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lunes, 9 de septiembre de 2019

No nos preguntamos solamente qué es lo que está permitido sino lo seríamos capaces de hacer en colaboración con los demás sea quien sea



No nos preguntamos solamente qué es lo que está permitido sino lo seríamos capaces de hacer en colaboración con los demás sea quien sea

Colosenses, 1, 24-2, 3; Salmo 61; Lucas, 6, 6-11
‘¿Qué está permitido en sábado, hacer el bien o el mal, salvar a uno o dejarlo morir?’, la pregunta viene a cuento de que un sábado al entrar Jesús en la sinagoga los escribas y fariseos están acechando a ver la actitud de Jesús, a ver lo que hace Jesús.
Ya todos conocían cómo Jesús curaba a los enfermos pero también con lo que enseñaba se estaba enfrentando a los rigoristas de turno que no comprendían ese sentido nuevo que Jesús quería darle a las cosas cuando les trasmitía el mensaje del Reino de Dios. Por una parte se habían hecho unas ideas de lo que tendría que ser el Mesías que no concordaba según sus apreciaciones con la manera de presentarse Jesús, aunque todo el mundo estaba admirado con lo que decía y con lo que hacia; pero por otra parte quizá podían ver en peligro su situación de dominio y prepotencia con la que ellos se presentaban como únicos maestros de la ley ante el pueblo.
Había en la sinagoga un hombre que tenía una mano paralizada. ¿Qué iba a hacer Jesús? Era sábado y en el sábado no estaba permitido ningún tipo de trabajo. ¿Se podía considerar un trabajo el que Jesús milagrosamente curara a aquel hombre con sus discapacidad, con su invalidez? Para ellos quizá podía considerarse un trabajo porque en la multitud de normas y explicaciones que ellos se habían hecho de la ley de Moisés todo estaba muy reglamentado, muy pormenorizado. ¿Qué haría Jesús cuando viera la discapacidad de aquel hombre?
Pero es Jesús el que se les adelante y le pide a aquel hombre que se ponga en pie allí en medio. Y lanza la pregunta. ‘¿Qué está permitido en sábado, hacer el bien o el mal, salvar a uno o dejarlo morir?’ Poniéndolo así como ahora Jesús se los platea, nadie se atreve a decir nada. No iban ellos ahora a ponerse en contra de lo que sabían que querían todas aquellas personas, que era salvar a aquel hombre, que se viera curado de su invalidez. No serían ellos los que ahora se opusieran. Pero Jesús sí actuó. Y curó a aquel hombre.
Allí estaban aquellos que ni comían ni dejaban comer, como se suele decir en el dicho refranero. Como sigue sucediendo. No vamos ahora a quedarnos en el hecho de que fueran tan legalistas y estuvieran con tantos rigorismos, como hemos comentado muchas veces. Pero la actitud de aquellos que estaban allí al acecho es algo que se repite. Los que ni comen ni dejan comer, como decíamos.
Siempre hay gente que está al acecho, que está a la contra de todo, que no hace nada pero que todo son críticas a lo que los otros hacen; los que no mueven un dedo, pero los vemos allí por detrás observando, fijándose en detalles para luego criticar, para juzgar, para decir que las cosas no se están haciendo bien, para decir que ellos lo  hubieran hecho de otra manera, pero al final hablan y hablan pero nunca hacen nada. Y lo malo que con sus críticas y entorpecimientos tampoco dejan que otros hagan.
Nos encontramos con gente negativa, siempre con sus juicios y comentarios, siempre por detrás pero no se ponen en medio y toman la iniciativa; son los que frenan continuamente las cosas buenas que se pueden hacer; son los que ven siempre dobles intenciones en los que se atreven a hacer alguna cosa buena; son los que no son capaces de ver ni aceptar lo bueno que hacen los otros, porque son de otra manera de pensar, porque son de otra ideología, o de otro partido político, nada bueno pueden ver en los otros y cuando puedan si ellos llegan a tener el mando, por decirlo así, lo que harán será destruir todo lo que han hecho los otros. Lo vemos tantas veces en la vida social.
No podemos ir con esas negatividades en la vida. Tenemos que saber ser constructores sabiendo aceptar y valorar la colaboración de los otros. No podemos ir buscándonos méritos y galardones sino que tenemos que ser capaces de poner siempre nuestra colaboración a todo eso bueno que entre todos podemos hacer. Cuando será el tiempo en que entre todos, aunque tengamos opiniones distintas, maneras de enfrentar las cosas de forma distinta, seamos capaces de ponernos a colaborar, a buscar entre todos eso bueno que es necesario hacer y que tenemos que ser capaces de hacer.
Es un mundo nuevo que tenemos que crear y en eso tenemos mucha parte los cristianos, porque desgraciadamente muchas veces colaboramos o no según de donde vengan las ideas o las propuestas, seguimos haciéndonos nuestras discriminaciones que son tan lejanas del amor del evangelio. Es la pregunta que tenemos que hacernos no solo de lo que está permitido o no en determinados momentos, sino qué es lo que tenemos que ser capaces de hacer en nuestra colaboración con los demás sea quien sea, tenga el pensamiento o ideología que pueda tener.

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