Sepamos agradecer el amor que Dios nos tiene y nos pone los signos y las señales del Buen Pastor para que sepamos encontrar los pastos de vida eterna que El nos ofrece
Hechos 2, 14a. 36-41; Sal 22; 1Pedro 2, 20-25; Juan 10, 1-10
La imagen del pastor que cuida su rebaño, que camina con sus ovejas en búsqueda de pastos, que las conoce por su nombre porque a cada una le ha puesto un nombre, que se desvive por la oveja perdida o enferma, que las guarda en su redil por la noche precaviéndolas de todo peligro, a los que hoy somos más urbanos que vivimos en las ciudades alejados de la vida campestre, nos puede parecer algo bucólico, muy hermoso y muy poético, casi como una novela pastoril, pero sin embargo no todos somos tan ajenos a esta realidad, porque ya viene siendo frecuente que aun en un ambiente urbano queramos tener un animalito aunque sea de compañía; y ya sabemos los lazos que se crean entre unos y otros, y no vamos a entrar en muchos detalles, y cómo se llega al sufrimiento incluso en la enfermedad de la mascota preferida y no digamos si nos llega a faltar.
De una forma o de otra en nuestro recuerdo o imaginación nos vale para comprender el sentido de este domingo pascual en el que Jesús vendrá a decirnos que El es el Buen Pastor, pero también nos habla de la puerta por donde se entra y se sale del redil. Terminará diciéndonos que lo que El quiere para nosotros es vida y vida en abundancia.
Como el pastor que cuida de su rebaño, con todas aquellas características que ya antes mencionamos y muchas más que podríamos traer a colación. Nos alimenta y cuida de nosotros, es el Buen Pastor que va delante nosotros señalándonos el camino, pero será el Buen Pastor que será capaz de dar su vida por nosotros. Sentía lástima Jesús, lo hemos escuchado muchas veces en el evangelio, cuando contemplaba aquellas multitudes que le buscaban, que eran capaces de seguirle incluso a los descampados, o esperarle a la orilla de la playa por donde fuera a desembarcar, pero, como El nos dice, eran como ovejas sin pastor; y a unos ovejas sin pastor no solo por si mismas no van a encontrar los pastos que necesitan, sino que estarán ante los peligros de ladrones que nos asalten y nos roben.
Es Jesús la puerta, por donde se entra y por donde se sale; solo podrá atravesar esa puerta el que es verdadero pastor de esas ovejas, el ladrón buscará el asalto por otros medios con los que pueda sorprender. Pero Jesús estará a nuestro lado con ojo avizor, como el pastor que cuida de sus ovejas para fortalecernos y podemos estar atentos al acecho del ladrón, al acecho de la tentación que por otros caminos nos podría arrastrar.
Pero esta imagen aparece ante nosotros en este camino pascual que vamos realizando para que sepamos agradecer ese cuidado que Dios nos tiene y a nuestro lado nos pondrá los signos y las señales de Jesús para que andemos por su mismo camino, para que sepamos encontrar esos pastos de vida eterna que El nos ofrece, pero también para que caigamos en la cuenta cómo la pascua nos hace entrar en la órbita del servicio al estilo y a la manera de Jesús.
Aunque luego podamos llevar esa imagen del Pastor a otros aspectos y a otras funciones que en medio de la comunidad cristiana se han de realizar, sin embargo el mensaje del evangelio hoy es para todos, para todos los que nos llamamos seguidores de Jesús, porque en todos tiene que resplandecer esa imagen del servidor, del que se pone en servicio de los hermanos para continuar la misma obra de Jesús.
Todos estamos llamados al servicio porque todos por nuestra fe en Jesús entramos en la órbita del amor. Por su nombre hemos de conocer también a los hermanos que nos rodean, que significa mucho más que tener un nombre en nuestra mente por el que recordarle y llamarle porque toda persona merece y tiene el derecho de tener un nombre que es en cierto modo como reconocer y valorar su dignidad. Cuántas cosas se derivarían de este pensamiento para nuestra relación y nuestro trato con los demás.
Esta imagen aparece también en este domingo para hacernos recordar a aquellos que en nombre del Buen Pastor ejercen esa función de pastores del pueblo de Dios desde una vocación y una llamada especial. Es día de oración en la Iglesia por los pastores del pueblo de Dios, por todos los que ejercen desde una llamada especial del Buen Pastor alguna función pastoral en la Iglesia.
Por eso se convierte también en el día de las vocaciones, que no son solo al sacerdocio – aun con la urgencia que vivimos en nuestros tiempos por la escasez de sacerdotes -, sino a la vida religiosa de especial consagración y a todas esas funciones pastorales que un cristiano puede y tiene que ejercer en medio del pueblo de Dios. Tenemos que orar al dueño de la mies que envíe operarios a su mies para que suscite personas que con valentía respondan a esa especial llamada del Señor.
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