Abramos
nuestro espíritu a Jesús que llega a nuestra vida y nos hará libres de verdad y
con El seremos capaces de superar todas esas cosas que nos atan en nuestro
interior
Daniel 3, 14-20. 91-92. 95; Salmo: Dn 3; Juan 8, 31-42
Cuando hablamos o pensamos en libertades o esclavitudes nos es fácil
retrotraernos a otros tiempos, tiempos oscuros de la historia en que la
esclavitud de las personas se veía como algo normal y hasta por el color de la
piel se le mermaba la dignidad de las personas porque por su piel eran
considerados como de un rango inferior. Esos oscuros tiempos han pasado aunque
rebrotan por distintos lugares del mundo nuevas esclavitudes en las que se
sigue manipulando de mil maneras a las personas y no se tiene en cuenta su
dignidad.
Pero reflexionando sobre todo ello seguramente podemos llegar a la conclusión
que esa falta de libertad o la esclavitud puede estar presente hasta en nuestra
propia vida, en nuestro interior y en nuestra manera de proceder. Cuantas cosas
en nuestra vida moderna nos esclavizan, de cuantas cosas dependemos de manera
que si nos faltan parece que no pudiéramos ser felices, de cuantas cosas nos
sentimos atados y nuestra voluntad se ve enajenada. A lo grande pensamos en
grandes vicios, y hablamos que si la droga, que si la bebida, que si el sexo
nos crean ataduras y dependencias y nos lamentamos con tantos que vemos en
nuestro entorno que arruinan su vida por esos caminos.
Pero aun así pienso que podemos seguir ahondando más porque en muchas
ocasiones nos falta esa libertad interior para llegar a lograr eso noble y
digno que deseamos, pero nos falta voluntad, vivimos pendientes de los demás y
de qué dirán, nos sentimos sin fuerzas para afrontar dificultades y también
caemos por esas pendientes que nos llevan a dependencias y a falta de verdadera
libertad.
Nos sentimos tantas veces confundidos y ofuscados por ideas o verdades
que otros tratan de imponernos; no nos sentimos seguros de nosotros mismos y en
muchas ocasiones no tenemos las ideas claras sobre lo que deseamos o por lo que
luchar; recibimos mil influencias de todos los que quieren vender sus
mercancías con promesas de felicidad y ya no son las cosas materiales sino esos
distintos planteamientos o maneras de entender de la vida que cuando nos faltan
unos principios de fondo en nuestra vida nos hacen dudar, nos llenan de
confusiones, y no sabemos que camino tomar dejándonos llevar por el primero que
aparezca o por el que nos parezca más fácil y menos costoso. ¿Estaremos siendo
libres de verdad?
Yo simplemente ahora os ofrezco las palabras de Jesús que nos invita a
seguir su camino y que quiere hacernos libres con la libertad mejor para
nuestras vidas. Forma parte de mi fe y es lo que os ofrezco. ‘Si os mantenéis en mi palabra, seréis de
verdad discípulos míos; conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres’. Jesús nos ofrece su Palabra y su
salvación. El nos dirá que es el Camino, y la Verdad, y la Vida. Nos
señala que viéndole a El, siguiéndole a El iremos al Padre, conoceremos al
Padre. Y ahora nos dice que con su verdad seremos libres.
Algunos no lo entienden,
como no lo entendieron en su tiempo y vemos en el texto del evangelio de hoy
que los judíos se lo discuten. Pero si en verdad nos convirtiéramos a esa Buena
Nueva que nos anuncia y dejáramos que nuestro corazón se transforme entraríamos
en esos caminos de felicidad que El nos ofrece. No dejemos que nunca el pecado
y el mal dominen en nuestra vida. Cada uno conoce muy bien las ataduras que
tiene en su interior.
Abramos nuestro espíritu a
Jesús que llega a nuestra vida y nos hará libres de verdad. Con El seremos
capaces de superar todas esas cosas que nos atan en nuestro interior, desde
nuestros malos sentimientos como nuestras pasiones que nos desbordan; pongamos
la pureza de Jesús en nuestro corazón y dejemos conducir por su gracia. El
Espíritu de Jesús llenará nuestras vidas y nos hará libres de verdad.
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