Preguntas
que nos hace Jesús hoy y preguntas que nos hacemos sobre el sentido que le
estamos dando a nuestra vida sin temor y con corazón abierto
Isaías 50, 5-9ª; Sal. 114; Santiago 2,
14-18; Marcos 8, 27-35
Todos nos hacemos preguntas, algunas
veces parece que nos vienen en cadena, otras surgen en un momento determinado
casi por sorpresa, o no las hace la vida misma; preguntas sobre nosotros
mismos, preguntas sobre aquellos que nos rodean, preguntas sobre esas personas
que nos parecen importantes para nosotros; preguntas cuyas respuestas pueden
tener sus consecuencias para nosotros, para lo que va a suceder y que quizás
nos cuesta asumir; preguntas que nos dan miedo o que nos sorprenden, preguntas
que pueden darle una vuelta a nuestra vida,
preguntas en fin sobre las que queremos encontrar una respuesta.
Hoy en el evangelio es Jesús el que
hace unas preguntas, que en principio podrían parece inocentes, porque era
recoger aparentemente las opiniones de los que les rodeaban; pero pregunta que
poco a poco va comprometiendo, porque hay que dar una respuesta personal, pero
respuestas que van a tener sus consecuencias, porque al final estará haciendo
que los que se hagan las preguntas de donde están son los propios discípulos, o
aquellos que quieren seguir a Jesús. Que todo puede ser al mismo tiempo un
itinerario que nosotros también hemos de recorrer.
Primero pregunta Jesús sobre lo que
piensa la gente del Hijo del Hombre; las respuestas son variadas según la
percepción que la gente va teniendo de lo que hace Jesús, por eso le ven como
un profeta, como un gran profeta como los grandes profetas antiguos, o como el
recientemente martirizado Juan Bautista, con lo que también esas respuestas
pueden tener algo de profecía.
Pero Jesús da un paso más, porque ahora
pide una respuesta personal de aquellos que en este momento le rodean, sus discípulos
más cercanos. Les impacta la pregunta ‘y vosotros, ‘¿quién decís que soy
yo?’ La respuesta no pueden ser generalizaciones sino que tiene algo más
personal y será Pedro el que se adelante a responder. ‘Tú eres el Mesías, el
Cristo’, el Hijo del Dios vivo. Otros evangelistas nos dejarán el comentario
que hizo Jesús a esta respuesta de Pedro, que no la da por si mismo sino porque
se lo ha revelado el Padre del cielo.
Pero Marcos, en el evangelio de hoy,
hace que en esa pregunta y en esa respuesta veamos todo lo que tienen que ser
sus consecuencias. El sentido del Mesías en Jesús es distinto. Por eso Jesús
irá sacando consecuencias que ahora irán haciendo que sean los discípulos los que
se interroguen por dentro y en cierto modo hagan una opción. ‘El Hijo del
hombre tiene que padecer mucho, ser reprobado por los ancianos, sumos
sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar a los tres días’. No era
esa la imagen que ellos tenían del Mesías a pesar de todo lo que Jesús les había
enseñado y anunciado.
Aquello les impacta y les deja
descolocados y como siempre será Pedro el que comience a hablar y actuar. Son
interrogantes en el interior que no nos pueden dejar paralizados. Eso no puede
suceder, eso no le puede pasar a Jesús con todo lo que la gente piensa de El y
le busca y quiere seguirle. Pedro trata de convencer a Jesús, que no sé si será
tratar de convencerse a si mismo de lo que Jesús les está planteando. Pero
Jesús le rechaza, le aparta de su lado ‘¡Quítate de en medio!’, poco
menos que le dice porque ‘eres una tentación para mí’.
Pero Jesús, ya dirigiéndose a todos,
¿dirigiéndose a nosotros quizás también?, nos vendrá a aclarar lo que va
significar la fe que tengamos en El. ‘Si alguno quiere venir en pos de mí,
que se niegue a sí mismo, tome su cruz y me siga. Porque, quien quiera salvar
su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mí y por el Evangelio la
salvará. Pues ¿de qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero y perder su
alma?’ No son solo palabras bonitas o aprendidas de memoria las que nos
definen la fe que tenemos en Jesús sino que tienen que ser unas actitudes
nuevas que hemos de tener en nuestro corazón.
¿Será así cómo nosotros queremos ser en
verdad discípulos de Jesús? ¿Hasta dónde llega nuestra fe en El? Porque quizás
estaremos muy entusiasmados cuando parece que son los buenos momentos, las
grandes aclamaciones y los momentos de fervor, cuando quizás nos metemos en
medio de una multitud entusiasta porque parece que todo es como una fiesta.
Cuando tenemos que ver la realidad que
hay a nuestro lado, cuando descubrimos el sufrimiento de tantos, o cuando nos
salen las cosas mal, cuando nos vemos envueltos en problemas que no parece que
tengan solución, enfermedades que nos hacen sufrir en nuestros seres queridos o
en nosotros mismos, cuando se nos hace difícil porque no todos nos entienden y
parece que nadamos a contracorriente, cuando tenemos que comenzar a
desprendernos de muchas cosas que llevamos demasiado apegadas en nuestra vida
porque nos damos cuenta de que están muy lejos de los valores del evangelio,
cuando tenemos que comenzar a compartir olvidándonos de nosotros porque vemos
que hay otra gente con mayor necesidad, cuando tenemos que aceptar incluso a
aquellos que no nos caen bien, ¿cómo reaccionamos? ¿Escuchamos y asumimos esas
palabras que nos ha dicho Jesús de negarnos, de perder la vida, de tomar y
cargar con nuestra cruz?
Preguntas, decíamos al principio, que
algunas al final podrían sernos molestas. Preguntas que nos hace Jesús hoy y
que nos hacen hacernos preguntas sobre el sentido que le estamos dando a
nuestra vida. ¿Tememos las preguntas que nos hace el evangelio cuando lo
escuchamos con corazón abierto?
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