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jueves, 26 de marzo de 2020

Busquemos de verdad a Jesús, la vida que nos ofrece, esa plenitud que El quiere dar a nuestra existencia haciendo que el evangelio sea buena noticia para el hombre de hoy


Busquemos de verdad a Jesús, la vida que nos ofrece, esa plenitud que El quiere dar a nuestra existencia haciendo que el evangelio sea buena noticia para el hombre de hoy

Éxodo 32, 7-14; Sal 105; Juan 5, 31-47
‘Y no queréis venir a mi para tener vida’. Es como una queja de Jesús. Nos quejamos del amigo que no corresponde a nuestras señales de amistad; se quejan los padres de que sus hijos no tienen en cuenta aquello que le han enseñado con tanto esfuerzo y con tanto cariño; se quejan los educadores de la poca respuesta, de la poca receptividad de los niños o los jóvenes con los que trabajan; se quejan los que están al frente de responsabilidades o quizá se están gastando por los demás, por hacer una sociedad mejor y los rumbos y caminos de la sociedad no se terminan de enderezar.
Nos sentimos defraudados quizá en la Iglesia, quienes tienen responsabilidades en la misma o realizan y se comprometen con distintas acciones pastorales, que la gente va a lo suyo y que los esfuerzos no se ven correspondidos por la generalidad de la gente de la misma Iglesia.
¿Qué nos pasa en nuestra sociedad de hoy? ¿Qué nos pasa en este ámbito de la vida religiosa y de la Iglesia? ¿Qué nos pasa a los cristianos que seguimos viviendo a nuestro aire y no siempre tenemos en cuenta el evangelio? ¿Qué le pasa a la gente en general que pasa de la Iglesia, que pasa de la religión, que pasa incluso de Dios?
la sociedad cambiante que vivimos, la autonomía con que queremos vivir la vida, la cantidad de recursos y de cosas en las que podemos encontrar una satisfacción fácil y sin mayores esfuerzos ni compromisos nos va llenando de individualismo por una parte, nos va haciendo perder valores que pudieran ser sólidos fundamentos de la vida, nos va llenando de materialismo donde parece que las cosas y su posesión son ahora el verdadero ideal de la vida, nos van haciendo perder un sentido espiritual de la existencia y al final nos llenamos de confusión sin saber realmente lo que buscamos o lo que queremos.  ¿Por donde podemos caminar que encontremos seguridades en la vida, que nos den fortaleza interior y que nos puedan ayudar a encontrar el sentido de Dios?
Decimos que tenemos un mejor grado de cultura, tenemos un mundo de conocimientos a nuestro alcance como nunca quizá hemos tenido con todos los medios que están a nuestra mano, encontramos gente que también tiene mejores conocimientos de lo referente a la religión o a la Iglesia, aunque nos encontramos también quienes viven un permanente rechazo a todo lo que les suene a religión, a Dios, a la Iglesia. Y cuanto le cuesta al  hombre y mujer de hoy abrirse por ejemplo a la trascendencia, descubrir lo que son los verdaderos valores cristianos y caminar en búsqueda de ese sentido de Dios que en Jesús podríamos encontrar para nuestra vida.
No me hago esta reflexión con pesimismo, pero si tenemos que ser conscientes como en este ámbito nuestro mundo ha cambiado mucho y aunque nos encontramos manifestaciones religiosas en momentos determinados incluso rayanas en el fanatismo, sin embargo esa religiosidad no cala en lo hondo de la persona que le abra a un sentido nuevo, a un sentido verdaderamente cristiano de la vida y de las cosas. Quizás algunas veces nos preguntamos que hemos hecho mal los cristianos, que ha hecho mal la Iglesia para que el mensaje del evangelio sea olvidado o incluso repudiado por tantos en nuestro mundo.
Estas reflexiones que me hago es como sacar a flote muchos interrogantes que se pueden acumular en el corazón y que nos impulsen a una búsqueda de evangelio, a querer hacer que el evangelio sea en verdad esa buena noticia para nosotros hoy, también para nuestro mundo de hoy.
Comenzábamos nuestra reflexión con aquella queja de Jesús. ‘Y no queréis venir a mi para tener vida’. Busquemos de verdad a Jesús, busquemos esa vida que nos ofrece, busquemos esa plenitud que El quiere dar a nuestra existencia. Que este camino cuaresmal que estamos haciendo nos haga profundizar mas y más en el evangelio para que en verdad nuestra vida se vea renovada, para que así podamos poder también nuestro grano de arena para la renovación de nuestro mundo según los parámetros del evangelio.

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