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sábado, 8 de noviembre de 2014

Seamos de fiar también en la administración de los bienes materiales para que aprendamos a descubrir lo que tiene valor de eternidad

Seamos de fiar también en la administración de los bienes materiales para que aprendamos a descubrir lo que tiene valor de eternidad

Filp. 4, 10-19; Sal. 111; Lc. 16, 0-15
‘El que es de fiar en lo menudo, también en lo importante es de fiar; el que no es honrado en lo menudo, tampoco en lo importante es honrado’. Esto que nos dice Jesús hoy en el evangelio es algo que hemos de tener bien en cuenta. Nos da la clave para muchas cosas.
Quien es o quiere ser responsable no se puede tomar las cosas a la ligera. En cada uno de los aspectos de la vida. Y en esa responsabilidad hemos de darle a cada cosa su valor. Hoy el evangelio está haciendo referencia al tema de los dineros o de las riquezas. Sobre todo después de la parábola que ayer escuchábamos del administrador que actuó, es cierto astutamente según sus intereses, pero de una forma injusta.
Con esta sentencia que Jesús nos ha dejado hoy nos está llamando la atención para que no obremos de una forma injusta, sino que seamos capaces de ser honrados de verdad en la administración de aquellos bienes que tenemos en nuestras manos, pero de manera también que no los convirtamos en dioses de nuestra vida.
Necesitamos, es cierto, de bienes materiales para la obtención de aquellas cosas que necesitamos para vivir de una forma digna, pero hemos de ser conscientes de que ni la dignidad y grandeza de las personas, ni la felicidad la podemos poner en la obtención de esos bienes o riquezas. Sería entonces cuando lo convertiríamos en dioses de nuestra vida, cuando viviríamos atados y esclavizados a la posesión de esas cosas. Es la avaricia, la codicia que nos tienta en ese deseo de obtener riquezas o medios materiales como si fuera lo importante para nuestra vida.
Hay tantos valores del espíritu, de la persona que tendríamos que saber cultivar y que nos darán más hondas satisfacciones. Cuando vivimos solo preocupados de la material tenemos el peligro de que al final nos quedemos totalmente insatisfechos, porque nos damos cuenta de que eso solo no nos satisface y nos quedamos como vacíos; pero es también que fácilmente las relaciones entre las personas tienen el peligro de deteriorarse porque aparecen las ambiciones materiales, la envidias y los egoísmos y terminamos haciéndonos la guerra los unos a los otros porque en nuestro orgullo siempre queremos aparecer como mejores aunque solo sea en las apariencias y vanidades de las riquezas o posesiones materiales. Miremos por donde anda nuestro mundo cuando nos dejamos llevar por esa codicia del dinero que terminamos maleando toda nuestra sociedad con la corrupción y la injusticia.
Hoy nos dirá Jesús que ‘ningún siervo puede servir a dos amos: porque o bien aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero’, termina sentenciando Jesús. Cuando convertimos lo material en un ídolo de nuestra vida viviremos siempre ansiosos de lo material porque nos parece que sin ello no llegaríamos a alcanzar la realización de nuestra vida.
Muchas más reflexiones podríamos hacernos en este sentido. Jesús es el que ha venido para liberarnos de todo lo que nos oprima y esclavice porque el quiere darnos la verdadera libertad. Nos hablará del tesoro que hemos de saber guardar en el cielo, como nos hablará del desprendimiento y desapego de esas cosas materiales con que hemos de vivir. Por eso llamará dichosos y poseedores del Reino a los que saben ser pobres y desprendidos de corazón. Pero Jesús nos está diciendo también a lo largo del evangelio cómo eso que tenemos no lo podemos mirar de forma egoísta como si fuera una posesión solo para mí, sino que he de sabes descubrir esa función social que pueden tener mis bienes, para ayudar también al bien de los demás. Por eso desde ese amor que es ley y norma de nuestra vida tenemos que aprender a partir y a compartir.
Hoy cosas y valores, entonces, que son más importantes y por los que merece la pena luchar y trabajar y que harán felices a todos, pero como nos dice hoy hemos de saber ser de fiar en esas cosas con menos importantes, en el vil dinero como dirá a continuación, porque entonces no sabríamos ser de fiar en las cosas que son verdaderamente importantes.

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