Con
Jesús encontramos la verdadera vida, la luz que da sentido a nuestro camino, el
verdadero sentido de nuestra vida, la sabiduría que nos hará vivir en plenitud,
el pan de vida
Hechos 7, 51 — 8, 1ª; Salmo 30; Juan 6,
30-35
Aun empleando las mismas palabras
muchas veces no nos entendemos; pareciera que hablamos lenguajes distintos y de
alguna manera así es, porque le damos distinto significado a las palabras, hay
quien se queda con la literalidad material de lo que es la palabra pero no nos
damos cuenta que en ellas estamos expresando una imagen que nos lleva más allá;
según nuestros propios sentimientos o nuestros estados de ánimo, según lo que
estemos viviendo en el momento podemos hacernos distintas interpretaciones y
eso hará que no nos entendamos. El lenguaje, por otra parte, puede estar muy
lleno de imágenes en las que tenemos que saber leer el mensaje que realmente se
nos quiere dar.
Jesús empleaba un lenguaje muy lleno de
imágenes, muy propio de aquella cultura
oriental, pero empleaba también un lenguaje directo y claro, pero sin embargo
no siempre lo entendían quienes hacían una tergiversación de sus palabras.
Aquello que solemos decir que no hay peor sordo que el que no quiere oír le
sucedía a quienes escuchaban a Jesús. Y Jesús lo indicaba con aquello del que
tenga oídos que oiga lo que voy a decir.
Nos encontramos en estos días con unos
textos del evangelio de san Juan que están muy llenos de imágenes pero que
quieren expresarnos cosas muy importantes. Partimos de aquel pan que Jesús les
había dado allá en el descampado y Jesús les viene a decir que busquen el pan
venido del cielo que el Padre les dará. Aquella imagen les recuerda aquel maná
que comieron sus padres en el desierto, y decían que Moisés les había dado un
pan venido del cielo, pero Jesús les irá aclarando que es otro el Pan que han
de comer que les dará vida para siempre. Los que comieron el pan en el desierto
murieron, pero el Pan que ahora Jesús nos ofrece nos dará vida para siempre.
Aquí es cuando viene el juego de
palabras y las interpretaciones por una parte excesivamente literales que se
hacen de las palabras de Jesús y sus propias interpretaciones. Es aquí donde
tenemos que comenzar a comprender el mensaje que quiere Jesús trasmitirnos. Es
la escucha que hemos de hacer de sus palabras pero con esa apertura no solo de
la mente sino del corazón para comprender ese pan del cielo que Jesús nos
ofrece.
El pan es un alimento y si no nos
alimentamos morimos por inanición. Es lo que viene a significar Jesús para
nosotros, ese pan, ese alimento de vida que nos dará vida y vida para siempre.
¿Qué significa esa vida que nos da Jesús y que es para siempre? Con Jesús
encontramos la verdadera vida, con Jesús encontramos la luz que da sentido a
nuestro camino, con Jesús encontramos el verdadero sentido de nuestra vida, en
Jesús tenemos esa sabiduría que nos hará vivir en plenitud.
No es ya solo lo que nos puede entrar
por la boca y que llevamos a nuestro estomago para sacar de ese alimento los
nutrientes de nuestra vida. Es otro el nutriente, es otra la sabiduría, es otra
la vida que se nos dará en plenitud; solo en Jesús podemos encontrarla, solo
escuchando a Jesús, viviendo a Jesús es como podemos tener esa vida para
siempre. Es de lo que nos va hablando el evangelio en estos días y nos dará para
hermosas reflexiones que nos seguiremos haciendo.
Los judíos de Cafarnaún aunque aun no
terminaban de entender claramente las palabras de Jesús, vislumbran que algo
hay distinto en lo que Jesús les dice, en ese pan que Jesús les ofrece y le
piden que les dé siempre de ese pan. Como la mujer samaritana que le pedía a
Jesús el agua que calmaría para siempre su sed, aunque ella solo estaba
pensando en el agua que tenia que venir todos los días a sacar del pozo de
Jacob.
Pidamos esa agua viva, pidamos ese pan
que nos alimenta para siempre. Aunque nos cueste entender queramos escuchar
estas palabras de Jesús que son Palabras de vida eterna, como terminará
confesando Pedro.
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