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viernes, 21 de junio de 2024

Cuidemos de cuáles son los tesoros a los que tenemos que sacar brillo para hacer que florezca un mundo mejor y más humano porque lo llenemos de armonía y de paz

 


Cuidemos de cuáles son los tesoros a los que tenemos que sacar brillo para hacer que florezca un mundo mejor y más humano porque lo llenemos de armonía y de paz

2Reyes 11, 1-4.9-18. 20; Salmo 131; Mateo 6, 19-23

Cuando andamos muy preocupados por sacar el brillo a los metales preciosos que podamos poseer, no tendremos tiempo para encontrar lo que verdaderamente nos puede hacer felices, porque ni tenemos tiempo para mirarnos interiormente a nosotros mismos, ni sabremos disfrutar de la sonrisa de un niño ni el calor de una mirada agradecida de aquel a cuyo lado nos ponemos, ni el gozo que podamos sentir en el corazón por la satisfacción de lo que nos desprendemos para compartir con los demás.

Cuántas cosas efímeras nos entretienen en la vida que son como barreras que nos impiden acercarnos allí donde está la verdadera riqueza de la persona que es su corazón. Le damos más valor a una joya que solo es un adorno que ponemos por encima de nosotros y que fácilmente se nos puede caer y la perdemos, y no somos capaces de descubrir las joyas de un corazón lleno de valores de generosidad y de ternura que son los que verdaderamente hacen florecer la vida y el mundo. 

Hoy Jesús quiere ayudarnos a descubrir cuales son los verdaderos tesoros de nuestra vida. Vivimos obsesionados por lo que tenemos o podemos poseer, desde esa posesión de cosas materiales queremos garantizarnos la seguridad de un futuro que deseamos que sea mejor, y nos parece muchas veces que la petición más importante del padrenuestro es que se nos garantice ese pan de cada día.

Es cierto que tenemos unas necesidades materiales, porque queremos tener el alimento de cada día o el techo que nos cobije cada noche; es cierto que tenemos que realizar unos trabajos que nos den unos rendimientos para tener lo necesario para una vida digna y si es posible también cada día mejor. No podemos sin embargo dar la espalda a lo que son nuestras responsabilidades como persona y como miembros de una familia, y tampoco podemos olvidar que Dios ha puesto el mundo en nuestras manos y tenemos una responsabilidad en su desarrollo y en hacerlo cada día mejor. No actuaríamos con responsabilidad si no desarrollamos al máximo nuestras capacidades, nuestras cualidades y valores con nuestro trabajo de cada día, porque estamos contribuyendo también a la grandeza de ese mundo, repito, que Dios ha puesto en nuestras manos.

Pero como personas somos algo más. Todo no lo podemos reducir a un trabajo para obtener unas ganancias si al mismo tiempo no le damos, vamos a decirlo así, humanidad a la vida, a nuestras relaciones, a nuestro estar en el mundo, al mismo trabajo que hacemos. No somos unas máquinas para producir. Somos unas personas para vivir. Y vivir es el encuentro, y vivir es una conversación amable para compartir con los demás, y vivir es saborear el momento y también el descanso, y vivir es darle alegría a la vida, y vivir es mantener la paz en el corazón porque va a ser verdaderamente generadora de la buena convivencia y armonía que mantengamos con los demás.

Y es ahí donde vamos poniendo lo mejor de nosotros mismos para sentir las más hondas satisfacciones; y es ahí donde vamos haciendo florecer el mundo con el colorido y calor de la amistad y del amor; y es ahí donde iremos trabajando para lograr una autentica felicidad desde esa armonía que vamos poniendo, desde ese compartir donde mutuamente nos vamos enriqueciendo; y es ahí donde iremos construyendo un mundo mejor donde florecerán los mejores valores que nos harán felices a todos. Qué hermoso cuando contemplamos a tantas personas que se gastan por los demás sin preocuparse de sacar brillo a sus tesoros, porque han comprendido que el verdadero tesoro lo van a encontrar en el corazón cuando hacen más felices a los que están a su lado.

Pero para lograr eso no podemos estar muy entretenidos en sacar brillo a nuestros oropeles que llamamos equivocadamente tesoros; son otros los tesoros que tenemos que buscar y hacer brillar, saquemos lo mejor que llevamos dentro del corazón.

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