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viernes, 31 de enero de 2025

Sembremos la semilla, sin cansarnos, sin abandonar, con esperanza, con buen ánimo, un día germinará y producirá hermosos frutos de un mundo mejor

 


Sembremos la semilla, sin cansarnos, sin abandonar, con esperanza, con buen ánimo, un día germinará y producirá hermosos frutos de un mundo mejor

Hebreos 10,32-39; Salmo 36; Marcos 4,26-34

Algo importante por lo que al menos tendríamos que comenzar es por sembrar la semilla; no podemos pretender recoger frutos si antes no hemos sembrado y cultivado. Es nuestra tarea y nuestra función en la vida; es cierto que nos sentimos tentados a la pasividad y que todo nos lo den hecho, algunas veces es la sensación que damos con algunas maneras de plantear la vida y plantear la sociedad; no sé si de alguna manera estaremos provocando una cierta pasividad cuando no somos capaces de poner nuestro esfuerzo personal sin que antes medien no sé cuantas oportunidades que hasta exigimos en formas de ayudas para poder emprender algo o desarrollar propias iniciativas. ¿Qué sociedad nos estaremos creando cuando no promovemos que surjan y se desarrollen esas iniciativas personales desde ese esfuerzo que cada uno hemos de poner? Por eso al final pretendemos que todo nos lo den hecho. Pudiera parece que me he alejado de lo que es el mensaje del día, pero también sobre todas estas cosas hemos de reflexionar, no estoy tan lejos.

Seamos capaces de sembrar semillas, aunque algunas veces podamos ser conscientes de que no todos los terrenos son igualmente propicios. Semilla sembrada siempre tiene la posibilidad de que de alguna manera algún día brote una flor, lo cual será señal de que luego podamos recoger un fruto. La semilla guardada en el granero no va a producir fruto; quizás haya semillas en nuestra vida que dejamos pudrir en el granero porque no las sacamos y sembramos en tierra dándole la posibilidad de dar un fruto. ¿Tendremos valores guardados y enterrados en nosotros mismos que no sacamos a flote y desarrollamos por los miedos que nos coartan y nos impiden actuar?

Jesús en el evangelio repetidamente nos compara el reino de Dios con una semilla; diversas parábolas nos hablan de ello. Y hoy nos habla de esa semilla sembrada en silencio y que aparentemente en silencio queda bajo tierra, y como nos dice Jesús sin que el agricultor sepa cómo un día aquella semilla germinó y llegar a producir fruto.

Esa semilla que vamos sembrando con nuestro testimonio, esa semilla sembrada con una palabra amable o un gesto generoso, esa semilla de la rectitud con que andamos por la vida y ese compromiso que tenemos con todo lo bueno, esa semilla que será nuestra presencia que parece que no dice nada pero que está manifestando la integridad de una fe, esa semilla del día a día que vivimos con responsabilidad y con sentido trascendente.

Serán semillas silenciosas quizás pero que dejan huella, que hacen que nos hagamos preguntas, que impulsan a mirar las cosas de manera distinta, que elevan la altura de miras de los demás para comprender que puede haber otras metas, que hay otros ideales, que hay una luz que ilumina caminos en las peores tormentas que nos podamos encontrar. Es lo que tenemos que ser los cristianos en medio del mundo. Como nos dirá Jesús en otros momentos y con otras imágenes, como la silenciosa levadura que desde dentro hace fermentar la masa. Así tenemos que ser, así tiene que ser nuestro testimonio, así tenemos que ser evangelio para los demás.

No buscaremos apoyos humanos, pero sí sabemos que con nosotros está el que dará fuerza y vigor para que la semilla pueda germinar. No nos sentiremos solos porque es el Espíritu del Señor el que está haciendo surgir todo eso bueno dentro de nosotros, está inspirando esos gestos y esas iniciativas, estará dándonos fuerzas cuando nos parezca que todo es adverso, pero tenemos la certeza de que podemos seguir, podemos dar ese testimonio, tenemos la esperanza de que la semilla un día germinará y dará fruto. Es la paciente espera del sembrador y del agricultor con la que nosotros esperamos que un día podamos ver un mundo nuevo, un mundo mejor. Sembremos la semilla, sin cansarnos, sin abandonar, con esperanza, con buen ánimo.

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