Si plantamos una semilla cada día y esta semilla fructifica nos sentiremos al final gozosos de que podamos ofrecer al mundo una hermosa cosecha de cosas buenas. No es por el orgullo de ver lo bueno que somos sino simplemente por el gozo de sembrar y de hacer que cada día todos podamos ser mejores y más felices haciendo felices a los demás.
La Palabra de Dios nos da la ocasión para ello si somos capaces de compartir lo que de ella recibimos. Si cuando yo la escucho en mi corazón y saco fruto para mi vida, soy capaz también de compartirlo con los demás, estaré sintiéndome sembrador con Cristo de esa buena semilla de su Palabra en medio del mundo. En fin de cuentas es una misión que El nos ha confiado.
Es lo que pretendo con este blog. Compartir con los demás lo que yo voy recibiendo de la Palabra de Dios escuchada en mi corazón. Espero que esa semilla pueda producir mucho fruto en muchos corazones
¡Bendiciones! ¡Qué enorme alegría encontrar este lugar tan lleno de sabiduría, tan lleno de amor! ¡Gracias enormes por expresar con paciencia y calidez el mensaje del Señor! ¡Qué amoroso es el Señor que llega al corazón, del modo perfecto, en el momento exacto! Nos ayuda a seguir, a mantenernos firmes en su camino, para hacer Su Voluntad, para sanar los corazones. ¡Qué alegría! ¡Estoy tan contenta! ¡Qué tesoro maravilloso! ¡Qué gran día! ¡Muchas bendiciones!
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