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viernes, 24 de diciembre de 2021

Con el cántico de Zacarías recordemos que Dios viene a visitar a su pueblo derramando su paz y su misericordia sobre los que aun andamos en caminos de sombras

 


Con el cántico de Zacarías recordemos que Dios viene a visitar a su pueblo derramando su paz y su misericordia sobre los que aún andamos en caminos de sombras

2Samuel, 7, 1-5.8-11.16; Sal, 88; Lucas, 1, 67-79

Las visitas son bien recibidas. Bueno tenemos un cierto de sentido de hospitalidad. Nos agrada recibir a alguien en nuestra casa. Nos desvivimos, queremos atender a quien llega a visitarnos de la mejor manera posible. Nos causa alegría y queremos dar lo mejor de nosotros mismos en la persona que llega a visitarnos.

En esta víspera de la navidad, cuando incluso ya en esta noche celebremos el nacimiento del Señor en lo que llamamos la nochebuena, en la mañana la liturgia de alguna manera quiere ayudarnos a que nos terminemos de preparar debidamente para dichas celebraciones en la conclusión de este camino que hemos venido  haciendo a lo largo de todo el Adviento. Nos quiere ayudar a que descubramos en verdad el misterio que celebramos para que no nos quedemos en lo bonito simplemente o en lo que se puede quedar en superficial o secundario. Y para ello tenemos las palabras de Zacarías.

Reflexionábamos en el nacimiento de Juan que las gentes de la montaña se preguntaban qué iba a ser aquel niño. Habían, es cierto, visto cosas maravillosas en torno a su nacimiento. Confesaban incluso que Isabel se había visto iluminada por la misericordia del Señor cuando le había concedido aquel hijo ya en su vejez. Se admiraban del nombre que se había escogido y se sentían en cierto modo sobrecogidos en la mudez del Zacarías desde que había regresado de su oficio de la ofrenda del templo. Pero no eran capaces de llegar más allá. Hacía falta otra visión, otra mirada, una luz que hiciera comprender. En las Palabras de Zacarías está la respuesta.

Cuando Zacarías prorrumpió a hablar después de señalar el nombre del niño lo hace con un cántico de alabanza al Señor. ‘Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo suscitándonos una fuerza de salvación en la casa de David, su siervo…’ Es la visita de Dios a su pueblo. Lo volverá a recordar al final del cántico. ‘Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombras de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz’.


Aquí está la respuesta y la revelación del misterio de Dios.  ‘Ha visitado y redimido a su pueblo… nos visitará el sol que nace de lo alto’. Es lo que vamos a celebrar. Es lo que verdaderamente es la Navidad. Seamos conscientes de ello. Dios que nos visita. En medio de nuestras sombras, en medio de nuestros problemas, en medio de las angustias que vivimos, en medio de esas desesperanzas y cansancios con que vivimos la vida, viene Dios a nosotros, viene Dios a visitarnos. Es la maravilla.

No nos quedemos en lo externo, no nos quedemos en bonitas canciones que al final no nos dicen nada, no nos quedemos en músicas que nos adormecen, descubramos la luz que nos viene, descubramos al sol que nace de lo alto, descubramos a Dios que viene a hacerse presente en nuestra vida, en nuestro mundo, en mí, en tí, en cada corazón. Abramos las puertas a Dios, no nos distraigamos con cosas que no son tan necesarias, despertemos de costumbres y rutinas que al final nos desengañan. Para cuántos la navidad es dura porque está llena de nostalgias. No han descubierto el verdadero sentido de la navidad.

No nos vamos a extender, pero decíamos en las palabras del Cántico de Zacarías estaba también la respuesta a la pregunta que se hacía la gente. ‘A tí, niño – y se estaba refiriendo a su hijo Juan – te llamarán profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor a preparar sus caminos, anunciando a su pueblo la salvación, el perdón de sus pecados’. Ahora recordamos, pues, la misión del Bautista y lo que le veremos hacer en el desierto a la orilla del Jordán. Es lo que hemos venido escuchando y que a nosotros también nos hace el mismo anuncio de salvación, de perdón, de misericordia, de paz.

Es la forma en que hemos de entender la navidad y en que hemos de prestarnos para celebrarla. Es la visita de Dios, Emmanuel, Dios con nosotros, que nos trae la vida y la salvación.

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