuestro lado elevan nuestro espíritu y nos hacen gozar también de la gloria y la presencia del Señor.

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